Cosa rara lo de Santiago Silva.
Últimamente no viene marcando y eso no es bueno, ya que es de anotar goles
importantes. Le faltó algo de suerte, tuvo varias situaciones propicias que
falló de manera increíble, y también es cierto que a veces anda demasiado lejos
del área rival. Tal vez sea consecuencia de jugar con tres delanteros. Como
sea, se extrañan sus goles, aunque se sigue destacando con su gran trabajo
defensivo. Resuelve todo el juego aéreo de pelota parada rival y lo hace con criterio,
concentración y muchos reflejos. También es destacada su presencia a la hora de
bajar envíos largos. Su espíritu deportivo contagia a sus compañeros y levanta
a sus parciales, su presencia fue determinante en el armado del Campeón de la Sudamericana , y cuando
no está en cancha, su falta se hace notar como ninguna otra ausencia en el
equipo, ya que no tiene un reemplazante de iguales características. El
sustituto natural es Ismael Blanco, que no posee su juego aéreo, y cuyo
presente está lejos del nivel que tuvo en la final ante el Ponte Preta. Por
todo esto es que su expulsión por desbocarse después de la atajada de Marchesín,
desviando el penal que nos dejaba afuera de la Libertadores a pocos
minutos del final, es una falta grave, una irresponsabilidad que perjudica
notablemente las chances del equipo. Una verdadera locura.
Santiago Silva, y una expulsión difícil de justificar |
Raro también fue lo de Leandro
Somoza. Tenía dos amarillas en el descuento ante el O’higgins y alevosamente tiró la pelota lejos para hacer tiempo. Es cierto que era improbable
que el árbitro brasileño se animara a amonestarlo después del incalificable
penal que había sancionado, y de la roja obligada a Silva por su reacción. Pero
el morocho se animó y le puso la merecida tercera amarilla que lo deja afuera
del partido de ida por octavos de final, con rival hasta ahora desconocido. La
irresponsabilidad de Somoza tampoco debería ser tomada como una instancia del
juego. Fue una verdadera tontería, máxime tratándose de un jugador de su
experiencia, también un valor irreemplazable, bastión temperamental del equipo,
tanto como Marchesín, los dos centrales y el mencionado Silva. Para colmo de
males, Izquierdoz tampoco será de la partida porque estando en capilla peleó
una pelota perdida y se le fue la pierna, cartón amarillo y también afuera. Lanús pasó a octavos con lo justo gracias a una actuación
descomunal de Agustín Marchesín. Al equipo no le sobró nada, y como si eso
fuera poco no contará con cuatro de sus cinco principales figuras ya que tampoco Paolo Goltz estaría recuperado
para el próximo compromiso en el plano internacional.
Es raro también lo de Sabella con
Marchesín. Su notable presente lo pone arriba no solo de todos los arqueros
argentinos sino también de la totalidad de los futbolistas que actúan en el
país: Semana tras semana, sus atajadas componen parte de las imágenes más
destacadas de cada fecha. Hace muy pocos meses la crítica especializada lo ubicaba
detrás de Orión, Saja y Barovero. Hoy nadie duda de su liderazgo absoluto, que contrasta con las macanas habituales
que cuestan goles en contra de los tres que Alejandro Sabella piensa llevar al
Mundial, las pocas veces que tienen la suerte de jugar en sus respectivos equipos: Orión, Chiquito Romero y Andujar. Es entendible que Sabella quiera mantener
el plantel que viene trabajando con él y que ganó cómodamente las eliminatorias
sudamericanas, pero el tema de los arqueros merece especial atención. Todo el mundo sabe
que con Agüero, Higuaín, Di María, el resto, y sobre todo con Lionel Messi, Argentina
por lógica pura debería ser un gran candidato a ganar el Mundial de Brasil, una
competencia de inicio inminente que ya se empieza a palpitar en todo el planeta.
Y todo el mundo sospecha que la defensa elegida por Sabella -y sobre todo los
tres arqueros- podrían ser la causa de una vuelta a casa anticipada y sin
gloria. Yo me animo a decir que si Argentina se vuelve por un error de
cualquiera de estos tres arqueros que indudablemente están muy por debajo de
Agustín, Sabella va a pagar los altos costos y se va a arrepentir toda la vida.
Agustín Marchesín tuvo una noche espectacular y heroica |
Gracias a la brillante actuación
de Marchesín, más la muy buena predisposición de sus compañeros para la lucha, y
pese a las muy pocas ideas ofensivas, Lanús pudo sostener una igualdad en Chile
que lo clasificó a octavos como uno de los peores segundos, y deberá enfrentar
a uno de los tres mejores primeros: Vélez, Santos Laguna o Defensor de
Montevideo, tres rivales difíciles que han exhibido buenos atributos. Con solo
pensar un viaje a México en este semestre de calendario asfixiante, de tocarle
a Lanús sería mortal. La situación Granate es preocupante, no solo por las
ausencias que padecerá al comienzo de la llave -será en condición de local en
los tres casos posibles- sino también por las deslucidas actuaciones que viene
teniendo en condición de visitante.
Desde que venció a Caracas en su debut hasta hoy, fuera de La Fortaleza solo derrotó a
Argentinos en todo lo que va del semestre. Además de esa única victoria en nueve partidos
jugados de visitante -tres por la
Copa y seis por el Torneo Final- Lanús apenas logró dos
empates -Belgrano y el reciente ante O´higgins- y sufrió seis derrotas:
Estudiantes, Cerro Porteño, Olimpo, el Deportivo Cali, River y Godoy Cruz. La
estadística muestra que el equipo de Guillermo perdió aquella regularidad que
le permitía mantener la eficacia fuera de su reducto
Tal vez suene descomedido ponerse
a evaluar estas situaciones cuando aún retumban los ecos del festejo del martes
en la ciudad de Lanús, sobre todo el grito interminable que en la medianoche
recorrió los barrios del distrito por el penal que atajó Marchesín -una vez
más, un penal en contra inventado-
cuando todo parecía estar perdido. Cualquiera que no sepa que este equipo es
capaz de concretar cualquier tipo de hazaña, bien podría dejarse ganar por la
preocupación y el desaliento. Pero los hinchas de Lanús no, aunque venga a los
tumbos, nadie va a darlo por muerto. No mientras siga con vida.
Marcelo Calvente
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