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domingo, 31 de agosto de 2014

Vuelven los Albañiles

Lanús entrenó ésta mañana y Guillermo definió el equipo para recibir mañana a Olimpo. Regresan Acosta y Silva por Melano y Benitez. Ademas Braghieri con una contractura se queda afuera y lo reemplazará Monteseirin.

Acosta y Silva ausentes en Liniers serán titulares mañana.
El plantel Granate busca recuperare luego de la derrota en Liniers y hoy realizó el último ensayo previo al choque de mañana a las 17 horas frente a Olimpo en Arias y Guidi (dirige el debutante Ariel Penel).
Como se preveía vuelven a estar entre los titulares Acosta y Silva en lugar de Melano y Benitez de flojo rendimiento ante Vélez; la otra variante será en defensa ya que Braghieri (ni concentra) fue probado pero se retiró antes de tiempo de la práctica por una contractura y entonces Monteseirin estará desde el arranque.
En definitiva los 11  serán: Marchesin; Araujo, Gustavo Gomez, Monteseirin y Velázquez; Diego Gonzalez, Somoza y Ayala; Romero, Silva y Acosta. Además concentraron: Ibañez, Pinto, Pasquini, Gallardo, Valdez Chamorro, Benitez, Melano y Astina. Afuera Ortiz que se recupera de una molestia en el isquiotibial izquierdo y Bella que si bien ya regresó de México para resolver trámites con su ex club no fue convocado.

Cobo irá por el suspendido Blanco.
EL RIVAL. El Aurinegro de Bahía Blanca viene de perder 2 a 1 ante San Lorenzo como local y Walter Perazzo tendrá una baja ya que Jonathan Blanco (autor de los 3 goles de Olimpo en el torneo, todos de penal) fue expulsado y en su lugar estará Juan Manuel Cobo. El equipo confirmado irá con: Champagne; Sills, Furios, Moiraghi y Villanueva; Cuero, Cobo, Gil y Vega; Olivares y Borja. Además viajan: Viola, Parnisari, Achucarro, Martínez, Mansilla, Gaona Lugo, Vidal y Vuletich. 

El partido de Reserva entre Lanús y Olimpo se jugará mañana a las 11 horas en la cancha número 2 del Poliportivo de Arias y Guidi.

viernes, 29 de agosto de 2014

Uno nunca sabe


Si ver un buen partido de fútbol es apasionante, seguir a un equipo lo es infinitamente más aún. No perderte partido alguno, prestar atención a la información que ronda en torno a tu once, ver la evolución -o la involución- de cada uno de esos envidiados muchachos que tienen la suerte de poder defender tus colores en el campo de juego, eso es el fútbol. Así como vieron brillar al reciente campeón de la Sudamericana, los hinchas granates se impacientan porque su equipo no logra la recuperación de aquel nivel. Por la 4ª fecha del Torneo de Primera División, Lanús perdió en Liniers un partido imposible, en el momento preciso en que tenía todo para ganarlo. Fue a los 83 minutos de juego, cuando Vélez ya poco inquietaba y su defensa no hacía pie, el fondo granate descuidó a Pratto, y la figura de la cancha, sin marca y con demasiado espacio, tiró una pared con Caraglio y venció a Marchesín. Una vez en desventaja, Lanús lo fue a buscar con todo y le generó tres situaciones de gol. Tarde piaste. Dos ganados de local, dos perdidos de visitante, todos por un gol de diferencia, un camino irregular inesperado.

Después de haber vencido a Estudiantes con una actuación aceptable, con Acosta como figura, Guillermo decide mandar al banco justamente al Laucha, el as de espadas de Lanús, después de haber sido reemplazado a cinco minutos del final ante el Pincha y retirarse despedido por una ovación. En la práctica de fútbol del martes previo al choque con Vélez, el técnico granate saca a Silva y Acosta, y en su lugar practicaron con el resto de los titulares Junior Benítez y Melano, dos que hasta hoy no habían tenido buenas actuaciones, que vienen jugando pocos minutos y sin continuidad. Al día siguiente no da el equipo, pero los reemplazantes afirman que van a jugar. “Tal vez el mellizo apueste a ceder espacios y contragolpear con juego largo, y por eso saca a Silva y pasa a Romero al centro del ataque,  tal vez imagine un partido cerrado que se definirá en el segundo tiempo y por eso guarda a Acosta, para tenerlo en los minutos claves sin exponerlo a la hora de la lucha y la pierna fuerte en la etapa inicial…” Algo así dijo un periodista amigo que suponía que podía pasar. Y en parte eso pasó.

