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sábado, 24 de septiembre de 2016

Las malas compañías

A decir verdad, muchos granates temían un retorno a la competencia como éste, sobre todo después del pobre rendimiento del equipo ante San Martín de Formosa y Patronato. El triunfo con festejo de un nuevo título venciendo a Racing en Avellaneda y la victoria ante Boca en Arias y Guidi, partidos ambos muy difundidos que nos subieron de nuevo al tren de las nubes. Pero esa misma noche ocurrió la segunda aparición del Pepe Sand, y su desatino nos puso en guardia. El primer despropósito lo había cometido en cancha de River, mientras sus compañeros festejaban el título recién obtenido ante San Lorenzo, él se dedicó a mostrar su peor faceta. Y una vez terminado el partido ante Boca, ésta vez sin razón ninguna, volvió a aparecer en toda su dimensión su verdadera personalidad. Cariacontecido, cuestionando la decisión del entrenador campeón de mandarlo al banco, resaltó con su reclamo de privilegios la pobre actuación de Brian Montenegro, el compañero que lo había reemplazado, que además tuvo la desgracia de desperdiciar un penal. Esa noche, pese a la gran victoria, la estructura del campeón crujió. Y a partir de ese incidente, el equipo se desdibujó.

Hagamos un repaso individual de este inicio de semestre, donde se advierten también otros síntomas que influyen en el mal momento. Por empezar, el técnico aún no logró suplantar a Gustavo Gómez. Su ausencia complica a su ex compañero de zaga, Diego Braghieri, que terminó el torneo pasado jugando en gran nivel, y hoy, ya sin Gómez a su lado, perdió algo de la solvencia que había adquirido después de mucho tiempo de rendimiento irregular, cuando conformó la dupla central del campeón. Tampoco el otro Gómez -José Luis, el muy buen lateral derecho- puede pasar al ataque como lo hacía estando el paraguayo, que siempre lo relevaba con acierto, dejando a cargo de Marcone el centro de la defensa. Ahora se observan dificultades para acortar las líneas, por eso Gómez dosifica más sus apariciones en ataque, conciente que su proyección complica a Herrera, que de a poco se está asentando en el puesto de primer marcador central. Algunos futbolistas, como los nombrados Braghieri y Marcone, más el Bicho Aguirre y el Laucha Acosta no arrancaron enteros físicamente. Los veteranos Velázquez, Martínez, Pelletieri y Sand no están para marcar el ritmo pero si para aportar su experiencia y calidad técnica. Y el otro Almirón, Miguel, la joya, y también el chico Marcelino Moreno, que completan la orquesta, son muy buenos solistas pero no están para agarrar la batuta. En la suma de todos estos datos, algunos parciales, otros mínimos, pero todos reales y objetivos, se puede encontrar otra explicación acerca del bajón general del equipo.

El Pepe, en el momento de desconocer a Jorge Almirón
Parte de la tribuna adhiere a otra sentencia: “Nos agarraron la mano. El técnico va a tener que cambiar. Hay que inventar otra cosa” dicen muchos granates de todas las edades, con cara de chicos que se enteran que los Reyes son los padres. ¿Qué significa que nos agarraron la mano? ¿Que hay que pegarle de punta? No señor, hay que volver a hacer lo que ya supimos hacer. Porque todos nuestros rivales nos juegan concientes de enfrentar al mejor, al que viene de consagrarse como uno de los más brillantes campeones de la historia del fútbol argentino. Si conocimos la gloria jugando la pelota al pie y ejerciendo neto dominio sobre todos los adversarios que enfrentamos, si fuimos el equipo más ofensivo y ahora no lo estamos haciendo igual de bien, tendremos que trabajar un poco más. Si el juego que supimos conseguir no está saliendo no es únicamente virtud del rival, es también por falta de precisión nuestra, por falta de movilidad, de oferta de recepción, de sacrificio. Es decir, falta de convicción, cierto desinterés, algún aburguesamiento o algún otro tipo de malestar que el cuerpo técnico y cada uno de los futbolistas, pero sólo los que sumen, tienen que superar para volver a ser los mejores

