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lunes, 26 de mayo de 2014

¡Alerta, futboleros!


Como pasa cada cuatro años de la mano del inicio de una nueva Copa Mundial, los más destacados filósofos y pensadores de nuestro medio suelen clarificar acerca de las raras pasiones que la máxima competencia deportiva a nivel selecciones suele despertar en los pueblos, sentimientos de inocultable nacionalismo que salen a la cancha con la Selección, que los colores patrios y los himnos exacerban, y que se miran por TV desde todos los rincones del mundo. La máxima fiesta del fútbol mundial una vez más está por comenzar y siempre vale la pena volver sobre los acontecimientos del pasado.   

1930: Uruguay se consagra campeón ante Argentina
Resulta curiosa la suerte de la Selección Argentina en la historia los mundiales. Las primeras tres décadas de fútbol profesional, cuando todavía no eran muchas las naciones que lo practicaban, devino en la Copa Mundial de 1930, en la que se evidenciaron dos supremacías: La del Río de la Plata sobre el resto del mundo, y la de Uruguay sobre Argentina de entonces. En adelante sería al revés, pero Argentina no podrá demostrarlo hasta entrados los años 80, de la mano de Diego Maradona, entregando la actuación individual más destacada de la historia de los mundiales y, confirmando en tierra azteca en 1986 lo anunciado en la propia en 1978, cuando se consagró campeón en un torneo de marco tenebroso que le quitó reconocimiento internacional.

Nos remontamos al Mundial del 30, el primero que se disputó, y del que sólo participaron 12 naciones invitadas, más el anfitrión Uruguay, vencedor de la final entre rioplatenses. Para el Mundial de 1934 fueron 34 los países que se postularon, y se debieron disputar eliminatorias para determinar los 16 participantes. El fútbol empezaba a ser pasión de multitudes, y Benito Mussolini fue el primer mandatario que se sirvió de él. Argentina envió un equipo amateur, ya que la FIFA aún reconocía a la Liga Amateur y no a la flamante AFA. Italia, que derrotó en la final a Checoslovaquia, fue un justo campeón que celebró con el saludo fascista. Los aprontes de guerra sobrevolarían más amenazadores aún el Mundial de 1938. Ante la sorpresiva designación de Francia como sede -contradiciendo lo anteriormente convenido de alternar entre Europa y América- ArgentinaUruguay, ColombiaMéxico, Estados Unidos, Costa RicaEl Salvador, y la Guayana Holandesa  rehusaron participar. Brasil, con la intención de organizar el Mundial de 1942, no se asoció al boicot e Italia volvió a ser campeón. El Duce esta vez fue más terminante: “Vencer o morir”, decía el telegrama que recibió el plantel italiano previo a la final con Hungría, la revelación del torneo. Por suerte para ellos, vencieron los italianos y volvieron a ser campeones

La segunda guerra mundial postergaría la competencia durante toda la década del 40, en la que según dicen, el mejor fútbol se jugó en la Argentina. Brasil cobraría su deuda recién en 1950. Los interminables conflictos entre los jugadores y los clubes argentinos derivaron en un éxodo de figuras al fútbol colombiano, cuyos clubes no pagaron por los pases a sus pares de la Argentina. La maniobra contó con la aprobación de la Confederación Sudamericana de Fútbol y de la FIFA, y fue el motivo principal de la ausencia criolla en el Mundial de Brasil, sumado a la traición brasileña de Francia 38. Uruguay concurrió e hizo justicia. “Los de afuera son de palo”, dicen que le dijo el experimentado capitán charrúa Obdulio Varela a sus compañeros,  señalando a los 200.000 espectadores que colmaban el Maracaná. Con enorme temple, Uruguay terminaría venciendo por 2 a 1, provocando la tristeza mais grande do mundo hasta la fecha.

Diego se consagra como el mejor del mundo en México 86
Argentina volvió a la competencia con escasa suerte. Fracasó rotundamente en Suecia en el 58, y tampoco pudo pasar de la primera ronda en Chile 62. Era la hora de ponerse a trabajar en serio. Un papel decoroso en Londres 66, la inesperada eliminación para México 70 a manos de Perú en la Bombonera y un nuevo fracaso argentino del Mundial de Alemania 74, precedieron a la conquista de 1978, y luego de un paso en falso en España 82, la enorme consagración del equipo de Bilardo en México 86. Lo demás es historia más reciente y conocida: La de la enorme supremacía de Brasil de los últimos veinte años. Luego de la epopeya del Mundial 90, con Argentina llegando a los tumbos a la final que perdió con Alemania por un penal inventado, ni el equipo de Basile en EEUU 94, ni Passarella en Francia 98, ni Bielsa en Corea-Japón 2002, ni Pekerman en Alemania  2006 y mucho menos con Maradona como DT en Sudáfrica 2010, la Selección Argentina no pudo volver a meterse entre los semifinalistas. No obstante, cada cuatro años se renueva la ilusión. Con un equipo repleto de grandes delanteros, y con Lionel Messi consagrado de antemano como mejor futbolista del planeta, el elenco nacional se dispone a probar suerte en Brasil, donde el fantasma del Maracanazo se agiganta a medida que se acerca el inicio del torneo.