Vélez y Lanús tardaron 10 minutos en estudiarse y en dirimir la pelea del medio. El Grana, en efecto, replegó sus líneas y el partido se empezó a jugar en su campo. Pero el local no conseguía inquietar a Marchesín. Aunque Nanni no lo acompañaba, Pratto empezaba a mostrar su buen momento, participando de la creación de juego en tres cuartos con mucho acierto, aprovechándose de la pobre marcación del trío Somoza, Gómez y Braghieri, sociedad de marca más que limitada. Lanús lo aguantaba sin sufrir demasiado pero era impreciso a la hora de devolver el ataque. Melano bajaba a colaborar por la derecha, y por la izquierda Velázquez la pedía para atacar con todo un campo para recorrer sin marca, pero el medio no podía armar juego.  Varias veces se apeló al pase largo, buscando las espaldas del fondo Vélez, que en esa faceta respondió correctamente. Lo mejor de Lanús fue en los últimos quince, donde en algunos pasajes se paró en campo y rival y recuperó el balón en tres cuartos. Y ahí sí le creó algo de peligro, siempre en los pies de Romero. Y como Junior no dio pie con bola, el complemento pintaba ser el tiempo de Lautaro Acosta.

En el reinicio del juego, en el marco de paridad general y escasez ofensiva de ambos, Lanús se insinuó un poco mejor. En Vélez entró Caraglio por Nanni y todo siguió en el marco de la Pratto-dependencia. En Lanús entró Silva por Melano, y tampoco el Pelado se destacó, se lo vio impreciso y fastidioso. Junior seguía bartoleando, y en la única que le salió, Lanús lo tuvo en la cabeza de Melano. A partir de los 30, los dos equipos empezaron a mostrar cansancio. En Vélez el desgaste fue muy elocuente, en la visita se pareció demasiado a la decepción y al fastidio. Recién a los 38’ entró Acosta por Silvio Romero, y en seguida llegó la apertura para el rival. Uno nunca sabe, pero está cansado de escuchar que la cosa entre el plantel y el cuerpo técnico no está del todo bien. De una u otra manera, ya sea porque Guillermo tuvo una idea genial y dijo “Eureka”, o por razones que no tienen explicación desde lo futbolístico, el técnico de Lanús prefirió poner a Junior y a Melano antes que a Silva y Acosta, y aunque Melano apenas aportó su énfasis en la recuperación y Junior se cansó de perder pelotas, los ingresos de Silva  y sobre todo del Laucha demoraron más de lo debido. Y como la idea del técnico no funcionó, y para colmo Lanús cayó sobre el final, da toda la sensación que lo perdió él.

Uno nunca sabe si creer o reventar, pero está más que seguro de que en el fútbol estas cosas suelen pasar, sobre todo en estos tiempos, en los que la pelota la tiene el jugador, y por eso se queda con la mayor parte del negocio, que además es cada vez más grande. Dicen los que saben que algunos jugadores experimentados están cansados del rigor del profe Valdecantos, algo que también de acuerdo a lo dicho por futbolistas que tuvo en otros equipos, siempre le suele pasar  Y uno está seguro que en estos casos depende de la inteligencia de todos. Inteligencia de parte de los jugadores para mantener bajo el perfil público, cosa que viene siendo así, inteligencia también del cuerpo técnico para no jugar con fuego cerca de la garrafa, e inteligencia de la conducción del club para evaluar correctamente la gravedad de la supuesta situación conflictiva y, en lo posible, mediar. Ojala que no sea así, pero si así fuera, en Lanús se impone volver a apuntar la mira a los dos objetivos que aún quedan por delante y seguir trabajando para reconstruir ese temple de equipo campeón que supo tener hace menos de un año, en el que el espíritu de conjunto sobresalía por encima de todas las cosas y la vida sonreía.

