Decíamos ayer nomás, cuando el 2 a 0 Granate en Caracas era
cosa juzgada, que el pase a la fase de
grupos estaba concretado, no porque en el fútbol no pueda haber sorpresas, siempre las hay, pero sí porque entre Lanús y
Caracas las diferencias de categoría eran a prueba de ellas. No había manera. Solo un rayo maléfico podría
cambiar ese rumbo, uno de esos que han caído y mucho sobre los granates en el
pasado en forma de injusticia o derrota inesperada. Ya no. Hoy Lanús presenta
el equipo de mayor relieve internacional de su historia, Globetrotters,
Albañiles, los de Cúper, Ramón, Zubeldía y Schurrer incluidos. Justamente fue
el de Chucho, con Pavone, Camoranesi, Regueiro, Pereyra, Fritzler y Teo Gutiérrez
que fuera eliminado por penales por el Vasco, el equipo granate de mayor
categoría y renombre individual. En ese sentido, tal vez el de Guillermo esté
un escalón abajo. Pero está dos escalones arriba si hablamos de la construcción
de un elenco sólido, equilibrado y muy ofensivo, que parece haber adquirido
definitivamente una línea de juego con el aporte de hombres de experiencia,
ambición y mucho criterio colectivo, con un entrenador despierto -después de un
par de chisporroteos allá por la fecha 11 del Inicial- que hace trabajar
tácticamente al equipo en la semana, y lo aplica con paciencia y probando
variantes en los partidos por los puntos.
Carlos Araujo llegó al fondo y tiró el centro para el gol |
Repasemos algunas cuestionas
tácticas que son ilustrativas para dimensionar cual es el presente del equipo. Desde que Guillermo tomó la decisión de jugar
con tres delanteros tuvo que enfrentar dos problemas principales. La distancia
que separaba a las líneas, los demasiados metros entre los del fondo y los
atacantes, y los muchos metros entre ambos con los del medio. Por entonces el
desafío era juntar la línea de atacantes con la de volantes cuando se tiene la
pelota, y presionar la salida del rival desde su campo. Si el rival supera esa
presión o la esquiva saliendo largo, si logra ocupar campo granate, juntar a
los volantes con la línea de cuatro y plantarse lo más lejos posible de
Marchesín. El problema principal se producía cuando el adversario pasaba las
dos líneas de adelante con un par de movimientos y se venía vertical, agarrando
con espacio y mal parados a los zagueros de Lanús. Por entonces nos convertían
esos típicos goles del golpe por golpe, con los defensores llegando al área
chica de Marchesín con la lengua afuera por la carrera desesperada.
La consolidación de Somoza
-figura excluyente de la noche de ayer- entre los once fue fundamental para empezar a corregir esa deficiencia de longitud. El tipo tiene un imán, y sabe
como y para que lado jugarla para lograr el control definitivo de una pelota
recién recuperada. En el último Torneo Inicial, Lanús no sólo fue el elenco más
goleador -30 convertidos- también fue el
de mayor diferencia de gol a favor, + 14. Pero no fue la valla menos vencida
-16 recibidos- dos más que los mediocres River y Estudiantes. Esto último es lo
que el técnico ensayó ante el Caracas. No quedar nunca defendiendo solo con los
zagueros, no atacar nunca con los tres de arriba aislados, sino con la llegada
de los volantes tanto para atacar como para defender. Es cierto que el rival no
es medida, pero en ese aspecto se trabajó muy bien las sociedades entre líneas.
De avanzar en este sentido, resultará
mucha más difícil generarle situaciones de gol claras, y será menos sencillo convertirle.
Ayala convirtió y festejó con rara danza guaraní |
En los últimos tiempos Lanús se
ha consolidado físicamente. El preparador físico del que huyeron Regueiro y
Camoranesi conforma a los jugadores de este plantel. Lo llaman asesino pero se
dejan matar por él con gusto, a conciencia, porque confían en la importancia de
su rigor. Saben que lo que hicieron desde lo futbolístico durante el semestre
que pasó estuvo cerca de lo admirable, y también saben que desde lo físico y el
espíritu de sacrificio, lo del Grana rozó la
hazaña. Saben, en síntesis, que desde el cuerpo técnico se señala el
camino correcto, se han consagrado campeones sudamericanos, y estuvieron a un
pelito de la doble coronación. Saben muy bien, no tienen dudas, que el
principal objetivo es ganar la
Libertadores y se sienten capaces de lograrlo
Lanús le jugó la revancha al
Caracas como juega todo equipo que va ganado dos a cero ante un rival inferior
pero respetable. Jugó con cierta displicencia en algunos pasajes y en las pocas
ocasiones que tuvo antes del golazo de Ayala le faltó puntería en la
definición. Pero el encuentro le sirvió para ensayar otras cosas. Por momentos
la presión de la salida rival fue muy efectiva, los tres de arriba, los tres
del medio y hasta uno de los laterales
salieron a dar batalla en campo contrario y el resultado fue muchas pelotas
recuperadas. Los volantes también se movieron con acierto a la hora de
defender, se mezclaron entre los del fondo para impedir la posición de remate de
los venezolanos, que un par de veces inquietaron de media distancia, pero nunca
quedaron mano a mano con Marchesín. Pensando en lo que viene, Lanús tendrá un
grupo difícil como todos lo son, pero mucho más accesible que otros equipos
argentinos: El O’higgins de Chile, el Deportivo Cali y Cerro Porteño son más
que los venezolanos, tienen jugadores con mayor experiencia internacional y
también parcialidades más numerosas. No obstante, son menos que Lanús y enfrentarlos será una
buena oportunidad de seguir perfeccionando los acoples de líneas y los
movimientos colectivos, tratando de minimizar los errores defensivos de cara a
los rivales más difíciles, los que si todo sale bien llegarán después del
mundial, cuando queden ocho equipos en carrera para dirimir los cuatro
semifinalistas.
Marcelo Calvente
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