Una vez más, el pueblo argentino se dispone a vivir el Mundial, y como siempre, a emocionarse con la ejecución del himno antes de cada partido. El certero e imaginativo Martín Caparrós acaba de escribir: “Un himno siempre es algo más o menos turbio: un canto a la pelea, a la diferencia con el otro -el extranjero-, un modo de crear esa tristeza que llamamos nacionalidad. Además, suele ser anacrónico: escritos en momentos en que los países intentaban formarse, peleaban por hacerse, los himnos insisten en poner las cosas en términos de patria o muerte, aux armes citoyens, o juremos con gloria morir –que ya no son, en general, por suerte, los términos en que se juegan esas cuestiones”. Inobjetable mirada que apunta y pega en cuanto a la incidencia del fútbol en lo social, lo cultural y también en lo que respecta a la situación política de cada una de las naciones intervinientes, las que de una u otra manera pondrán la pausa patriótica mientras dure la competencia. Alerta, futboleros: El tipo que nunca pateó una redonda, la señora de los ruleros, la hermana de un amigo que está bastante buena, y todos los demás, de celeste y blanco hasta los calzones, no van a hacer otra cosa que hablar de fútbol en los próximos días.


Marcelo Calvente

lunes, 19 de mayo de 2014

Tiempo de revancha


El Torneo Final 2014 ya es historia, Lanús y Newell’s empataron 1 a 1 y el Grana no logró el cupo internacional en disputa. En un vibrante partido fue muy superior a su rival, se puso en ventaja a los 25’ por intermedio de Ayala de media distancia, y dispuso de varias ocasiones para aumentar, con Junior Benítez como figura relevante, el muy buen trabajo del paraguayo y un Pulpito González brillante en su función de pasador. Una vez más, el Grana dominó, y el rival encontró un gol que no mereció. Como viene sucediendo últimamente fue a buscar la victoria con gran decisión, y en el tramo final y con un hombre menos, generó situaciones claras de gol que no pudo concretar, y una vez más se fue aplaudido pero con las manos vacías. Tuvo tres objetivos, y en los tres fracasó. No obstante, en Lanús todo es alegría. La competencia volverá después del mundial, y hay tiempo suficiente como para corregir lo que no salió bien, para desprenderse de quien no suma y para contratar a quien haga falta traer, siempre manteniendo la base del equipo titular. Aunque muchos no lo sepan, así son las cosas en los clubes serios y ordenados

Astina frente a Christian Díaz. Lanús no pudo con Newell's
Por primera vez en mucho tiempo el plantel granate va a descansar. Lo hará luego de haber redondeado un ciclo espectacular, campeón de la Sudamericana 2013, gran animador del Torneo Inicial de ese mismo año, del Final del presente y de la Copa Libertadores de la que acaba de despedirse en cuartos de final. Descansará conciente de que tuvo un muy buen semestre, pero que no logró el nivel exhibido en el que lo antecedió. Conocemos de sobra los motivos, y los podemos englobar en cuatro grandes grupos: Desgaste, ausencias, otros, y no sabe no contesta. Durante el ciclo 2013/14 que termina, Lanús aprendió muchas cosas, por ejemplo a enfrentar rivales poderosos y lejanos. Aprendió a jugar en la altura más alta; aprendió que los árbitros y asistentes internacionales pueden ser mucho más peligrosos que los argentinos. Aprendió también que en la serie de dos, cuando se tiene un gol a favor -sea de visitante o de local- no se va a buscar otro gol a la desesperada, arriesgando esa ventaja a una contra letal. Y también aprendió que un remate de cuarenta metros, ejecutado con comodidad, puede resultar inatajable incluso para uno de los mejores arqueros del continente. Como el remate maldito de William Ferreira, la pesadilla recurrente que obliga a volver una y otra vez sobre él.


Es difícil no volver a pensar que el poderoso Bolívar, con un equipo indudablemente inferior, hace apenas cuatro días eliminó a Lanús sin generarle una sola situación de gol hasta el tramo final del complemento, en La Paz, cuando el granate echó el resto con un hombre menos. Es imposible no creer que ese gol fuera de libreto de Ferreira tuvo la culpa, y no volver a sentir escalofrió al recordar su maligno y traumático  remate. Si Lanús cerraba el partido ganando uno a cero en La Fortaleza,  jugando con calma y orden en Bolivia, y sobre todo corriendo menos y mejor, no hay forma de imaginar de qué manera podría haber vulnerado el local la valla de Marchesín. Es más sencillo verlo desde el futuro y considerar que sobredimensionó la dificultad de la altura. Pero luego de aquel arranque fulminante en La Fortaleza, cuando el Bolívar perdía inocentemente las marcas y no podía parar los ataques granates ¿Cómo no intentar estirar la diferencia para ir con más margen a La Paz? Todo es experiencia. Es difícil que la secuencia se repita mientras Guillermo siga siendo el técnico de Lanús, al menos de la forma en que se hizo en el tramo final de aquel partido de ida. Esas cosas no se le pasan.