Marcelo Calvente

miércoles, 27 de agosto de 2014

Sorpresa adelante

Lanús entrenó ésta mañana de cara al partido de mañana ante Velez y Guillermo sorprendió poniendo entre los titulares a Melano y Junior Benitez y dejando afuera a Silva y Acosta.
Guillermo le daría la chance como titular a Melano y Benitez.
Tras las idas y vueltas de ayer y la confirmación que mañana 19.15 horas Lanús enfrentará a Vélez en Liniers con arbitraje de Federico Beligoy el plantel se entrenó hoy en el estadio y hubo un trabajo táctico de pelota parada donde entre los 11 titulares no estaban Acosta y Silva. Sus reemplazantes fueron Melano y Benitez pasando Romero a jugar de 9. El resto del equipo fue el mismo que arrancó ante Estudiantes, es decir que para visitar mañana a El Fortin los mellizos pondrían a: Marchesin; Araujo, Gustavo Gomez, Braghieri y Velázquez; Diego Gonzalez, Somoza y Ayala; Melano, Romero y Benitez. Además concentraron Ibañez, Monteseirin, Pasquini, Gallardo (mediocampista central), Valdez Chamorro, Acosta, Silva y Astina.

Se quedaron afuera Jorge Ortiz que se recupera de una molestia en el isquiotibial izquierdo e Ivan Bella que se va a México a resolver unos trámites con su ex club el Jaguares.

EL RIVAL. Por el lado de Vélez, que ganó los tres partidos que jugó y viene de golear 4 a 0 a Independiente en Avellaneda, el Turu Flores no podra contar con Jorge Correa suspendido (venia jugando por el articulo 225) y esta en duda Facundo Cardozo con una molestia en el isquiotibial derecho. Si no llega Cardozo ingresaría Perez Acuña como lateral derecho y Cubero pasaría como marcador central. El lugar de Correa sería ocupado por Lucas Romero o Yamil Asad. 
El probable equipo para mañana sería con: Sebastián Sosa; Matías Pérez Acuña o Facundo Cardozo, Fabián Cubero, Sebastián Domínguez y Emiliano Papa; Leonardo Rolón, Leandro Desábato, Lucas Romero o Yamil Asad y Ariel Cabral;  Lucas Pratto y Roberto Nanni. Ademas concentran Alan Aguerre, Lautaro Giannetti, Leandro Vera, Brian Ferreira, Ramiro Cáseres y Milton Caraglio, 
 

lunes, 25 de agosto de 2014

El deber ser


Lanús volvió a la victoria, y fue con justicia, aunque tuvo la suerte que tantas veces le faltó. Venció merecidamente a Estudiantes por 2 a 1, un rival que últimamente se le había tornado difícil de superar. Lejos estuvo el equipo de Guillermo de sus mejores brillos, es lógico, todavía está en etapa de recuperación de la línea futbolística perdida, y aún no se han logrado insertar en el funcionamiento colectivo los recién llegados. No obstante, con algunas buenas actuaciones individuales y el esfuerzo por superarse del resto, le alcanzó para ser más que Estudiantes. La otra materia aprobada tiene que ver con lo temperamental: el equipo rival, con la anuencia de Pitana, apeló a la agresión lisa y llana, y Lanús, sin dejarse llevar por delante, tampoco se dejó sacar ventaja numérica en los empujones de rigor. Uno no tiene conocimiento de que Pitana sea hincha del Pincha, por eso debería explicar porqué no aplicó la ley en las tres oportunidades en que un jugador de Estudiantes agredió directamente a uno de Lanús. El reglamento es claro al respecto: Cuando un puntapié no busca la pelota sino la humanidad del rival se pena con expulsión directa. Yo que Pitana declaro que de chiquito fui hincha de Estudiantes…

