Increíblemente, aquel Lanús de
principios de torneo que tanto añoramos y que por más de diez fechas esperamos
en vano que retorne, el domingo por la noche, algo tardíamente, reapareció en La Fortaleza para aplastar
a River por la 18ª fecha y por el infrecuente marcador de 5 a 1, una de las peores
derrotas de la historia de la entidad de Núñez. El resultado fue el reflejo de
una notable superioridad del elenco de Guillermo Barros Schelloto, lo que en el
argot futbolero se llama lisa y llanamente un flor un baile que deja con vida a
Lanús en la lucha por el título, aunque en una situación casi imposible, ya que
para eso el próximo miércoles debería dar vuelta la derrota parcial por 0-2
ante Estudiantes en La Plata
por la 17ª jornada, mini partido de dos tiempos que completarán los 45 minutos
de juego que faltan disputarse, luego de la suspensión del encuentro a causa de
los graves incidentes provocados por la policía bonaerense, fuerza que debía
brindar seguridad a los asistentes y que en cambio terminó fusilando a mansalva
a los parciales de Lanús, provocando la imperdonable muerte de Javier Jeréz,
miembro de la Subcomisión
del Hincha del club, dejando además un indeterminado número de espectadores
heridos.
Ramón Díaz no quiere ni mirar |
Mas allá del placer que significa
ver jugar bien al equipo y superar de la forma que lo hizo a tan relevante
adversario, a los simpatizantes granates nos queda el sabor amargo por la
certeza que de haber mantenido aunque sea en parte este andar, otra sería la
definición del Torneo Final que Newell’s tiene prácticamente a su alcance, ya
que con solo lograr un punto en Rosario ante Argentinos por la última fecha
será el campeón, independientemente de los resultados del grana en La Plata y en su visita a San
Lorenzo cerrando su participación el domingo próximo. Ayer Lanús volvió a ser
aquel que tanto nos había ilusionado, que luego desapareció para entregar una
imagen pálida e inofensiva y así dejar paso a Newell’s, de marcha victoriosa y andar
más regular, aunque no sin tropiezos que sus perseguidores no pudieron
aprovechar. Ganar un torneo de punta a punta y con amplitud, es para Lanús un
sueño por cumplir.
Corría el mes de febrero del
presente año y todo estaba comenzando, cuando descartando a los de doble
competencia comprendimos que de no mediar una sorpresa, Lanús y River tenían
las mayores posibilidades de quedarse con el torneo dado que los equipos
prácticamente no se habían reforzado -solo se permitían dos incorporaciones- y
que los milagros en el fútbol cada vez resultan más infrecuentes. Y en ese
contexto imaginábamos una fecha 18ª con sabor a gran final, un gran choque
definitorio que para los granates sabría a revancha de aquel ya muy lejano
torneo de 1956, en el que Los Globetrotters dejaron su sueño de campeón en la
vieja cancha de madera de Arias y Acha ante los sucesores de La Máquina de River, que lo
terminó venciendo por 3 a
1 luego de un primer tiempo en el que el local se fue a los vestuarios victorioso
por la mínima, cuando en el trámite había sido muy superior. Esa tarde fue un
antes y después en la historia granate, y todo indicaba que 47 años después, la
noche del domingo que pasó podría haber sido la gran revancha. No se dio, y sigue
siendo una asignatura pendiente.
Lanús celebra el primer gol, el del Pochi Chávez |
Lanús ganó el encuentro con una gran
actuación, pero fue en este torneo que parecía
suyo y que dejó escapar vaya uno a saber por que motivos, que el estigma de Los Globetrotters reapareció con más fuerza. Solo sabemos que desde la 7ª fecha en adelante no pudo vencer rivales menores como Quilmes, este pálido Boca, Unión, Atlético Rafaela, Independiente y Tigre, con todos ellos empató, lo mismo que con el bravo Belgrano, venciendo apenas a All Boys (9ª fecha) y al Argentinos de Caruso Lombardi enLa
Paternal por la fecha 12, cayendo ampliamente en San Juan
ante San Martín por la 15ª, única derrota hasta hoy, sin contar la parcial ante
Estudiantes que deberá saldar en 48 horas en La Plata. Fue un gran bajón, y no
sabemos porqué. Y esta resurrección futbolística tardía no hace más que
profundizar la herida de la espina que tenemos clavada desde que la ilusión se
empezó a desdibujar de la mano del juego anodino del equipo. No vamos a ser
nosotros, los hinchas granates, quienes apaguemos la débil llama de esperanza
de campeón que aun mantiene, pero si podemos afirmar que se ha perdido una chance
tal vez irrepetible que obtener esa esquiva tercera estrella. Es evidente que Newell’s
tiene todo para servido como para festejar.
A propósito de la entidad
rosarina, una breve reflexión: Cuando se inició el ciclo 2012/2013 que a punto
está de concluir su situación era exactamente igual a la de Independiente, que
por primera vez en su historia jugará en la segunda categoría. En junio de 2012
ambos arrancaban con el mismo promedio (1.184, con 90 puntos en 76 partidos
disputados), ambos se trataban de recuperar de nefastas conducciones como la de
Eduardo López y Julio Comparada respectivamente, y en los dos asumieron socios
bien intencionados. Pero mientras en Independiente recalaban nombres de pasado
esplendor, a Rosario llegaron valores de la talla de Gabriel Heinze, Maxi
Rodríguez e Ignacio Scocco, futbolistas que volvían de Europa aún en plenitud
llamados por el amor a los colores, percibiendo ingresos acordes al mercado
local. El resultado está a la vista Recordando las maniobras de cada apertura de
libro de pases perpetradas por José Sand en sus intentos por retornar,
hablándole a los hinchas con el corazón y a los dirigentes con un bolsillo
demasiado ambicioso, podemos asegurar que en Lanús la del amor por los colores
de los surgidos en la casa, también es una materia pendiente de rendición.
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