Durante la Copa Libertadores,  Lanús sufrió las expulsiones de Marchesín, Santiago Silva y el Cali Izquierdoz, la más inexplicable e inoportuna. En la noche de ayer, otra vez en el  momento menos propicio y de manera insensata se quedó con uno menos cuando debía buscar el gol. El Pulpito González debería replantearse el personaje de caudillo malevo que viene interpretando. Lo suyo es el juego. Siempre hace falta aportar presencia, pero por ahora no tiene la chapa de Heinze, ni de Cubero ni de Verón, que manejan los arbitrajes a su parecer. Seguramente la experiencia impedirá que se repita en el futuro. El plantel granate, uno imagina, de sobra aprendió que para ganar hay que terminar con once.   

Se inicia un largo receso mundialista, tiempo suficiente para que el cuerpo técnico y la conducción evalúen minuciosamente la gran campaña realizada y pongan manos a la obra para superar cada dificultad y para corregir cada falencia individual y colectiva que pudiere haber perjudicado el andar del equipo. Se vienen muchas competencias y demasiados viajes, y hay puestos que no están cubiertos, ni en calidad ni en cantidad. Seguramente habrá algunas ventas. Marchesín, Paolo Goltz, Izquierdoz, González, Ayala y Junior son valores que pueden interesar en los principales mercados, sería muy bueno que las ventas de un par de ellos se concreten cuanto antes, con tiempo para buscar los mejores reemplazantes posibles. Jugadores como Araujo, Velázquez, Somoza, Ortiz, Lautaro Acosta y el Pelado Silva, si es que siguen en los planes del entrenador, tendrán una de sus últimas oportunidades de ganar buen dinero y lograr títulos importantes, y si tienen la motivación necesaria como para afrontar el desafío, serán una vez más la columna vertebral del futuro equipo de Guillermo. Por ahora, es tiempo de tratar de meterse de lleno en el Mundial. Otra no queda.

Marcelo Calvente

    

sábado, 17 de mayo de 2014

Los verdaderos dueños


Con un hombre menos desde los 13’ del complemento, atacando con valentía y defendiendo con la enorme figura de Agustín Marchesín casi sólo contra todos, Lanús fue por la victoria en la altura de La Paz, y un par de veces a punto estuvo de lograr el gol que lo metía entre los mejores cuatro. Ni el cansancio acumulado, ni la tonta expulsión de Izquierdoz, y ni siquiera la contra del Bolívar que terminó en la red a los 42’ del complemento le puso fin a su conmovedora búsqueda. Seguía estando a un gol, que ahora lo llevaba a los penales, y lo intentó con bravura hasta el pitazo final. La enorme fiesta desatada en las tribunas por el público local al concluir el partido dimensiona los méritos del perdedor, que dejó el campo derrotado y despertó del sueño de lograr el doblete en el plano internacional del ciclo 2013/2014. Sin dejar dudas acerca de su vigencia, Lanús confirmó que es uno de los mejores equipos de América y  muy pronto, cuando tenga que defender su título de Campeón de la Sudamericana, tendrá otra vez la chance de ir por más.

Bolívar está haciendo historia. Con Evo Morales como hincha más caracterizado en la cancha, y con uno de los tipos más ricos del mundo como presidente del club, un plantel colectiva e individualmente inferior -aunque con mayor resto físico- dejó en el camino a Lanús y se metió en semifinales de la Libertadores. La diferencia la marcó en La Fortaleza en el partido de ida, en tiempo de descuento, con ese zapatazo fuera de contexto de William Ferreira que selló la igualdad en uno, y que obligaba a Lanús a marcar un gol en el alto Hernando Siles. El Grana fue superior en ambos encuentros. Bolívar no lo atacó con peligro hasta el tramo final de la revancha, con el equipo de Guillermo jugado en ataque y con uno menos. La eliminación de ninguna manera puede considerarse un fracaso. De la forma en que se fueron dando las cosas, la hazaña en un escenario hostil por naturaleza, donde un equipo argentino no gana desde hace 32 años, finalmente no pudo ser.

Aunque el empate en cero lo eliminaba y necesitaba un gol, la visita salió a la cancha con cautela, con un delantero menos y un volante de marca más, esquema al que su entrenador no suele recurrir muy seguido. Y pese a las dificultades de jugar en el techo geográfico del fútbol mundial, Lanús fue algo mejor en la primera mitad. Como había sucedido en el llano bonaerense, Bolívar no inquietó a Marchesín. A los 9 minutos del complemento, Guillermo Barros Schelotto decidió ir a fondo y puso a Ismael Blanco en lugar de Ortíz. Pero apenas cuatro minutos después el Cali Izquierdoz cometió su peor torpeza y se fue expulsado: Fue antes de la ejecución de un corner a favor, cuando golpeó con el puño a un rival en uno de los habituales forcejeos que el árbitro no vio, y que pocas veces los jueces de línea se atreven a señalar.

