Al cabo de la notable
victoria granate en Rosario, superando por 3 a 0 a Newell’s ante un
estadio colmado por 40.000 hinchas locales que llegaron motivados por
el presente futbolístico de su equipo y que se retiraron
sorprendidos por la amplitud con que Lanús lo superó,
cuesta mucho no caer en la exageración y extralimitarse con el
uso de adjetivos a la hora de calificar la actuación del
equipo de Guillermo Barros Schelloto, que se suma a lo exhibido en el
debut en la Fortaleza ante Colón, también victoria
holgada por 4 a 0. Limitémonos por ahora a señalar los
datos estadísticos: Disputado el 10% del Torneo Final, Lanús
jugó dos y ganó ambos, convirtiendo siete goles sin
recibir conquista alguna, ante dos equipos de los pocos que tienen
atributos como para pensar en la cima de tabla, cuando la mayoría,
incluso los más grandes, vive mirando de reojo la zona de los
que luchan contra el promedio del descenso, si es que directamente no
están metidos en ella hasta el cuello. A los dos
rojinegros, Lanús los pasó por encima en base a solidez
defensiva, recuperación en la zona de medios, entrega
ingeniosa y precisa del balón y variantes de ataque, atributos
netamente de juego, sumado a ese algo más que solo tienen
aquellos equipos cuyos integrantes confían plenamente en su
entrenador y se apoyan en lo colectivo para potenciar el aporte
individual de cada uno.
Desde 1939 que Lanús no tenía un arranque tan arrollador. |
Si seguimos hilando
fino, el propio Marchesín, que hasta no hace mucho tiempo, y
cuando aún estaba en formación, era discutido por
fervorosos admiradores de Caranta, un arquero que claramente ya no
estaba en su mejor momento, y también podemos incluir en la
secuencia a Guido Pizarro, a quien se le reclamaba más
entrega, mayor actitud y mejor definición, por lo que muchos
simpatizantes granates pedían banco para él. Al
igual que Marchesín, con mucho menos trabajo pero muy certero
cuando le tocó actuar, fueron muy importantes en este
arranque, lo mismo que Mario Regueiro, que parece haber superado el
bajón que por diferentes circunstancias sufrió en el
final del Inicial, lo que debilitó todo el sistema ofensivo,
recuperó su mejor nivel y volvió a ser desequilibrante
en ambos partidos. En el mismo sentido podemos decir que tanto Araujo
como Vizcarrondo, Goltz y Pereyra parecen transitar el mejor momento
de sus respectivas carreras, y que Víctor Ayala, una verdadera
revelación en su llegada, hoy se ha consolidado como un factor
fundamental para el armado del equipo, con un aporte es muy destacado
tanto en la recuperación como en la zona de definición.
Y si queremos ser optimistas podemos agregar que las incorporaciones
todavía no han tenido tiempo de demostrar su calidad, ya que
Chávez prácticamente no jugó y el aporte de
Blanco no fue descollante, y que los pibes del club tienen por
delante un equipo que se lee de memoria, y por eso tienen que seguir
esperando su chance.
Sin querer uno
adentrarse en terreno de fantasías, sin dejarse llevar por la
intuición de lo que puede llegar a suceder con el correr de
los partidos, podemos decir que hasta hoy lo que el resto exhibió
fue muy poco, incluyendo a River, que también ganó los
dos que jugó, fueron triunfos muy ajustados y por la mínima
ventaja, ante equipos que no están para grandes cosas, como
Belgrano y Estudiantes. Lo de Boca, Racing, San Lorenzo,
Independiente y todos los demás fue muy pobre e irregular.
Incluso Vélez, el último campeón -que le ganó
ajustadamente a Argentinos y perdió en su cancha con el equipo
de Gallego- el equipo de Gareca no está en su mejor momento y
el Granate lo recibirá el próximo sábado en La
Fortaleza, en un choque entre las dos instituciones más
solventes y ordenadas, una especie de nuevo clásico que puede
entregar conclusiones más precisas sobre lo que puede
esperarse de este sorprendente Lanús de Guillermo Barros
Schelloto, al que tímidamente muchos empiezan a señalar
como el mejor equipo del fútbol argentino.
Marcelo Calvente
@marcelocalvente
Foto: Prensa Club Atlético Lanús.
Foto: Prensa Club Atlético Lanús.
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