Nadie puede discutir la impresionante influencia del Pepe Sand en la conquista del último campeonato, ni su gran actuación en el Apertura 2007, en ambas goleador del equipo y del torneo. Dicho esto, es claro que Almirón, que nunca lo tuvo entre sus preferencias, conciente de la situación económica del club aceptó su incorporación pensando que con su experiencia podía sumar. La conducción fue quien lo contrató porque en enero de este mismo año no había valores para vender ni dinero para comprar, y el déficit comenzaba su cuenta regresiva a los números en rojo. Así fue que luego de una sorprendente perfomance en Aldosivi, el Pepe, el mismo que siempre se descolgaba con pretensiones imposibles, esta vez sintió sinceras nostalgias de la idolatría e hizo todo lo posible para volver. El puesto se lo ganó en la red, y Almirón se lo concedió a regañadientes, porque los aportes del Pepe, de no ser por las conversiones, nunca se ajustaron a las pretensiones del entrenador, quien en ofensiva apuesta al quiebre en velocidad, virtud que el goleador granate nunca tuvo. El técnico -y según cuentan también parte del plantel- se quedaron con la sangre en el ojo con el correntino. Y como sus goles no volvieron a llegar, Almirón decidió sacarlo del equipo estando abajo en el marcador. Lo hizo en el segundo tiempo de la revancha contra Independiente, y también lo reemplazó el sábado ante Unión. Se advierte una tensa calma, diría un narrador mediocre.

Si la caída ante Independiente dolió, la derrota ante Unión aumentó las dudas de los simpatizantes. El hincha Granate sigue aportando su aliento y brindando su respaldo. Es mucho lo logrado y mucho hay por defender. La Copa Argentina es un torneo que termina pronto y que se puede ganar, siempre y cuando en pocos días Lanús recupere la memoria y vuelva a vencer a Boca, partido a jugarse el miércoles 28 de septiembre en Mar del Plata, un choque clave al que ambos equipos llegan golpeados. Pero antes, este domingo a la hora señalada por Angelici, ambos en condición de local, enfrentarán a equipos que no impresionan demasiado: Boca recibirá a Quilmes y Lanús a Aldosivi, ambos resultados, sobre todo en caso de ser negativos, influirán en los protagonistas de manera diferente. Almirón lejos está de ser cuestionado, tiene mucho crédito a favor, y Guillermo, que nunca desde que llegó le encontró la vuelta, y que no parece contar con el aval de Tevez, quedaría  demasiado cerca del precipicio. Se vienen instancias muy interesantes para seguir bien de cerca.


Marcelo Calvente

6 comentarios:

  1. Muy buena nota Marcelo coincido en todo con respecto a ciertas conductas de el pepe que no fueron ni son favorables para el equipo.

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  2. COMO SIEMPRE MIS FELICITACIONES MARCELO! EXELENTE NOTA Y TODA LA RAZON!

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  3. Bueno, se agradece a ambos. A decir verdad, los que le perdonan todo o son más o son mas participativos. Pero hay muchos otros que se están pudriendo de sus actitudes. No te deja ser feliz. Abrazo, amigos

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  4. Coincido con todo menos con lo de la gente, no se por que pero hay poca convocatoria. el recibimiento de la primera fecha no fue digna de un campeón

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  5. Indudablemente se deberá cambiar el sistema, lo que no implica pegarle de punta ni renunciar al juego asociado. No es posible tener el mayor porcentaje de posesión pero de la mit5ad de cancha hacia atrás y sin poder salir, con riesgo constante para nuestro propio arco y sin crear una solo situación de peligro a los adversarios. Parafraseando a Albert Einstein, es indicio de locura intentar cambiar algo haciendo siempre lo mismo.

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