Marcelo Claure, el presidente rico del Bolívar
Así como la pésima actuación de la terna arbitral peruana durante el partido de ida resultó llamativamente perjudicial, también en la revancha sorprendió el celo con que el juez de línea ecuatoriano, ubicado a una considerable distancia, señaló el golpe del Cali -que las cámaras demostraron insistentemente que existió- aunque nada sabemos del accionar adversario que lo motivó. Descontando que ni uno ni otros colegiados extranjeros sean hinchas del Bolívar y a falta de motivos para sospechar de la honorabilidad de las personas, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que no suelen concurrir a las copas mundiales los árbitros que con sus fallos se atreven a perjudicar los intereses de las grandes firmas internacionales que eligen comunicar sus productos o servicios por medio del fútbol, como lo es la Brightstar Corporation, de la que el mediático titular del Bolívar, el multimillonario Marcelo Claure, es el principal accionista. Es bueno saber, pensando en el futuro, que también en el plano continental el arbitraje es permeable a tales circunstancias.


La enorme experiencia acumulada durante el exitoso ciclo que concluye esta semana se sumará al potencial deportivo del Club Atlético Lanús, instalado definitivamente en la elite americana, de cara a la competencia que se inicia después del Mundial de Brasil. La segura venta de algunos de sus más cotizados jugadores multiplicará sus recursos y le dará la tranquilidad financiera como para reforzarse con valores del nivel requerido. Como no persigue fines de lucro y su poder es institucional, su futuro no depende del capricho de un bolsillo particular. Paga puntualmente las remuneraciones más altas de la Argentina, y forma y también promueve muy buenos valores, varios de ellos de exportación. Por eso el pesar por la derrota, que existe y se palpa en toda la ciudad, será superado por el reconocimiento que el equipo recibirá mañana ante Newell`s de parte de los socios granates, los verdaderos dueños de esta pasión centenaria y este presente glorioso, algo impensado no mucho tiempo atrás. 

Marcelo Calvente

lunes, 12 de mayo de 2014

ay Juancito


Lanús cayó en la Boca por 3 a 1, y con esa derrota se despidió definitivamente del Torneo Final 2014, y además se complicó seriamente sus chances de clasificación a la próxima Libertadores  2015. Por delante tiene una final para seguir vivo en la actual edición de esa importante competencia, para meterse en cuartos de final, quedar a dos rivales llegar a Marruecos y ser uno de los siete que jugarán en diciembre a la Copa Mundial de Clubes, el máximo objetivo que un club de fútbol puede alcanzar. Para seguir soñando con eso Lanús deberá superar al sorprendente Bolívar en la altura de La Paz, nada menos. De la derrota ante Boca no hay mucho que decir, nada nuevo. Lanús no jugó bien y poco interesa lo de Juan Vázquez. Lo interesante es lo de Riquelme,
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Los equipos cambian de campo al terminar el entretiempo, es sabido. Pero los jueces de línea, no. Y el público tampoco. El trabajo de juez de línea es muy singular: Observar la última línea del equipo que defiende, verificar ante cada toque de balón si un adversario la traspuso. Para eso es necesario prestar atención y señalar las infracciones correctamente. Quienes estuvimos cerca de la posición de Juan Vázquez y prestamos atención, estamos asombrados ante tanta evidencia. Lo primero que señaló es una posición de adelanto de Santiago Silva que claramente no existió, una jugada con destino de gol para Lanús. Y lo segundo, otra igual al mismo jugador, también habilitado. Y seguramente varios hemos sospechado algo raro, como que cada fallo lo tenía decidido de antemano. Durante todo el primer tiempo repitió su accionar en todas las oportunidades que tuvo para hacerlo, y quedó claro que a Lanús le iba a resultar muy difícil convertir un gol en ese arco. El problema es que en el segundo tiempo, en el mismo lugar, Juan hizo todo lo contrario y habilitó a Cigliotti, que estaba un indiscutible metro adelantado, para que convierta el primer gol de Boca, cosa que ocurrió también en la jugada previa al tercero, y en todas las otras jugadas en las que hubo offside y Boca no pudo sacar partido. Por eso, seguro que somos varios los que estamos capacitados para denunciar a Juan Vázquez. Confesá, Juan: ¿De chico fuiste hincha de Boca?

Juan Manuel Vázquez, juez de línea, en acción. Juancito...
Guillermo Barros Schelotto viene señalando casi desde el comienzo del torneo esta situación. Parece que a Lanús siempre le asignan árbitros y líneas que de chicos fueros hinchas del rival de turno. ¿Cuanto hace que no le sancionan un penal a favor?  37 partidos. Va de nuevo: Señores del Colegio de Árbitros, han pasado 37 partidos desde la última vez que le sancionaron un penal a favor a Lanús por los torneos de AFA. Seguro que contra Newell's sancionan alguno. Digo, para que no llegue a los 38, dos torneos completos, me imagino... Es que es muy raro, siendo justamente que se trata de uno de los mejores y más ofensivos equipos del planeta, el 4º en el último ranking mundial emitido por la FIFA. Y más significativo aún -y además extenso- sería enumerar la cantidad de goles lícitos a favor anulados e ilícitos en contra que le sancionaron en ese lapso. Pero ninguno fue tan explícito como Juancito. Me pregunto cómo hará para explicar cada uno de sus fallos de anoche cuando su superior lo indague mañana mismo, según es de imaginar. Juancho, vas a tener que confesar.  Uno imagina que no vas a dirigir más, Juan, tus fallos de anoche desbordan elocuencia. Se nota a la legua que de chiquito fuiste hincha de Boca. Guillermo también se avivó. En esta nota no deja dudas: http://www.diariodelgrana.com.ar/noticia-completa.php?nota=2019

