Quilmes no es un mal equipo de
fútbol. De arranque irregular, había vencido de local a San Lorenzo por la 4ª
fecha y de visitante a Tigre por la 5ª. Si volvía a ganar en su cancha siete días
después se prendía, pero lo visitaba el reparador de sueños, Arsenal, que
previsiblemente lo venció, y en la última lo goleó All Boys. Una nueva derrota
amartillaba la partida del DT Nelson Vivas. Lanús también había arrancado con
altibajos. Perdió en Rafaela, dividió con Racing y con Vélez de visitante y con
el Pincha de local. Salvo ese partido, en Arias y Guidi los aplastó a todos,
incluso a la U de
Chile. Tenía que ganarle a Quilmes. Venía pum para arriba, un triunfo lo subía
un poco más. Planteado de esta manera el saldo final con empate en cero resulta
frustrante para Lanús, pero claramente ajustado a la realidad. A esta altura de
la competencia empatar no es lo ideal, pero el punto de visitante aún sirve. El
carro se acerca a la mitad del camino a recorrer, y la mayoría de los melones demoran
demasiado encontrar su lugar.
Pereyra Díaz jugó su mejor partido, pero le faltó convertir |
La visita dispuso de las mejores
ocasiones de gol, las más claras, en la primera mitad cuando fue netamente
superior. Desde el inicio hasta los treinta jugó tal vez el mejor fútbol de lo
que va del semestre. Con solvencia en el trato del balón, con excelentes
cesiones de Somoza y el Pulpito, dos de los mejores, ocupando campo rival y
presionando la salida, Lanús se acortó como no lo hacía desde cuando promediaba
el semestre pasado. Con salida por Ayala jugando de lateral derecho, movedizo
Melano y muy combativo Silva, que bajaba unos metros, el mejor jugador granate
en ese lapso fue Pereyra Díaz, quien cerraba por izquierda lo que se armaba por
derecha, así dispuso de tres o cuatro situaciones propicias para convertir, y
en todas le falló en el tiro del final. Se mostró potente y veloz, de arranque
ventajoso y muy ambicioso para el arco. Le faltó serenidad. Sabe que ya dispuso
de oportunidades que no aprovechó, y esta vez le daban la chance de jugar en el
lugar que le sienta mejor, la izquierda del ataque, allí donde es más efectivo
pese a ser derecho. Le faltó tiza y aplomo. Y cuando más necesitaba del aliento
de sus compañeros, cuando fallaba en la puntada final pero estaba jugando muy
bien, Santiago Silva empezó a recriminarlo con desmedida insistencia. A juzgar
por los rostros que entregó la TV
podría decirse que su consagrado compañero apichonó al riojano, cuya figura se
fue diluyendo hasta ser intrascendente, y a los 24 del complemento retirarse
reemplazado por Ismael Blanco. Quilmes corrió más, y a medida que transcurría
el segundo tiempo, algunos jugadores granates exhibieron las típicas muestras
de cansancio: Dudas en correr o no a un rival, no ofrecerse como recepción,
dejarse absorber por la marca para no recibir la pelota, manos a la cintura,
fastidio excesivo. No obstante, el tramo final ganó en emoción y fue de ida y
vuelta, cualquiera lo pudo ganar. La visita sufrió por parte del árbitro la no
sanción de dos penales a favor, al Laucha le inventó una falta absolutamente
inexistente cuando Ismael Blanco quedaba cara a cara con Peratta, luego el
propio Laucha quedó solo ante el golero local y no la pudo puntear. Quilmes
chocó con Marchesín, que como siempre, hace fáciles las pelotas más difíciles.
Del equipo corto y ordenado del inicio, en el complemento no quedó nada y para
colmo de males Goltz e Izquierdoz tuvieron una tarde para el olvido.
Goltz y Telechea, los ojos ciegos bien cerrados |
Aunque en la cancha no se sacaron
ventajas, ambos tienen un panorama diferente por delante. Quilmes ya perdió cuatro partidos y sumó 10 unidades, el Grana solo cayó una vez y aunque supera holgadamente a todos de local, sin contar la victoria ante Racing en Avellaneda por la Copa Sudamericana ,
aún no pudo ganar de visitante. Suma 13 puntos, cuatro menos que el líder
Newell’s. Es tal la paridad entre equipos de diferentes categorías, presupuestos
y objetivos, que entre la Lepra
y el Cervecero hay otros once competidores, todos con argumentos válidos como
para soñar, y los choques entre sí son verdaderas finales que marcan el futuro
inmediato de cada equipo, siempre teniendo en cuenta que dos victorias seguidas
te suben a la pelea, tanto como dos derrotas consecutivas te mandan al fondo
del mar.
La imagen entregada por Lanús
ante Quilmes, teniendo en cuenta que deberá jugar el miércoles y el domingo,
deja algún interrogante sobre el cansancio y las habituales lesiones que lo
acompañan cuando acude. En ese contexto, se podría decir que no perder en Chile
y derrotar a River por la 9ª fecha en La Fortaleza , ambos partidos de gran repercusión
mediática, sería el objetivo inmediato que debe cumplir el equipo de Guillermo
Barros Schelotto para seguir creciendo. Lo de la primera parte puede
considerarse un paso adelante en lo que respecta al juego colectivo, lo del
complemento sugiere que aún el técnico no logró un funcionamiento determinado,
una línea de juego que a la hora del armado comprendan de igual manera todos
los profesionales a su disposición. Esa es la búsqueda de Guillermo, armar convenientemente
la zona media. Tiene más delanteros que volantes, normalmente más habituados a
recibir sanciones que los marginen, no es algo frecuente, con el agravante de
que no tiene jugadores zurdos, una especie en vías de extinción, y no encuentra
con que diestros reemplazarlos. Por lo que se observa, esa carencia es el problema de más difícil y urgente solución
para el cuerpo técnico.
Marcelo Calvente
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