Que el fútbol despierta pasiones
no es algo de lo que se pueda dudar. Existe amplio consenso en casi todos los
rincones del mundo que se trata del más fabuloso de los deportes creados por el
hombre, y el espectacular desarrollo de este juego que rápidamente se extendió
y se popularizó en todos los continentes así lo indica. Incluso sus
detractores, algunos realmente notables como el escritor argentino Jorge Luis Borges, tal vez el
máximo exponente de la narrativa en la lengua castellana, suelen denostarlo con
el mismo apasionamiento con que la mayoría de los mortales lo amamos. En la Argentina , tal vez como
en ningún otro país, el fútbol seduce y desvela multitudes. Eso no significa
que todos sus seguidores lo percibamos de la misma manera, mucho menos que coincidamos
a la hora de observarlo. Hablamos de capacidad técnica, de tácticas, de
estrategias, también de merecimientos, de injusticias y de diversas
circunstancias que influyen en los resultados. Sin embargo, existen pocas
coincidencias a la hora de apreciar la importancia de lo fortuito, lo casual y
lo impredecible. Los amantes del fútbol, cada día con más convicción, lo
tomamos casi como una ciencia donde los artífices de las victorias y los
responsables de las derrotas siempre están bien determinados, aunque cada cual
tenga su parecer y existan tantas opiniones como observadores atentos haya, y
esta diversidad está más que aceptada por todos y cada uno. Eso si: hablar de
suerte, para lo entendidos en la materia es no saber nada de fútbol.
El riojano se perdió un gol increíble pero tuvo revancha |
Lanús derrotó a Quilmes en La Fortaleza por 1 a 0, un resultado más que
lógico y esperable de acuerdo a los potenciales de ambos contendientes, el primero consolidado como uno de los grandes de los últimos tiempos y partícipe habitual de los torneos internacionales; en cambio el segundo transita un sacrificado y poco auspicioso sube y baja, sin poder consolidarse definitivamente en la primera división y con un pronóstico más que preocupante respecto a su permanencia, a definirse en el mes de junio próximo cuando concluya el presente ciclo anual 2013/2014. Desde el inicio, el desarrollo de las acciones fue mucho más complicado de lo esperado para el local. En la primera etapa nunca pudo vulnerar el sistema defensivo desplegado por su oponente, y en el complemento, cuando lo intentó con más convicción, tampoco llegaba el gol que abriría el camino a la amplia victoria que todos esperaban: Fue recién a los 28’ de
la etapa final, cuando la impaciencia empezaba a transformarse en murmullo
entre los parciales locales, en la mejor jugada colectiva del partido el gol
llegó y estalló la alegría contenida. Pero a partir de allí el Grana no pudo
aprovechar el adelantamiento para cerrar
el partido con otro tanto; por el contrario, fue Quilmes, con sus limitaciones
técnicas y anímicas a cuestas, quien a punto estuvo de lograr la igualdad en
tres oportunidades. No demos más vueltas, Lanús fue quien más lo buscó durante
75 minutos, pero por lo hecho en los 15 restantes, Quilmes pudo lograr tranquilamente
el empate. Seamos sinceros: Lanús lo terminó ganando porque esta vez, por fin y
como hacía mucho no ocurría, la suerte estuvo de su lado.
Sabella, le presento al mejor arquero argentino ¿Lo conoce? |
Sucede que en este complicado y
hermoso deporte la fortuna no aparece como un número de lotería, ni es una
ficha que cae en el casillero indicado, sino que surge de la sucesión de
aciertos encadenados de varios jugadores que no estaban teniendo una buena
noche. Rompiendo el destino de un partido que olía a frustración, a 17 minutos
del final el pibe Valdez Chamorro, que no había acertado mucho que digamos
hasta ahí, rompió el tedio con una gran jugada, apilando a pura gambeta a tres
rivales y abriendo para Alejandro Silva -que hasta entonces había perdido
muchas pelotas jugando muy contenido en su puesto de marcador lateral derecho- pero
que esta vez llegó al fondo y ejecutó un centro preciso a la cabeza de Pereyra
Díaz, que minutos antes se había perdido un gol imposible después de dejar en
el camino al golero Dulcich, quien hasta allí había respondido a la perfección,
y que en esta oportunidad no pudo impedir el frentazo del riojano, que tuvo
revancha y abrió el marcador. Así aparece la suerte en fútbol. Y esa misma
suerte siguió jugando para Lanús, porque a partir de la desventaja el pobre Quilmas,
que nunca había soñado con llegar al gol, tomó la iniciativa que le permitió
quedar en tres oportunidades cara a cara ante el mejor arquero argentino del
momento, Agustín Marchesín -pst, Sabella, despierte- quien hasta ese instante
no había participado del juego, y que en las tres ocasiones respondió a la
altura de lo que se espera de él con igual número atajadas descomunales y casi
milagrosas que aseguraron la victoria. Así, gracias a los aciertos encadenados
de algunos de sus futbolistas y con mucha suerte, Lanús ganó tres puntos
fundamentales que lo ubican en la cuarta posición junto a Vélez con 13 puntos, uno
menos que San Lorenzo y a dos unidades del los punteros Colón y Estudiantes, de
los que al comenzar el partido lo separaban la mitad de los competidores
De esta manera el granate sigue
en carrera en las dos competencias, toda una hazaña si tenemos en cuenta la
seguidilla de partidos y el escaso descanso al que un fixture muy comprimido por el próximo mundial lo condenó
de antemano. Mañana vuelve a ser local por la Copa ; esta vez recibe al Deportivo Cali a todo o
nada. El domingo visita a River por el Torneo Final. La rueda sigue girando sin
descanso, el camino será difícil y estará repleto de encuentros como el del
lunes, con un Lanús que casi siempre deberá apelar al recambio para vencer a rivales
cualitativamente inferiores, como lo son casi todos los de América. De la
voluntad, de la confianza y del resto físico de los jugadores dependerá el
resultado. Y de la suerte, claro.
Marcelo Calvente
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