Repasando los resúmenes se advierte que el “periodismo especializado” que padecen los espectadores argentinos fue señalando a medida que ocurrieron casi todas las macanas que se mandó Juan Vázquez. Pero no pasó de ahí, como si fuera cosa de todos los días que un juez de línea resuelva el resultado de un partido de manera tan determinante. A nadie le importó demasiado analizar que de no haber sido por Juan, Lanús podría haber ganado, ni que de haber sido así seguiría prendido en la pelea por el título y además estaría casi adentro de la próxima Copa Libertadores. Los grandes analistas futbolísticos de los medios nacionales fueron afirmando, “Sí, Silva estaba habilitado. Sí, Gigliotti estaba adelantado. Sí, sí...”. Y listo, viva la pepa. De Juancito, nada. La noticia de la jornada pasaba por otro lado.

La noticia era exponer lo tanto que apoyan los hinchas de Boca que concurren a la cancha llueva o truene, gane o pierda su equipo, a Juan Román Riquelme, cuyo contrato vence el mes que viene. Y la verdad es que lo adoran, hay que reconocerlo. Las cámaras siguieron permanentemente cada gesto del ídolo, mostraron las muchísimas banderas que expresaban ese apoyo, entrevistaron montones de hinchas de todas las edades y condiciones sociales que de las más variadas formas también lo expresaban. No importa  que los dirigentes Xeneizes demuestren no saber cómo hacer para sacarse de encima a Riquelme, cosa más que lógica e indispensable, porque saben el daño que le están haciendo a Boca y porque no pueden evitar pensar en Passarella saliendo por la ventana del club del que era ídolo.

Es curioso. Al finalizar el partido el bueno de Román, casi en Cadena Nacional, dijo que apostó con no se quien a que jugaría hasta los 40 años. “Acá, o en otro club”, dijo el ídolo. Y antes de retirarse del terreno agregó: “Ahora voy a ver si sigo en Boca o no…”, mientras los hinchas de Boca que van a la cancha, firmes bajo la lluvia, celebraban de antemano la segura renovación, e incluso el hecho de que su ídolo va a poder darse el gusto de ponerle los números y las condiciones a su contrato con el club de sus amores, que es el de todos ellos, y aunque parezca mentira, los hinchas de Boca celebran alborozados. Y que Angelici se joda ¿Cómo se atreve a contradecir?, dicen, mientras el resto de los hinchas Xeneizes -según parece son millones los que temen que en su club pasé lo que en la mayoría de los otros clubes- se agarra la cabeza pensando: ¿Qué pasaría si a Riquelme se le ocurriera pedir la renuncia de Angelici y ser presidente del club? Y claro, ante semejante drama quién va a preocuparse por lo de Juan Manuel Vázquez, Juancito, el juez de línea “fana” de Boca de chiquito.


Marcelo Calvente

viernes, 9 de mayo de 2014

Los muertos vivos


Mereciendo un marcador más contundente a su favor, Lanús cerraba en La Fortaleza el partido de ida por los cuartos de final de la Copa Libertadores ante el Bolívar con victoria clara por 1 a 0, cuando en tiempo de descuento, en la última contra que dispuso la visita, William Ferreira recibió el balón en soledad, y desde 40 metros se animó a probar al arco de Agustín Marchesín. El potente remate que paralizó a todos los presentes fue a clavarse en el fondo de la red para sellar el injusto empate en uno, resultado que los futbolistas visitantes -y su numeroso público- celebraron como una  victoria milagrosa. El inesperado gol boliviano será determinante en la revancha a disputarse en siete días, ya que obliga al Grana a marcar al menos un tanto para seguir con vida, y ese gol tendrá que salir a buscarlo a más de cuatro mil metros de altura, con todo lo que eso significa para este plantel diezmado por las lesiones y el desgaste causado por la caravana infernal de dos partidos por semana. Una vez más, Lanús irá por la hazaña en las condiciones menos propicias, y nadie, ni el más optimista de sus adversarios, puede darlo por muerto antes del final.

Lanús tenía la victoria, y se le escapó en el final
El equipo de Barros Schelotto salió a llevarse por delante a su rival con los argumentos de siempre: Parado en campo contrario y con tres hombres de punta, esquema de sobra conocido, sorprendió al Bolívar y lo incomodó como tal vez a ningún otro adversario. El equipo del Vasco Azkargorta, pensado para enfrentar rivales que atacan con dos, no encontró la manera de distribuir correctamente las marcas, sobre todo en los primeros quince minutos de juego, en los que se escalonó de la peor manera. Los extremos granates se llevaban a los laterales para el medio, donde los tres centrales celestes se reunían en torno a Ismael Blanco, y el resto del terreno era de Lanús, que perforaba por derecha con la terna conformada por Araujo, el Pulpito y Junior, y en menor medida, también por izquierda con Velázquez, Ayala y Astina. A los7’, después de haber desperdiciado dos claras para convertir, el Pulpito cambia la velocidad y mete un pase vertical para Blanco, que con un toque maestro hacia la derecha puso a Junior Benítez cara a cara para abrir el tanteador. Durante todo el primer tiempo se mantuvo el dominio del local, mientras la visita ni llegó a pisar el área de Marchesín.

