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viernes, 12 de abril de 2013

La opinión pública


La opinión pública es, en esencia, la madre de todas las disidencias. Puede ser que una idea predomine ampliamente sobre otra. Puede ocurrir en cambio que existan varias corrientes de opinión antagónicas que encolumnen detrás de sí un dispar número de adherentes. Todo puede verse de distinta forma y cada opinión tener tanto de certera como de incierta, Depende del cristal con que se mira. Digo esto a propósito del presente futbolístico de Lanús, a horas de cumplirse la fecha que marca el 50% del camino recorrido, invicto, con 14 goles a favor y tres en contra en 9 partidos disputados, incluyendo el choque con la UAI Urquiza por la Copa Argentina; prácticamente clasificado para la Copa Sudamericana a jugarse el próximo semestre, puntero desde la fecha inicial del Torneo Final, con dos puntos de ventaja y sin rivales que asomen como amenaza cierta, y con muy buenas perspectivas en el otro torneo en disputa, Lanús está transitando el mejor semestre de su historia en lo que a resultados se refiere, y no hay nada más certero que los números para cerrar correctamente los balances. Si sos granate, es momento de disfrutarlo. Y desde ese marco conformista también podemos analizar la campaña y evaluar el juego del equipo para observar mejor este auspicioso presente.

Guillermo Barros Schelotto, técnico de Lanús.
Pese a contar con un plantel mucho menos cotizado, Guillermo Barros Schelloto supo mejorar el juego de aquel equipo de Schurrer que apostó todo a la Libertadores y se quedó en el camino en octavos de final. Ya no están más Braghieri, Fritzler, Camoranesi, Valeri, Pereyra y el Tanque Pavone, y es virtud de Guillermo que en este Lanús se destaquen Vizcarrondo, Ayala, el Pulpito González, Blanco y Chávez. Dicho en criollo, el mellizo Barros Schelloto y la conducción del club han logrando un equipo mejor, pero con jugadores de menos cartel e invirtiendo por lo tanto mucho menos dinero. Y a decir verdad no se extraña demasiado a los que se fueron, a excepción de Pavone. No es fácil resistirse a la tentación de imaginar a este Lanús con aquel Pavone que hace justo un año brillara vistiendo la casaca granate. Y es justamente en torno a su reemplazante, Ismael Blanco, donde la opinión publica partidaria más se divide, y como es frecuente, a casi nadie le falta algo de razón.

Alguno sostienen que Blanco realiza un muy interesante aporte al sacrificado trabajo de recuperación que el equipo inicia en campo contrario, otro de los grandes avances tácticos de éste Lanús respecto del de Schurrer y también de Zubeldía: Lanús era largo. Zubeldía así lo quiso, Schurrer no pudo cambiarlo definitivamente aunque lo intentó, y fue Guillermo el que transformó definitivamente a aquel equipo que se retrasaba, que cedía demasiados espacios, que perdía en el medio y que no peleaba la tenencia sino que trataba de que el rival no saque provecho de ella, aquel que golpeaba y era golpeado por igual. Hay que remitirse al elenco que obtuvo el título en el Apertura 07 para establecer una comparación posible, y yo estoy convencido que el de Guillermo está un escalón arriba, y si bien aún nada ha ganado porque nada ha concluido, los números parciales así lo indican: Invicto, tres goles en contra en nueve partidos.

Ismael Blanco no termina de afirmarse como goleador.
El equipo de Guillermo sabe a que juega, comprende la necesidad de tener el balón y lucha en todos los sectores por conseguirlo, sabe darle destino seguro, sabe como atacar y tiene variantes para llegar al gol. Exhibe precisión tanto en el juego corto como en largo -eso le permite sorprender a espaldas de los defensores rivales- y sabe como penetrar entre ellos en base a toques cortos. Tiene la pólvora de Ayala, el talento de Pizarro, la categoría de Regueiro, el gran presente de Romero, los cuatro del fondo que sabemos de memoria, el recambio en Balbi, Izquierdoz, Chávez y Leandro Díaz, la esperanza de varios pibes que la ven desde adentro. En eso casi todos coincidimos. Solo la continuidad de Ismael Blanco divide aguas, y excede lo que respecta a su inclusión o no en el primer equipo, justamente por que su posible reemplazo, a falta de un goleador natural, involucra una modificación táctica en el armado del equipo. Nadie podría reclamarle a Blanco por falta de entrega, tampoco pueden obviarse sus virtudes técnicas, está muy claro que las tiene. Sí suelen algunos señalar que le falta consistencia física para enfrentar a los centrales del fútbol argentino, y nadie duda que la capacidad goleadora no ha sido su principal virtud, como que tampoco impresiona el Tucu Díaz como un reemplazante auspicioso, en tanto Pereyra Díaz aún no terminó de llegar. Hay quienes cuestionan la decisión de insistir con tres delanteros, teniendo en cuenta que el centro atacante vale más por lo que aporta a la lucha y la recuperación del balón que al juego ofensivo del equipo. En concreto, algunos opinan que como todos le juegan con línea de cuatro, a Lanús le falta un volante ofensivo que se ubique detrás de la línea de la pelota, que no es tan necesario el aporte de Blanco recibiendo de espaldas y aguantando el balón, algo que no parece ser su fuerte, sino la llegada de mediocampistas que concreten lo mucho que Regueiro y Romero pueden generar cuando conforman dupla atacante.

Varios opinan que en lo principal, en la definición, Blanco está fallando, y otros agregan que su presencia condiciona el trabajo de Romero y Regueiro. Según esta corriente de opinión, con Blanco en cancha,  Regueiro se aleja de la zona de definición, donde el moreno entrega sus mejores brillos, porque debe colaborar por la banda izquierda de un mediocampo que a veces queda en inferioridad numérica: Otro tanto le pasaría a Romero, dicen, y agregan que además entra mucho menos en juego porque Lanús, si puede, ataca siempre por izquierda, y entre él y Regueiro se ubica Ismael Blanco. A horas de enfrentar a All Boys en La Fortaleza por la 9ª fecha del Torneo Final, un partido que Lanús debe ganar para que los empates ante Quilmes y Boca se puedan considerar buenos resultados, una victoria que afirmaría el liderazgo que se inició en la primera fecha, un triunfo granate logrado con amplitud y con algún gol de Ismael Blanco sería la demostración de que opinar podemos opinar todos pero el que decide es el entrenador, ya que conoce a sus dirigidos y debe saber muy bien lo que pretende de cada uno de ellos.  

Marcelo Calvente

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