La victoria granate se sostuvo en las buenas actuaciones de Araujo, Somoza, Acosta y el  paraguayo Ayala -autor de los dos goles- más el esfuerzo y la entrega de todos los demás, con Silva a la cabeza. Y también gracias a la fortuna, que le caramboleó los dos remates del volante granate. En el primero, un tiro libre directo desde la izquierda, con el área poblada, el consabido pique en la cara del arquero, algo habitual de los remates del guaraní,  que en este caso no tenía destino de gol sin la pifia bestial de Auzqui en el primer palo que sorprendió a un Silva falto de reacción. Fue a los 18’ de un trámite muy luchado en el que ninguno creó peligro real, con una leve superioridad de Lanús. A esa altura del partido, el Pulpito y Velázquez entregaban la pelota con claridad y el Laucha Acosta era imparable por la izquierda. “Es el Messi de Lanús” dijo uno en la platea, y otro le respondió “cuando juega todos los partidos, sí”. Los dos dicen la verdad, por eso es una gran noticia que el Laucha se haya exhibido de tan buena forma durante los 86 minutos que estuvo en cancha, hasta que fue reemplazado por Bella y recibió la ovación de la tarde. A Silva le está costando un poco más recuperar su nivel, también es lógico; no hay centrodelantero que luzca bien cuando su equipo juega mal. El fundamental aporte defensivo del Pelado nunca falta, su esfuerzo no se puede cuestionar, volverá a ser peligroso cuando el equipo tenga mayor precisión. Con el Grana en ventaja todo siguió igual: hasta el final de la etapa, el terreno donde se jugó el partido fue el de la lucha.

Lanús no jugó bien, pero ganó merecidamente 2 a 1
Repitiendo una vez más la secuencia de casi siempre, Lanús dejó la precisión en el vestuario y salió dormido a disputar el complemento. Con el Pulpito ausente, Somoza empezó a correr de un lado a otro, y el Pincha a encontrar espacios a sus espaldas. Sin dejar de cometer los mismos errores de siempre, la dupla central se mostró algo más firme y con mayor confianza. Gustavo Gómez se va adaptando mejor a sus compañeros, aunque la pelota se la sigue entregando siempre a sus rivales. En medio de una aproximación tibia de la visita, a los10’ del segundo tiempo, llega el tiro libre de Correa, y el barro le corrió la alfombra a Marchesín cuando quiso volver de su paso al medio del arco. Sin el imponderable del terreno, era pelota de Agustín. Con el barro apareció también la pierna fuerte de la visita. Román Martínez  ya se había salvado durante el primer tiempo de una segunda amarilla que Pitana ignoró. Leonardo Jara y sobre todo Jonathan Schunke, que golpeó desde atrás a Marchesín cuando el arquero ya tenía el balón en su poder, también debieron irse expulsados. Pese a que Pitana administró los fallos a expensas de su corazón pincharrata, el local pudo reaccionar. Primero lo tuvo Silva en el segundo palo, luego de una llegada al fondo de Araujo, a esa altura una de las figuras de la cancha, y a los 23, terminando una combinación por izquierda, Ayala volvió a probar de lejos, y mala fortuna de Jara, que puso el cuerpo para volver a descolocar totalmente a su arquero, fue la suerte de Lanús, que se sacó la sal de encima y se volvió a poner en ventaja.
  
El tramo final del partido fue Titanes en el Ring, y aunque el pitazo de cierre llegó con más angustia de lo aconsejable, fue victoria merecida de Lanús ante un rival que tiene material como para pelear arriba. Un Lanús que sigue en deuda respecto del juego de equipo pero que respondió muy bien en cuanto a la voluntad de cada uno de sus futbolistas, que con el correr de los partidos -y si la suerte sigue ayudando- debe consolidarse, y volver a ser lo que debe ser: uno de los candidatos a ganar el campeonato   La próxima parada es ante el único participante que ganó los tres que jugó, el siempre difícil Vélez en su reducto de Liniers, y será todo un desafío.                 

Marcelo Calvente

martes, 19 de agosto de 2014

Tres tiempos


Después del debut del miércoles pasado, con victoria ajustada en La Fortaleza ante el débil Belgrano de Córdoba por uno a cero, Lanús viajó a Rafaela para enfrentar al local   por la segunda fecha del último torneo de veinte competidores del fútbol argentino, y como casi siempre ocurre últimamente, volvió a perder en la perla del oeste santafesino ante otro flojo rival, un equipo indudablemente inferior en cuanto al poderío individual que lo venció por dos goles a uno, manteniendo todos los interrogantes de un semestre que no arrancó de la mejor manera para el equipo de Guillermo Barros Schelloto, uno de los planteles más cotizados del continente, que en pocas semanas más empezará a defender su título de campeón de la Copa Sudamericana.