La superioridad Granate se mantuvo en la primera mitad del complemento, y en ese lapso dispuso de la más clara para aumentar en los pies de Astina, luego de un potente remate de tiro libre de Ayala que el arquero no pudo retener, y el pibe la tiró por arriba. Pero a medida que transcurrieron los minutos fue mermando el nivel del equipo local. De a poco se fue estirando, y sus jugadores a distanciarse entre sí. Los intentos ofensivos perdieron velocidad y frescura, y con más espacios, el Bolívar de a poco se empezó a animar. Sin generar  ninguna chance clara para marcar, le fue tomando la mano y desnudando el desgaste acumulado por Lanús. El pelotazo certero y afortunado de Ferreira fue un golpe al corazón de la parcialidad local, y una complicación que deberá afrontar en las inclemencias de la altura tan temida. El gol de visitante del Bolívar lo dejó en desventaja de cara a la revancha del próximo jueves. Si el cero inicial se mantiene hasta el cierre, el enorme Lanús, último campeón de la Sudamericana y gran candidato para obtener también la Libertadores, se despide sin conseguir el inédito doblete, mientras el limitado Bolívar que tan mal luciera en la llanura bonaerense, confirmará su perfil de gran revelación accediendo a una de las dos semifinales, algo jamás logrado por un club de esa nación en la historia de esta legendaria competencia.

Hasta el instante fatal en que Ferreira tuvo su ocurrencia, Lanús obtenía una victoria justa –aunque demasiado austera n las cifras- imponiendo la mayor superioridad técnica de un equipo sobre otro en esta instancia, al menos en lo disputado hasta allí. El maldito zapatazo cambió el escenario, y el equipo de Guillermo pasó de banca a punto de manera inesperada y sorpresiva. Ahora tiene siete días para reconstruirse, aunque en el medio visitará a Boca para disputar tres puntos fundamentales para lograr el otro objetivo que sigue en pie: Clasificar a la próxima edición de esta misma Copa, sitial de singular importancia -tanto en lo económico como en lo deportivo- que pelea mano a mano con San Lorenzo y Gimnasia.

Pese a tanta adversidad, Lanús avanza y da pelea como un gladiador herido. Sabe que no la tiene fácil pero confía en su espíritu competitivo, y no bajará los brazos mientras tenga esperanzas. A los tumbos, con ausencias determinantes y un enorme cansancio a cuestas, el equipo Granate está llegando al final del semestre, y de actuaciones heroicas y  victorias inolvidables conoce lo suficiente como para volver a intentarlo.


Marcelo Calvente

lunes, 5 de mayo de 2014

Empate con dignidad


Cuando la pelota empezó a rodar en La Plata, en el colmado estadio de Gimnasia, Lanús puso en juego sus tres esperanzas: La lucha por el torneo local, la clasificación a la próxima Libertadores, y tangencialmente, la integridad física de sus jugadores, la mayoría titulares, de cara al próximo y prioritario compromiso copero por cuartos de final ante el Bolívar. El local tenía que ganar para seguir solo en la punta, el Grana tenía que ganar para continuar en su persecución, pero también para alcanzar a San Lorenzo, que hoy se está quedando con el único cupo vacante para jugar la Copa en 2015. Pero el local no podía perder, perdería la punta indefectiblemente a manos de River, y Estudiantes, su odiado y temido rival, se pondría a zarpazo de León, últimamente los Triperos vienen sufriendo por demás con los vecinos. Lanús tampoco podía perder, San Lorenzo había sacado tres puntos de ventaja en la noche del sábado, quedar a esa distancia con seis por jugarse no era lo conveniente. San Lorenzo tiene un encuentro muy perdible ante Estudiantes en La Plata, y si bien Lanús no lo tiene fácil, Boca en la Bombonera siempre tiene un plus a favor, es probable la victoria, sobre todo si pone en cancha a los jóvenes y a los más descansados. Con esa receta lo goleó en diciembre en La Fortaleza. Si repite en La Boca, y San Lorenzo pierde con el Pincha, Lanús llega a la última fecha con un punto de ventaja. Todavía no sabemos cómo se jugará la jornada final, pero es muy probable que ambos encuentros se disputen a la misma hora, tanto como que uno de los dos sepa el resultado logrado previamente por el otro. En ese caso, el empate logrado ayer, sumado a una hipotética victoria en la Bombonera  puede significar nada más ni nada menos que la clasificación, y con ella el dinero y la fama con que la Libertadores premia a sus participantes.   

