Cuando se empezó a jugar el
último minuto adicionado del partido entre Lanús y el Santos Laguna mexicano,
el panorama de los granates no era el mejor. Lanús empataba en uno en La Fortaleza , lo que significaba que en la vuelta,
en Torreón, iba a tener que salir a buscar el gol, ya que el tanto marcado por
el morocho Quintero a los 12’
del complemento, pese al rápido empate conseguido por Monteseirín a los 20’ , le otorgaba al equipo
mexicano la ventaja de pasar a cuartos con solo mantener el cero en su terruño.
Lanús había afrontado dignamente una instancia decisiva con varios hombres
fundamentales fuera de competencia: Goltz, lesionado; Izquierdoz, Somoza y
Silva suspendidos, la columna vertebral del equipo de Guillermo junto a Agustín
Marchesín, el mejor arquero argentino del momento. Si a todo eso le sumábamos
el viaje que se viene -en medio de la maratón extenuante de dos partidos cada
siete días- iba a ser una complicación adicional para el trajinado plantel
granate. Pero en la última jugada del partido Víctor Ayala ejecutó un tiro
libre desde la derecha imprimiéndole al balón un efecto muy marcado que complicó
a los defensores visitantes, y en un borbollón Matías Martínez puso la cabeza y
desató el delirio. Lanús se quedó con una victoria muy festejada, lograda con
una opaca exhibición futbolística, pero con mucho coraje y un enorme corazón
por parte de sus jugadores.
Ismael Blanco no tuvo una noche feliz y fue reemplazado |
El partido fue un típico choque
de Copa Libertadores entre dos equipos de competencias muy distantes como los son la mexicana y el
fútbol nuestro de cada día. Lanús fue muy limitado con la pelota en los pies, y
tuvo algunas dudas en el fondo que generaron inseguridad y un consiguiente
retroceso en los centrales, lo que impedía el habitual adelantamiento de los
laterales, Araujo y Maxi Velázquez. Por momentos Lanús se partía entre el medio
y los tres atacantes Lo de la visita era
tibio y distante de Marchesín, pero el cero parcial era un gran negocio en
territorio del último campeón del continente. El primer tiempo fue jugado por
los dos con los dientes apretados, y concluyó casi sin situaciones de gol en ninguno
de los arcos.
Pero a 12 de iniciado el
complemento, casi sin pensarlo, Santos Laguna aprovechó una distracción del
fondo granate en un saque lateral a la altura del área grande, desde la izquierda
de la defensa, y la pelota cayó en el pecho de Quintero, que contó con una muy
buena cortina de Rentería obstruyendo a Monteseirín, y que sin oposición fusiló
a Marchesín desde el vértice del área menor. El balde de agua fría cayó sobre
los espectadores locales, que volcaban todo su fastidio sobre las espaldas de
Ismael Blanco, que no dio pie con bola, ya que el Marciano Ortíz, el pulpìto
González y Víctor Ayala levantaron su rendimiento a partir de la desventaja.
Maxi Velázquez y Araujo empezaron a soltar amarras, lo que significó más opciones
de descarga para los del medio. Santos Laguna contaba ahora con más espacio
para contragolpear, pero eligió retroceder. Y aunque Lanús seguía tan falto de
claridad como en la primera parte, se llevó por delante a su rival a pura
potencia. Por eso sus chances fueron de pelota parada, porque no le resultó
fácil entrar al área rival, ya que nunca pudo desbordarlo por las bandas. El
mellizo tenía que hacer cambios, y la presión estaba sobre los hombros de
Ismael Blanco. Primero salió Lautaro Acosta, que venía de una lesión, y su
lugar lo ocupó Junior Benítez. A los 20’ minutos, luego de un corner de Ayala con todo
Lanús en el área de Oswaldo Sánchez, el pibe Monteseirín apareció en el punto
penal para empalmar un pase de Junior desde la izquierda. Con 25 minutos por
jugar ahora estaban 1 a
1.
El pibe Monteseirín puso el empate parcial 1 a 1 |
El Santos Laguna trató de
reaccionar y salir del fondo. Pero en la lucha del medio perdía con el vallado
que conformaban los dos laterales y los tres volantes granates. Al no poder
meterse en campo contrario, superado más por la potencia que por el juego de
Lanús, el equipo mexicano trató de llegar al final durmiendo el trámite y
haciendo tiempo sin disimulo, cometiendo muchas infracciones en la zona de
gestación para impedirle llegar a posiciones de gol con la pelota dominada . A
los 31, Guillermo agotó los cambios: El Silva con pelo y Melano por Astina y el
señalado Blanco. El dominio se acentuaba pero no aparecía la jugada clara, el
Grana era pura voluntad y empuje. Ayala se puso al equipo al hombro, los
laterales mexicanos, con la subida de Araujo y Velázquez, perdían con el dos-uno.
A esa altura en Lanús no había cansancio ni importaban las ausencias, solo la
decisión de ganar. El equipo granate que sobre el cierre iba al ataque era aquel
del tramo final de 2013, el que siempre gana de local, el que se sabe respetado
y admirado como un nuevo grande del fútbol de esta parte del mundo, y el Santos
Laguna no lo podía aguantar. Lo tuvo Melano en la puerta del arco, y respondió
muy bien el experimentado golero visitante. En el descuento el local se jugó a
todo o nada y en la última pelota parada el estadio explotó por una victoria trabajosa
y emotiva, obtenida a lo grande con decisión y sacrificio, y con el orgullo de
ser el último campeón continental.
Marcelo Calvente
Esto fué increible,y el orgullo de ser fana del granate.
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