José Luís Lodico, figura y capitán del
Lanús campeón de Primera B de 1976, luego del diferendo con José María Silvero
que ya explicamos, durante el Torneo Metropolitano de Primera de 1977 sólo
estuvo presente en 8 encuentros. Durante el resto de ese año no volvió a jugar.
Con la apertura del libro de pases varios clubes se interesaron por sus
servicios, pero fue Banfield el que le acercó la oferta más concreta. Tan
tentadora fue la proposición que ese paso de un año por El Taladro le permitió
al futbolista comprar su primera casa. “Con la tristeza de no poder concretar
el sueño de jugar en Primera con Lanús, esa fue la única vez en mi carrera que
opté por anteponer lo económico: los dirigentes de Banfield me compraron la
casa que yo elegí, y no tengo dudas de que esa decisión me cambió la vida.
Teníamos un equipo muy desequilibrado, le ganamos de visitante a Boca, que fue subcampeón
de Quilmes, a San Lorenzo, a Independiente y a Estudiantes pero perdimos muchos
puntos con los rivales directos. All Boys, Chacarita y Platense zafaron en las
últimas fechas y nos fuimos nosotros y Estudiantes de Caseros”.
En Banfield jugaban Osvaldo Cerqueiro, Miguel Ángel Corvo, Miguel González, Horacio Santillán, Oscar Moris, Oscar Telli, Sergio Gigli, Claudio Jara, José Lo Gatto. Ese equipo se topó con el mismo obstáculo que un año antes mandó al descenso a Lanús: Platense. En la penúltima fecha ambos se enfrentaron en cancha de Atlanta, donde el Marrón, que había sido desalojado de su estadio de Manuela Pedraza y Cramer, hacía las veces de local. Platense lo ganaba 2 a 1, y como Banfield debía quedar libre en la última jornada, con ese resultado quedaba muy comprometido. En el minuto final, el Taladro tuvo la chance de empatar desde los doce pasos. El habitual ejecutante, Miguel Ángel Corvo, había sido reemplazado, por lo que el “Loco” Cerqueiro tomó la responsabilidad y falló. Si Cerqueiro convertía ese penal, Banfield se quedaba en primera. Lo más extraño pasó siete días después, cuando el Calamar venció en San Martín a Chacarita, que ya había zafado, en un partido que condenó al Albiverde y que dejó un mar de dudas.
En Banfield jugaban Osvaldo Cerqueiro, Miguel Ángel Corvo, Miguel González, Horacio Santillán, Oscar Moris, Oscar Telli, Sergio Gigli, Claudio Jara, José Lo Gatto. Ese equipo se topó con el mismo obstáculo que un año antes mandó al descenso a Lanús: Platense. En la penúltima fecha ambos se enfrentaron en cancha de Atlanta, donde el Marrón, que había sido desalojado de su estadio de Manuela Pedraza y Cramer, hacía las veces de local. Platense lo ganaba 2 a 1, y como Banfield debía quedar libre en la última jornada, con ese resultado quedaba muy comprometido. En el minuto final, el Taladro tuvo la chance de empatar desde los doce pasos. El habitual ejecutante, Miguel Ángel Corvo, había sido reemplazado, por lo que el “Loco” Cerqueiro tomó la responsabilidad y falló. Si Cerqueiro convertía ese penal, Banfield se quedaba en primera. Lo más extraño pasó siete días después, cuando el Calamar venció en San Martín a Chacarita, que ya había zafado, en un partido que condenó al Albiverde y que dejó un mar de dudas.
José Luis Lodico hoy, director técnico de infantiles del club Lanús |
Una noche de mediados de septiembre de ese año, cuando faltaban doce fechas para el cierre del campeonato y Lanús había quedado bastante alejado de la punta, José Luis Lodico recibió en su casa la visita de dos personas con un maletín repleto de dinero. No le pedían que vaya para atrás, simplemente que al día siguiente acuse una lesión en la práctica, y debido a la misma el sábado se ausente al encuentro que el Grana debía disputar ante Central Córdoba, que por esa fecha peleaba mano a mano el ascenso a la "B" contra el Deportivo Morón. Con eso se conformaban, sabían que aquel Lanús, sin Lodico, no tenía timón. Indignado, ante la mirada inquisitoria de su esposa Ana María, Pino los despidió sin titubear antes de que terminen de hacerle la propuesta. Estos dos señores, un representante y un muy conocido ex jugador de Independiente, se retiraron tan sorprendidos que no lo podían creer, a punto tal que saludaron con un apretón de manos respetuoso para el jugador, que en los ojos de sus visitantes vio el asombro de quienes acaban de entrevistar a un extraterrestre. Tan sorprendidos se fueron que al día siguiente lo llamaron al presidente de Lanús para contarle la secuencia, expresar su opinión acerca de la clase de persona que era Pino Lodico y felicitarlo por contar con este jugador en el plantel Granate. Por entonces, Lanús era poco más que un club de barrio y pronto corrió la voz. Esa tarde, antes del inicio del partido, en el sector del público local no se hablaba de otra cosa.
La cuestión es que en la primera pelota
que recibe, Lodico gira para arrancar desde el fondo y el balón se le adelanta,
tanto que le queda justa a Cabrera, el cinco de Central Córdoba, que desde
fuera del área le pegó de primera y la clavó en un ángulo de Poliserpi. ¡Para
que! Varios hinchas que habían escuchado la historia previa empezaron a
gritarle vendido, sospechando que todo había sido una maniobra para ocultar que
en verdad había aceptado la oferta maliciosa. Lodico se desesperó, pensaba
"¡no puedo tener tanta mala suerte, rechacé la guita sin dudar cuando no
tengo para darle de comer a mis hijos y me gritan vendido…!". Sabía que ni
ser la figura servía, sólo hacer un gol lo salvaba del oprobio, y el gol, está
claro, nunca había sido lo suyo. Pero a veces la taba cae del lado de los
buenos: antes del final del primer tiempo, en un córner, Pino va en busca del
gol salvador, mete un remate de volea que el arquero rosarino alcanza a
desviar, Nigretti la empuja en la línea y consigue el empate que salvó el honor
del capitán. En el complemento Lanús lo dio vuelta con gol de Crespín.
Finalmente, ascendió Morón, que con Peidró, Stagliano, Colombatti, Milano y
Atilio Romagnoli, había sido el mejor, sumando 64 puntos. Segundo fue Central
Córdoba con 59 y Lanús ocupó el tercer lugar con 50. El año 1981 sería el del
título y el ascenso para el Grana. Cracks hubo en todos los tiempos, personas
como José Luis Lodico, no siempre. Más bien casi nunca.
Marcelo Calvente
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