Joven estudiante universitario de Ciencias de la Comunicación: sepa que si quiere triunfar en el duro oficio del periodismo, ser un caradura es una gran virtud. Que la gente -es decir el carnicero, doña Rosa, ese muchacho que sabe y la novia del cinco de Sacachispas- diga que el cuerpo técnico de Lanús no haría nada por ganar en el Bosque, dado lo tan hinchas que son del Lobo, no deja de ser una soberana idiotez. Que va’cer, así estamos en estos temas. Pero que los periodistas que trabajan en los grandes medios lo insinúen y hasta se atrevan  a consultárselo a Guillermo, es realmente desesperanzador. No es su culpa, es lo que el minuto a minuto exige. Finalmente es el pueblo argentino el que elige la información basura. Seguramente alguno dirá: “lo obligamos a ir al frente”, otro “salió a empatar para no quedar mal con nadie” y otro “vamo a pintarle traidor en el frente de la casa, vamo”. Si algo no ocurrió, es que Lanús manchara en el Bosque su historia de decencia impoluta.

El Cali Izquierdoz lucha con Mussis, ambos fueron figuras
Sin descuidarse en el fondo, ambos salieron a ganar, pero para lograrlo debían hacerse de la pelota, y en esa lucha ninguno pudo imponerse. Cuando la tenía el Grana, Gimnasia retrocedía y le permitía pasar la línea de medios con facilidad, pero ya en tres cuartos lo presionaba con rigor y orden defensivo. Así, el ataque granate perdía claridad, y repetía una secuencia que se observó ante Tigre: Falta de opción de pase de los que tienen la pelota en su poder por un lado, falta  de movilidad de los posibles receptores por el otro, el equipo del Mellizo no lograba crear peligro. El primer tiempo no fue lindo, pero si muy intenso. A partir de los15’ el local empezó a sacar ventaja por su derecha, donde sin demasiada ayuda de Valdez Chamorro, Pasquini no hacía pie. Falto de técnica en la marca mano a mano, lento de reacción en las pelotas paradas y dubitativo en el juego aéreo -aunque  mejoró bastante en el complemento- está más que claro que Pasquini puede llegar a ser volante pero no defensor lateral, al menos hasta que no mejore su técnica para la función. Llegando poco, al cabo del primer tiempo Gimnasia fue algo más peligroso, tanto como Lanús fue más prolijo con la pelota en los pies, y ese fue el marco de una paridad que últimamente resulta algo infrecuente de ver.


Presionado por su público, el local fue por más desde el arranque del complemento. Así  se hizo más largo, y su regreso a posiciones defensivas ya no resultó tan efectivo. Ahora con más espacios, el Grana seguía sin encontrar la claridad necesaria en la zona de gestación. Con Somoza cansado y Ayala impreciso, Guillermo apeló al Pulpito González por Valdez Chamorro, tal vez pensando en su personalidad para un partido chivo, pero más en su capacidad de pasador del balón en ataque. Con él en cancha fueron llegando las ocasiones de gol para la visita. El Pelado Silva eligiendo rematar con una tijera en lugar de intentar otra forma más sencilla de definición primero, Astina cara a cara con Monetti errándole al arco después, Firulete Silva lo mismo luego,  y por último, ya con Bruno Vides en cancha, el propio Coyita, dudando entre habilitar a Firulete o usarlo como falso pase y definir él, fueron desperdiciando una a una las cuatro chances concretas que tuvieron para ganarlo. Gimnasia dispuso también de las suyas, pero de haber un ganador, en la parte final Lanús estuvo más cerca

La prensa especializada dedicará muchas menos palabras que las que usaron para plantear un despropósito vergonzoso, a la hora de describir que el equipo de Guillermo jugó con gran dignidad, y que se retiró del campo con la frente alta ante el desánimo del público local por el empate. Por ahora, el hincha de Gimnasia se consuela pensando en que tal vez Boca, impulsado y dirigido por su monada, vuelva a dar la nota con otro papelón en la fecha de cierre, dado que el rival directo del Lobo será River. Los periodistas ya se frotan las manos, conociendo la voz iracunda e irracional que gobierna desde las gradas de la Bombonera, eso si que puede llegar a pasar tranquilamente.


Marcelo Calvente

sábado, 3 de mayo de 2014

Los tres berretines


Con todo el fútbol argentino con un oído pegado a La Fortaleza, Lanús no pudo lograr ante  Tigre el que podía haber sido su 10º triunfo consecutivo jugando de local, apenas una de las evidencias del gran momento deportivo del equipo de Guillermo Barros Schelotto. Dejando una imagen deslucida en el juego y austera en lo que respecta a  despliegue y movilidad, aunque desbordante de actitud competitiva, el empate en cero final le impidió subirse a la primera línea de la pelea por el título. A punto de comenzar la 17º fecha del Torneo Final 2014, Gimnasia (30) -su próximo rival- mantiene su ventaja de dos puntos sobre Godoy Cruz y River (28), Colón y Estudiantes tienen 27, en tanto Lanús suma 26 unidades, y sólo seguirá con vida en caso de ganar en el Bosque ante el equipo del bueno de Pedro Troglio. No es absurdo conjeturar que el que gane los tres partidos será el campeón, y en cambio sí lo es suponer que los compromisos que faltan disputarse resultarán sencillos para los seis de arriba. 