Hubo un primer tiempo para el olvido, en el que Lanús volvió a desnudar todas sus flaquezas defensivas, las mismas que viene exhibiendo desde que comenzó la competencia del semestre y que según parece, le va a costar más de lo esperado superar. Un primer tiempo en el que la dupla central que reemplaza a los transferidos Goltz e Izquierdoz -cada vez más añorados por sus parciales- volvió a cometer todos los errores conocidos: dudas a la hora de sincronizar los movimientos colectivos, dudas a la hora de cubrir los espacios dejados por los laterales, dudas al tomar la marca de manera individual, dudas con la pelota en los pies, dudas y mas dudas de todo tipo. Un primer tiempo donde se eligió jugar de la forma que más le conviene al rival, al ataque  vertical, en una cancha de dimensiones reducidas donde el que ataca encuentra facilidades para sumar gente a la gestión ofensiva y el que defiende encuentra un aliado fundamental en esa reducción de los espacios en campo propio, para responder y llegar a posición de gol con tres zancadas, lo que logró a los 30 minutos de juego en el primer ataque a fondo. Un primer tiempo de terror en el que Lanús se retiró en desventaja, repitiendo la secuencia de siempre: dominio inicial que se empieza a resquebrajar ante cada contra rival, retroceso y consabido alargamiento que hace difícil la tarea ofensiva, imposible el equilibrio del medio, e incomprensible el accionar defensivo individual, con errores que no son propios de jugadores de su categoría, corriendo de atrás a los delanteros locales con el mismo desorden que viene mostrando desde el arranque de la quíntuple competencia del semestre, errores groseros que le costaron quedar al margen de tres de esos cinco objetivos.

El desaliento de los jugadores granates en Rafaela
Hubo un segundo tiempo para la esperanza, en el que después de un pésimo arranque donde el rigor
defensivo naufragó absolutamente y el local aumentó su ventaja a dos goles, Lanús se convirtió en absoluto dominador, desbordando a Rafaela por izquierda y por derecha, por arriba y por abajo, con fortuna y sin ella, visitando el área de Conde a voluntad y generando un número incontable de situaciones de gol de las que sólo una pudo concretar. Lo logró recién a los 16 minutos por intermedio de Romero, antes y después de esa conquista desperdició todo lo que generó en la etapa, que fue mucho y de manera muy variada. Un segundo tiempo en el que después de aumentar su ventaja el local literalmente desapareció, tal vez intentando jugar con la desesperación granate, tal vez algo relajado por la facilidad con que pudo vencer a Marchesín cada vez que tuvo la chance, un segundo tiempo en el que el local apenas oponía resistencia en el área de Conde, y entregaba el resto del campo para que Lanús maneje el balón a su antojo, ejerciendo un dominio que por momentos pareció implacable, pero que pese a las incontables situaciones de gol que dispuso terminó siendo estéril, sellando una derrota por demás  inmerecida.

Y hubo un tercer tiempo donde cada uno dijo lo que pensaba de esta nueva derrota. Lo dijo el entrenador visitante, mostrando su disgusto por lo hecho en la etapa inicial y su alivio por el juego desplegado en el segundo tiempo, no sin preocupación por el indudable bajón de su equipo, que supo brillar, y que ahora no luce de la mejor manera. Un tercer tiempo donde cada simpatizante granate dejó su parecer, en el que el inconformista puso el grito en el cielo por lo mal que se jugó, por lo mal que se marcó, por lo mal que se definió cada situación propicia, donde todo lo bueno que mostró Lanús fue culpa del técnico y de los futbolistas locales y su absurdo planteo luego del segundo gol. Un tercer tiempo en el que a partir de ese gol, el equilibrado pudo destacar la reacción, el carácter y la entrega de los futbolistas  granates para intentar torcer el destino de un partido en el que, una vez más, el árbitro le negó la sanción de dos claros penales, y en el que la fortuna, como viene pasando demasiado seguido, no ayudó ni un poquito. Un tercer tiempo en el que el optimista pudo expresar su satisfacción por el dominio abrumador de Lanús en la mayor parte del complemento, borrando de la cancha a su rival de tan clara manera como pocas veces se ha visto en una liga tan pareja, generando tantas situaciones de gol que, como los amigos de Atahualpa, no se pueden contar; una levantada que invita a pensar que lo peor ya paso y que lo mejor está por venir. El tercer tiempo de un partido tan extraño e infrecuente en el que muchos no sabemos que fue lo que pasó, ni cómo pasó, y mucho menos de que manera explicarlo.

