Tenía ganas de hablar de un
futuro Torneo Inicial para el que varios equipos se han rearmado
convenientemente, una competencia que a diferencia del último Torneo Final, se anuncia
difícil y atractiva, con una inédita cantidad de probables candidatos, como si
la paridad se hubiese logrado por superación y no supervivencia. Boca, Racing,
San Lorenzo, Lanús, Vélez, tal vez River, más la posibilidad de sorprender de
varios otros siempre latente, anuncian un salto de calidad para lo que resta
del año. Tenía ganas de volver a hablar de fútbol, y previamente observar el
partido entre San Lorenzo y Boca por la amistosa Copa de Invierno, un choque
más que interesante entre dos de los que más alto apuntan. Pero no pudo ser,
tres horas antes del partido se enfrentaron dos facciones de la barra de Boca
en las inmediaciones de la cancha de San Lorenzo. Dos muertos, varios heridos
de bala, uno en estado crítico, el saldo de un choque que por lo anunciado debió
ser prevenido y evitado.
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Ricardo Casal, el mentor de la mano dura |
En mi última nota abordé la
cuestión de la seguridad haciendo foco en el crimen del hincha de Lanús en el
Estadio de
La Plata,
hace ya más de un mes, a manos de
la Policía Provincial
que efectuó una innecesaria represión sobre un número reducido de hinchas
visitantes, un lunes laborable por la tarde. Con esa acción quedó claro que en
la Provincia de Buenos
Aires la orden es reprimir, el propio ministro de Seguridad y ¿Justicia?, el ex
agente penitenciario Ricardo Casal, se puso al frente de la situación, tres
oficiales fueron detenidos esa misma tarde, uno confesó ser el autor, dijo
haber actuado así por sentirse en peligro, y en 48 horas la jueza Marcela Garmendia
-cambiando la carátula condenatoria de la fiscal- lo puso en libertad, con la
salvedad de que las imágenes lo mostraban disparando a mansalva sobre gente que
trataba de escapar. Casal presentó su idea para parar la violencia en el
fútbol: No actuar sobre los motivos, reprimir a los violentos con más
violencia. El botín por el que se pelean, un rédito económico absolutamente
ilegal basado en extorsiones varias, no
parece ser tema del ministro. Si emplean el rigor que ensayaron la tarde que
asesinaron sin piedad al Zurdo, posiblemente con tiempo y sangre logren
derrotar a las barras, pero todo aquel
que concurra a la cancha en ese tiempo, sea hombre, mujer, anciana o
niño, estará tremendamente expuesto a pagarlo con su sangre
La situación en la Capital pinta diferente.
Todos sabían que se iba a producir este enfrentamiento. El periodista Enrique Gastañaga, en el diario Clarín del domingo, anunciaba sin rodeos lo que finalmente ocurrió horas después. Un tema tan conflictivo como la interna a muerte de la barra del equipo más popular, con jefes mediáticos que caen presos y son reemplazados por otros jefes que después no quieren devolver el mando al antecesor que recobró la libertad -el mediático Rafael Di Zeo en este caso- que volvió a las calles ante las cámaras de TV al grito de “a todos los traidores, los vamos a matar”. Semejante llama encendida no pudo ser ajena al conocimiento del secretario de Seguridad del Ministerio de Defensa de la Nación,
Sergio Berni. Es más, avisados que una de las fracciones iba a intentar
conseguir entradas remanentes que se venderían en San Lorenzo, los dirigentes
locales recibieron la orden no abrir las ventanillas, y de esa manera el choque
no se produjo en las tribunas. Lo inexplicable es que a sabiendas del peligro
que existía, en la zona donde se produjo el enfrentamiento a tiro limpio con
casi cien disparos, armados también con afiladas facas tumberas, doscientos energúmenos dispuestos a
matar y a morir por el poder de su jefe se dieron a gusto ante una casi nula
presencia policial, un simple primer cacheo compuesto por no más de treinta
hombres casi desarmados, en una zona de predios deportivos. Siempre hay algún
malpensado que asegura que para evitar el alto costo de un accionar represivo a
meses del acto eleccionario, le prepararon un lugar más acorde para que diriman
como quieran. El flamante ministro de Defensa, el ex diputado Agustín Rossi, no
tomó cartas públicas en el asunto, fue el excéntrico ex teniente coronel Berni
el portavoz de la decisión política del Estado Nacional: Apuntar la
responsabilidad a los que facilitan el acceso al botín, los dirigentes de los
clubes, ya sea por indefensión o connivencia. Casal mostró su juego de
inmediato. Berni deberá profundizar sobre sus propios dichos con igual rapidez,
y avanzar sobre la responsabilidad de los dirigentes, lo que debería acompañar
con una larga serie de medidas preventivas para resguardo de aquellos que son
víctimas de extorsión. Pero que hay dos políticas diferentes para
enfrentar un mismo problema, nadie puede dudarlo.
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Sergio Berni apunta a la responsabilidad dirigencial |
Cuando mataron salvajemente a Javier Jerez, la
última medida que se tomó a nivel nacional fue que el Torneo concluya sin
hinchas visitantes, cuando quedaban dos fechas por jugar. La liviandad y la premura de
la decisión pronto fue expuesta por los propios dirigentes, en este caso los de
Godoy Cruz de Mendoza, cuando por la última fecha y ante Boca, los visitantes
entraron como simpatizantes neutrales -una verdadera tomada de pelo- y
definitivamente olvidada en ocasión de la final entre Vélez y Newell’s, en los
partidos de Copa y en los amistosos de invierno, con las barras bravas
presentes y en acción ante la vista gorda de los organismos de seguridad
respectivos. Como si hubieran recibido la orden de solucionarlo no importa
como, cada gobierno va a aplicar su política. Berni ya anunció que en todo
el país el fútbol arranca sin público visitante, Casal vigila agazapado y en
silencio el horizonte provincial por si vienen los malones, los clubes siguen
celebrando contratos millonarios y sus planteles entrenan sin saber aún como
sigue esta historia. Por su parte los hinchas fluctúan entre el entusiasmo y el espanto, porque
saben que este semestre a la cancha habrá que ir con armadura.
marcelocalvente@gmail.com
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