Con nueve titulares en cancha, Lanús no pudo generar peligro y en cambio la visita tuvo cuatro o cinco muy claras que no supo definir. Demasiado estático, con jugadores que hacían un esfuerzo pero no dos seguidos, por eso luego de un ataque fallido cinco y hasta seis granates volvían caminando, desentendidos de las tareas de recuperación de la pelota, lo que bien pudo costar la derrota. El Grana lució cansado y confuso a punto tal que Marchesín, en tiempo de descuento, con dos minutos por jugar, en un corner a favor solicitó permiso para buscar el cabezazo goleador inmortalizado por Chiquito Bossio, decidido a apostar a todo o nada el punto que Lanús ya tenía en el bolsillo, algo que lógicamente le fue denegado por el entrenador. La mayoría de estos jugadores habían superado claramente al Santos Laguna en el desierto mexicano  hace apenas siete días. Los baluartes de esa victoria que no estuvieron ante Tigre fueron Izquierdoz  (suspendido), Araujo y Ayala, que descansaron -aunque el segundo ingresó a los 25' del complemento- y el as de espadas, Lautaro Acosta, marginado por una lesión, reemplazados respectivamente por Matías Martínez, Firulete Silva, Fernando Barrientos e Ismael Blanco, excelentes valores todos ellos, pero un escalón debajo en cuanto a calidad de prestación respecto de los suplidos. Quien no esté convencido que el bajón es de origen mental, que empiece a preocuparse. Está muy bueno dar pelea en los dos frentes, siempre y cuando no te desangres antes del final.

Lanús, consolidado entre los mejores de América del Sur
No sería irrespetuoso afirmar que estamos ante una Copa Libertadores muy accesible, que entre los ocho mejores del continente no hay equipos de excelencia, y que la mayoría de las grandes figuras brasileñas han quedado en el camino. El rival de cuartos de final es el Bolívar, la gran sorpresa del torneo, una verdadera incógnita saber cual es su techo -porque su piso es sabido, está a  4.200 metros de altura- un gran interrogante que los sacrificados futbolistas granates deberán sortear  el próximo jueves para tratar de meterse entre los mejores cuatro. Uno imagina que es ante este tipo de circunstancias donde la experiencia de varios de sus jugadores, como Araujo, Goltz, Maxi Velázquez, Somoza, Silva y Acosta, si es que puede volver antes del cierre, con jóvenes de auspicioso presente como Marchesín, Izquierdoz, Ayala, el Pulpito, Barrientos y Junior Benítez, cuando el fuego sagrado del último campeón sudamericano tiene que reaparecer. Varios de ellos son capaces de sacar una diferencia suficiente como para depositar la Copa en las vitrinas del club, además de los millones por su pase a alguno de los mejores equipos de Europa, cuyos cazadores de talentos en suelo americano trabajan contra reloj, ya que el próximo Mundial se interpone a la apertura del libro de pases en el viejo continente. Independientemente del resultado final de Lanús en ambas competencias, el ciclo anual que culmina en semanas resultó espectacular para el club, logrando un posicionamiento entre los mejores del continente y poniendo en la vidriera internacional a varios de sus futbolistas. Pronto vendrán por Marchesín, Goltz, el Cali Izquierdoz, Ayala, el Pulpito y cualquiera de los delanteros que tengan un cierre estelar. Habrá que elegir muy bien de quien es hora de desprenderse.

Guillermo ha dado sobradas muestras de diagnosticar correctamente cada dificultad que debió sortear desde su asunción, evidenciando ser un conductor certero y respetado por los integrantes del plantel. Hasta ahora ha superando con acierto cada instancia crítica que obstaculizó la marcha del equipo, y no debe estar muy conforme con lo poco que entregó ante Tigre. Tendrá que ajustar su mira, evaluar correctamente el estado físico y mental de cada uno de los jugadores, y así como resolvió que Araujo y Maxi Velázquez deben descansar más que los demás, no equivocarse al decidir quién juega cada partido es para el Mellizo el desafío de la hora.

Lanús tiene un tercer objetivo oculto detrás de la doble gran ambición: Clasificar a la próxima edición de la Libertadores a disputarse en 2015, sitial por el que compite punto a punto con San Lorenzo y Gimnasia, que también se decidirá al cabo de estas tres últimas fechas del torneo local. Se trata de un logro imprescindible para solidificar la pertenencia a la mesa chica a la que sólo acceden las entidades más poderosas del fútbol de América del Sur, notable vidriera y fuente de ingresos muy importantes para el club y los jugadores. Por eso sepan disculpar, terrícolas. En Lanús, la humilde ciudad del gran Buenos Aires nacida a fines del siglo XIX, la misma que creció con el sufrimiento por las injusticias  y las desgracias deportivas padecidas por el club que acuna desde 1915, hoy vive la hinchada más feliz del planeta, y nada, ni siquiera la no consecución de alguno de los tres objetivos que está disputando, puede empañar tanta felicidad.   


Marcelo Calvente
marcelocalvente@gmail.com