Marcelo Calvente

jueves, 14 de agosto de 2014

Cosas del fútbol


Moderadamente alegre por la victoria obtenida por 1 a 0 ante Belgrano de Córdoba en La Fortaleza en el debut por el torneo local, algo preocupado por el bajo nivel exhibido una vez más por el equipo, el hincha de Lanús prende el televisor para ver la final de la Copa Libertadores, esa que estuvo a un paso de lograr. La miran en Brasil con la misma resignación con que vieron la catástrofe de su selección en la Copa del Mundo. Se preguntan cómo puede ser que ninguno de sus equipos, con presupuestos varias veces más abultados, haya llegado a esa final. La miran en México, también en el resto de América. El presidente de la Brigestone, principal auspiciante del fútbol latinoamericano a nivel clubes, a la vez presidente del Bolívar, eliminado en semifinal de manera clara y contundente por San Lorenzo, la mira desde Miami, y con una sonrisa canchera hace números pensando en la próxima edición. En la cancha, dirimen la Libertadores 2014 Nacional de Paraguay, un equipo sin historia ni hinchas, y San Lorenzo, el único grande de la Argentina que hasta hoy no ha podido ganar esta tradicional competencia.

El hincha de Lanús está preocupado. Sabe que el bajón futbolístico del equipo continúa pese a la ajustada victoria, y sospecha que la tarea de recuperación del nivel será ardua y dificultosa. En el monitor dan la promoción de la próxima Copa Sudamericana, y en las imágenes ve los festejos tan recientes pintados de granate y blanco, y recuerda que muy pronto Lanús va a defender el título, ingresando en octavos de final por su condición de último campeón. El hincha de Lanús sonríe. Y enseguida vuelve a preocuparse por que el equipo sigue cometiendo los mismos errores, tanto en lo técnico individual como en lo táctico colectivo. En la TV pasan las mejores acciones de la victoria ante Belgrano; el golazo de Romero, la aceptable tarea de Valdez Chamorro, la lenta pero firme vuelta del Laucha Acosta -el hincha cruza los dedos- y la buena tarea de Pasquini. Y también pasan el penal que no pudo convertir el Pelado Silva, y revive el sufrimiento de los desaciertos defensivos, las malas entregas y las pérdidas de marca de Gustavo Gómez,  la desesperación y los errores de cálculo de Braghieri, que no parece el mismo.

Hinchas de San Lorenzo celebran la obtención de la Copa 
Hace apenas dos años San Lorenzo se salvaba del descenso. Poco antes había renunciado Carlos Abdo dejando tierra arrasada: el club debía 500 millones de pesos, tal vez 600, y alguna deuda más que aparecía por sorpresa cada día. Entonces llegó Tinelli y nadie se animó a cuestionar su liderazgo, mucho menos su mal paso anterior por la entidad. De las deudas nada más se supo, el club volvió a funcionar y el equipo empezó a ganar en la cancha. Nadie se atreve a preguntar demasiado, y tal vez eso sea lo mejor para poder disfrutar sin culpas de este momento. Nadie puede poner en duda que la gestión de Tinelli consiguió el máximo logro de la historia del club. San Lorenzo llega a la definición como gran candidato. Siete días atrás había empatado en Asunción en el partido de ida, un resultado fortuito logrado por los locales en tiempo de descuento, después de un cotejo que San Lorenzo debió ganar por varios goles de diferencia. “Es realmente notable la superioridad de San Lorenzo sobre su rival. La diferencia de categoría de un equipo sobre el otro es enorme…” decía  por enésima vez Fernando Niembro, instantes previos al empate logrado por Julio Santa Cruz en el descuento, resultado que cambiaba el panorama previo de la final que se disputó ayer. Ahora Nacional podía salir a esperar, y jugar el juego que mejor juega y que más le gusta.

