Si alguna certeza deja el
empate en uno ante Rafaela en La Fortaleza, por la 11ª fecha del
Torneo Final, es que llegó la hora de dejar de tomar el presente como una
racha adversa y de `poca cosecha en medio de un gran nivel del
equipo sino como una campaña inevitable y pobre, de techo bajo y
futuro poco auspicioso, que solo tiene del buen juego y el andar
victorioso que supo tener, un vago recuerdo. Pese al invicto que se
mantiene, Lanús dejó de sumar puntos que debería haber sumado de
haber seguido jugando como lo hizo hasta la fecha 6. En las
siguientes cinco jornadas Lanús no fue superior a ninguno de sus
rivales, aunque tampoco nadie lo superó. Tiene los puntos que
merece, y son muchos menos de los que debería tener si no hubieran
dado las 12, y el juego que encantaba no perdiera de forma tan
abrupta e inesperada su cautivante esplendor, como ocurrió entre
la 7ª y la 11ª fecha, cuatro empates y una sola y milagrosa
victoria en el final ante All Boys, un cambio de imagen que merece
atención, porque en su desesperación, Lanús dejó un tendal de
zapatos esparcidos.
Público muy especial
sigue al Granate. Acorde a la tradición institucional, amante y
degustador del buen
fútbol por encima de épocas, de nombres, de
tácticas y de que se yo cuanto más, y también sufrido, muy
sufrido. De injusticias imperdonables como la del descenso del 49,
como las de la final con Platense por penales, con el arquero rival que no tenía piernas, y por eso no pudo patear el penal
que le tocaba ejecutar; como las camisetas de Racing volando hacia
las tribunas, en el 84, cuando faltaban cinco minutos, tratando y consiguiendo
impedir la conquista de Lanús que se veía venir . Sufrido
de derrotas dolorosas, como la de Los Globetrotters, el descenso a la
“C”, la tarde del penal que ya sabemos ante Vélez del 2009. Al
hincha de Lanús le cuesta ilusionarse, y como los medios nacionales tampoco lo
reflejan con interés genuino, a la hora de soñar resulta medido y cauteloso a la hora de apostar a una ilusión. No obstante el hincha de Lanús
ya se había subido al carro con la victoria en Mendoza. Y entonces
se le hizo dificultoso de advertir que además de una mala racha, el
equipo padece una amnesia individual y colectiva con ribetes de
ficción, sentimiento que se acrecienta ante la visión de un Oswaldo
Vizcarrondo que parece obra de la pluma de un dibujante de historieta, protagonizando una fantástica regresión futbolística que tal vez
repercuta en el resto del equipo más de lo pensado. La conversión
de aquel Vizcarrondo tosco de Olimpo, de Central, de la Selección de
su país, que sorprendió cuando llegó a Lanús y jugó hasta hace
cinco fechas como una especie de primo de un ahijado de Bekenbauer, que
trotaba como Yatasto, que se quedaba con el balón en disputa con
solo mirar fijo a los ojos a su oponente, y que entregaba la pelota con pose artística y accionar técnico solvente. Y que
después de tanto brillar, luego de un viaje a su país natal,
regresa este otro Vizcarrondo, aquel de Olimpo y Central, que cambió
el trote imperial por la persecución infructuosa, el primer pase por
pelota al rival, aquel cuya solvencia, de la noche a la mañana, se
transformó en amenaza constante de pifia y resbalón. Es doloroso
mencionar el mal presente de un deportista cabal, que deja todo en la
cancha y que supo hasta hace poco brillar pero que está pasando un mal
momento, porque si bien no es el único que bajó su nivel, su caso
presenta el cambio más abrupto y significativo. Dejó de ser el
gladiador de historieta para volverse espectral y pasar a atemorizar
a su público -y a Agustín Marchesín- en cada aparición. Su carro
se hizo zapallo derepente.
La hora de los mellizos |
Es la hora del
entrenador. Es hora de terminar con esta racha, pero no con un gol de
chiripa, hay que recuperar el fútbol que este equipo supo tener, y
esa es su tarea. Como no tiene demasiadas opciones de relevo tendrá
que lograrlo con casi los mismos jugadores. Sabe muy bien que tiene
que resolverlo para que su camino internacional se desarrolle en
tren, como venía siendo. Sabe que está en sus manos. Ya impuso su
figura, definió su perfil publico como entrenador. Ahora decidió
actuar y reemplazar a Ismael Blanco, a quien sostuvo todo lo que
pudo. Sabe que no hay tiempo que perder, deberá elegir entre el Tucu
Díaz, Pereyra Idem o apostar al Pochi, de pobrísima actuación ante
Rafaela. Si está para volver Araujo, seguramente estará evaluando
reemplazar a Vizcarrondo y devolverle la confianza al equipo con lo
que transmite el Cali Izquierdoz, siempre determinante cuando le toca
jugar. Guillermo Barros Schelloto debe estar pensando en un cambio
desde abajo para ver si recobra el poder de quite y la distribución
que el equipo perdió desde que Vizcarrondo volvió de Venezuela como
Michael Fox, un viajero del tiempo que retorna del pasado siendo aquel de Olimpo
y de Central.
No haber perdido aún por
el Torneo Final, habiendo sumado siete puntos en las últimas cinco
olvidables actuaciones, después de haber ganado cinco de los primeros
seis jugados, empeorando un poco más fecha tras fecha pero sin haber
caído ni ser superado en el trámite por ninguno de los rivales que
enfrentó desde entonces, Quilmes, Boca, All Boys, Unión y Rafaela,
venciendo únicamente al Albo con un gol en tiempo de descuento, sin
poder imponerse tampoco en el juego, haber logrado sumar 22 puntos y
continuar invicto resulta el mejor saldo, y siempre y cuando superé a
Argentinos en La Paternal, a la hora de la celebración final, lo que pasó entre la 7º y la 11ª jornada quedará en el recuerdo
como una mala racha pasajera. Pero si este presente se extiende por
un par de fechas más, aquel arranque encantador que tanto ilusionó,
en medio de una nueva decepción respecto del objetivo de estamparse en el pecho una nueva estrella, significará la fantasía
de otra conquista que no pudo ser, un sueño que demora más de la cuenta
en concretarse. Es la hora de que Guillermo Barros Schelloto entre en
acción de manera rutilante, acorde a la notable imagen de Gran DT que
junto a su hermano supo construir en tan poco tiempo, y logre recuperar el
andar del primer equipo de un club en el que nunca jugó pero que le
calza como anillo al dedo en su afán de hacer historia.
Marcelo Calvente
a y feliz dia para todos y todas ja
ResponderEliminargente granate ,pido mas dias de concentracion algunos jugadores se los ve como q ya ganaron todo,y otros como q la joda los supero.mellizos ustedes tienen q cambiar esta historia ,aguante el grana y los locos lindos ,pero no tarados.
ResponderEliminarCOMPARTO . SE PUEDE HAY QUE CREERCELA TODOS , JUGADORES, HINCHADA, DIRIGENTES Y DT .
ResponderEliminarTENEMOS UNA EXELENTE BASE , HAY QUE CREERCELA , ATACAR , LOS PARTIDOS SE GANAN X DETALLES MCHAS VECES
Coincido con todo el comentario!!!!!
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