Es difícil hablar de este presente de
Lanús, cada vez más lejos de lograr el título aunque aún en carrera, sin tomar
como referencia a aquel Lanús del inicio del Torneo Final, ese que ganó cinco y
empató el restante de los primeros seis partidos, con once goles a favor y solo
uno en contra, exhibiendo un juego de toque, velocidad, concentración y
despliegue, siempre parado en campo contrario, recuperando la pelota en la
salida del rival, y generando cinco o seis situaciones claras para convertir
por período. Aquel Lanús que tanto añoramos y que tanto esperamos en vano que
vuelva a ser el que tan gratamente nos sorprendió ya nos queda lejos en el
tiempo, se fue desdibujando cada fecha un poco más y semejante retroceso
futbolístico que se refleja claramente en los resultados -de la 7ª fecha hasta
hoy jugó diez partidos, con siete empates, cuatro de ellos 0 a 0, dos triunfos y un revés,
marcó ocho goles y recibió igual cantidad- un indiscutible bajón que no tiene
explicación por parte del entrenador, que al menos no lo quiere admitir
públicamente, y despierta varias hipótesis diferentes tanto en espectadores
parciales como en observadores neutrales.
Martín Zapata lucha con Silvio Romero |
Es difícil hablar de aquel victorioso pasado
cercano de las seis primeras fechas del presente torneo, con grandes
actuaciones de Lanús, algunas realmente impactantes como la victoria ante Colón
en la fecha inicial o la gran perfomance del equipo en el triunfo ante Arsenal,
sin evaluar que por diferentes motivos coyunturales, la mayoría de los elencos
que tuvo enfrente estaban abocados a la doble competencia, algunos llegaban con
el plantel a medio armar, y otros retrasados en lo físico por causa de la
reciente pretemporada. Lanús llegaba afilado, el profesor Valdecantos vivía su
hora de gloria, y Guillermo desechaba rumores de su escape furtivo hacia la
Boca. La prensa especializada a punto
estaba de decir que el torneo ya tenía dueño y vestía una hermosa casaca
granate. Solo había que ganarle a Quilmes en La Fortaleza por la fecha 7.
No pudo ser, un mal arranque 0 – 2, solo una ráfaga de esplendor para ponerse
iguales en 2 y nuevamente el ostracismo futbolero para no poder convertir el
tercer gol en los últimos quince, el juego se desdibujó, lo mismo pasó en la Boca por la 8ª fecha y
también siete días después en Arias y Guidi ante All Boys, cuando alcanzó una
inmerecida victoria con aquel gol agónico de Silvio Romero en tiempo de
descuento.
Es difícil hablar de esta nueva
frustración de ayer ante Belgrano sin recordar el sufrimiento que nos viene
acompañando desde entonces, la amnesia de gol, el estiramiento del equipo, la
sorpresa por bajones individuales de enorme magnitud, se hace difícil narrar la
manera en que se precipitaron los rendimientos de Paolo Goltz, Vizcarrondo -o
su hermano gemelo, ese que habría vuelto de Venezuela luego de su participación
internacional con la vinotinto, tan cambiado-, el paraguayo Ayala, otro que
parece otro, Regueiro y su lento
deterioro hasta la lesión de ayer que seguramente lo sacó de competencia por lo
que resta del torneo. Sólo se salvaron del incendio Marchesín, seguramente el
mejor arquero argentino del momento, el enorme corazón del Cali Izquierdoz y el
Pulpito González, con sus limitaciones ambos fueron figuras, las intermitencias
de Velázquez, la falta de interlocutor de Pizarro, la soledad de Romerito en el
ataque.
No se puede decir que Guillermo no
intentó cambiar la historia. Probó con Junior Benítez, con Barrientos, con el
Tucu Díaz, con el Pochi Chávez, con Pasquíni, con Valdez Chamorro, con Pereyra
Díaz. No hubo caso. Lanús ya nunca volvió a ser aquel, los empates en cero
fueron el resultado lógico, la abultada derrota que se veía venir al final
llegó en San Juan, el choque ante Belgrano, un equipo ochentoso que juega como jugaban los equipos chicos cuando aún
había equipos grandes en la
Argentina , y que lo hace muy bien, abroquelado en el fondo
con orden y contragolpeando con velocidad, y un nuevo 0 a 0 calificando el presente
oscuro, inofensivo e insolvente de aquel que pintaba para campeón, y sin
embargo se fue cayendo sin pena ni gloria. Es difícil hablar de este final de
torneo pálido y sin brillo, definitivamente perdido el rumbo futbolístico y sin
variantes para corregir un destino de frustración, sin tratar de encontrar la explicación acerca de que
fue lo que ocurrió. Los protagonistas, incluido Guillermo Barros Schelloto no
la tienen, o si la tienen no la quieren hacer pública. Pero no se puede negar
un bajón de semejante elocuencia en conferencia de prensa con la cara de poker
que suele poner el DT ante las preguntas de los periodistas.
Todos contra Zapata, Pizarro logra escapar |
Hipótesis sobran: Que en realidad no
había tanto equipo como se pensaba, que no había el recambio necesario, que
aquel inicio fue un espejismo con el que colaboró un fixture conveniente, que
no hay buena comunicación entre el entrenador y algunos jugadores, que
Guillermo no estaría conforme con el plantel que tiene, que necesitaría seis
refuerzos de nivel, que Valdecantos repite una secuencia de toda su carrera y
este equipo se cae en lo físico promediando el semestre como le pasó a casi
todos los equipos que preparó en su extensa carrera profesional. Lo cierto es
que a pesar de todo Lanús está cerrando una buena campaña, que el entrenador
una vez concluido el torneo tal vez quiera explicar lo que a su entender
sucedió, que la conducción del club deberá reforzarse con jugadores del medio
local y no apelar a los nombres de aquellos que hace mucho que no juegan, como
Ismael Blanco o el Pochi Chávez, y que todos los que seguimos a Lanús tendremos
que recuperarnos de una nueva desilusión, otra más, la consagración merecida
por la grandeza institucional lograda en los últimos tiempos que año tras año
se vuelve más y más esquiva.
Marcelo
Calvente
marcelocalvente@gmail.com
y ahora con los resultados q se dieron .volvemos a ilucionarnos,con dos partidos q teniamos q ganar en este momento los preocupados hubiesen sido los otro ,grana como no te subiste al tren.
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