En Lanús es la hora del entrenador. Guillermo tiene la misión de recuperar el equipo que supo tener, ese que de no mediar el zapatazo maldito del  Bolívar en La Fortaleza, bien podría haber estado en el lugar de San Lorenzo, su hipotético rival en semifinales, equipo al que había goleado en el Gasómetro por 4 a 1 el 12 de abril, hace apenas cuatro meses, por el Torneo Final 2014. La última victoria de San Lorenzo sobre Lanús fue hace más de seis años, por la 8ª fecha del Torneo Clausura 2008 en el Nuevo Gasómetro. Desde entonces disputaron doce partidos, con tres igualdades, y los ocho restantes fueron victorias Granates, varias de ellas por marcador abultado. Pero no pudo ser. Lanús cayó en Bolivia y comenzó  su crisis, con alejamientos de dos futbolistas de relevancia que aún no pudo suplir como esperaba, mientras San Lorenzo fue creciendo como equipo  hasta ser justo finalista.

El Chino Silvio Romero acaba de conquistar su gol
El once de Bauza salió nervioso, el marco y la responsabilidad por una consagración  que  se descontaba casi se lo comen. Advertido, Nacional tomó la iniciativa y lo metió contra su arco. Dispuso de varias situaciones claras de gol que dilapidó, y de la manera más inexplicable, el defensor paraguayo Ramón Coronel le dio la solución al local, al impedir un centro al área con un bloqueo del voley, con semejante manotazo no hay forma de demostrar que no tuvo intención,  algo que de ninguna manera puede haber tenido, al fin y al cabo lo único que debe tener en cuenta el árbitro al momento de  sancionar. San Lorenzo lo tiene a Ortigoza, que como siempre lo cambió por gol, y  defendiéndose con fervor y con mucha fortuna -porque Nacional siguió errando goles- fue un justo campeón. Fernando Niembro, sin ponerse colorado, destacó que “el equipo visitante fue claramente superior, bien pudo haber resultado el vencedor”. Lo cierto e indiscutible es que en apenas dos años, Marcelo Tinelli llevó a San Lorenzo de la promoción a Marruecos, a la Copa Mundial de Clubes Campeones, a disputarse en diciembre próximo junto a los mejores de cada continente, entre ellos el Real Madrid.

Al fin y al cabo, en algún lujoso living de Buenos Aires, rodeado de brillo y pleitesía, Tinelli brinda con champagne y se pregunta “¿y ahora, qué?”. En tanto en un hotel cinco estrellas de la misma ciudad, el pobre Coronel no puede conciliar el sueño y piensa “¿cómo pudo sucederme a mí?”. Y en El Vaticano, en la sede de la institución que más daño le hizo a la humanidad, el Papa argentino que tiene por difícil misión hacer olvidar esos dos milenios al servicio de la explotación y la desigualdad entre los hombres, vive su hora de gloria, y palpita una próxima y multitudinaria visita al país. El Santo Padre fantasea con bendecir la Copa en el círculo central de un estadio del Bajo Flores repleto, mientras la barra de San Lorenzo, con sus bombos y sus vientos, se anima con los compases del Ave María, todo transmitido en exclusiva por Showmatch. Y sí, son las cosas del fútbol.    

Marcelo Calvente

       

jueves, 7 de agosto de 2014

Lo de siempre

La verdad es que nadie lo esperaba. Después de cien años de humildad, la mayoría de ellos luchando por la permanencia y una buena parte buscando el ascenso, jamás tan arriba en plano local e internacional, Lanús empezaba a disputar el semestre más ambicioso de su historia, con cinco competencias. En pocas semanas se han desperdiciado tres de esas cinco chances, con el agravante de que en dos de ellas se estuvo a un paso de la coronación. Ayer, ante el campeón japonés, Lanús se encaminaba a la definición por penales hasta que a minutos del final, Braghieri se tiró a los pies demasiado sensini, y el árbitro coreano se pasó de codesal. Chau estrella. La otra oportunidad fue la vuelta ante el Mineiro, una herida abierta al corazón del hincha granate, que se rompió la garganta con el gol del Laucha a los 94 minutos de juego decretando el 3 a 2 ante el último campeón de la Copa Libertadores de América en su propia casa, una de las máximas victorias logradas en Brasil por equipo argentino alguno en instancias finales. Una fecha histórica: 23 de julio de 2014. Fue hace apenas 15 días.  

Cuando no, un fallo perjudicial para Lanús en el exterior  
En los primeros minutos del día siguiente llegó la decepción: en el alargue para definir la serie, con todo a favor, Lanús se hizo dos goles en contra y la Recopa Sudamericana  se la quedó el Mineiro. En el medio llegó la derrota ante Colón en Sarandí, tratando de regular energías, el Grana volvió a defeccionar frente a un equipo de inferior categoría en la Copa Argentina. Tachame la doble. Con la derrota en Japón quedan solo dos competencias y no son precisamente las más sencillas: El torneo local, del que debe ser animador por naturaleza, porque así viene siendo, y la Copa Sudamericana, donde defenderá el título de último campeón. Después de tres títulos perdidos lo mejor está por comenzar. El tema es que aún no es el equipo que debe ser, y la duda es si logrará serlo el próximo miércoles frente a Belgrano en La Fortaleza ante un público que asistirá lleno de interrogantes.

Lanús fue muy superior al Kashiwa nipón hasta los 15 de juego, como casi siempre, y como casi siempre se empezó a estirar por lo mismo de siempre. No vale la pena repetir la secuencia que lo produce. Las dudas defensivas desmoronan al equipo. Ya no están Goltz e Izquierdoz, y sus reemplazantes aún no han dado el salto de calidad  para alcanzar el nivel de aquellos. Es sabido; Lanús vendió por casi siete millones de dólares y compró por mucho menos de la mitad, y así es como tiene que ser. El muy joven Gustavo Gómez se ha ganado la oportunidad de jugar en el más reciente campeón de América, y de él dependerá estar a la altura. Braghieri supo de mejores actuaciones, también es su responsabilidad volver a su mejor expresión. No es por falta de grandeza que Lanús no puede retener a sus figuras, también es sabido: es la diferente realidad económica respecto de otras ligas del continente. Los futbolistas argentinos mejor pagos ganan la cuarta parte de sus pares brasileños, mexicanos y de varios países más. Ni hablar si el destino es Europa. El entrenador granate sabía de antemano cuales eran las dificultades, y no se puede negar que está tratando de solucionarlo. Con ese límite presupuestario ha elegido a estos dos jugadores, y es lógico que trate de darle todas las oportunidades posibles. Al menos hasta ahora así sucedió.

Guillermo sacó un delantero y sumó un volante, y no se puede decir que Ortiz no haya estado a la altura; más bien todo lo contrario: fue uno de los mejores. Con ese cometido cambió el esquema con el que logró la consagración. Seguramente debe saber que en tanto los del fondo retrocedan, los volantes y laterales están condenados a un trajín sin respiro, y los delanteros a la soledad, de espaldas al arco contrario, esperando el envío lejano y a dividir. En las imágenes de los goles recibidos por Marchesín se repite inalterable una secuencia: la pelota viene de izquierda a derecha, hasta que se produce el mano a mano. ¿Quién está marcando mal? ¿A quién debería reemplazar, si es que el entrenador  piensa en alguna variante? Dat is de cuestion.

Un brasileño y un paraguayo, achinados en Japón
Lo concreto es que la cosa viene mal, el arranque no es el esperado. Y como esto es fútbol, y así es el fútbol argentino, la hinchada granate se debate entre la preocupación y la calentura, pasando por la sorpresa, la indignación y la pena más inmensa. De la gran imagen dejada en Brasil a la palidez expresada en Sarandí y en Japón, tres frustraciones irreversibles, y la desesperación de siempre: Otra vez afuera el Pulpito, otra vez los jugadores granates al borde del escándalo. En este punto, un llamado de atención: Lanús paga contratos de primer nivel, los players deben estar a la altura de sus responsabilidades. Para ganar, es indispensable terminar con once. Para el debut por la Copa Sudamericana no estarán ni el Laucha ni el Pulpito, dos bajas demasiado sensibles y difíciles de reemplazar para este corto plantel. Nunca más

Después del periplo por Belo Horizonte, Sarandí y Japón, el próximo miércoles Lanús vuelve al escenario de sus mejores actuaciones. Más allá de los últimos rendimientos y los pobres resultados obtenidos, más allá de injusticias, infortunios y lamentos, para afrontar este mal momento lo más sensato es olvidar el dolor de un arranque no deseado y renovar el aliento. Así ha sido siempre.


Marcelo Calvente