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viernes, 11 de abril de 2014

Este Lanús

El camino de la Libertadores se está haciendo mucho más cuesta arriba de lo pensado para este Lanús, que no logra imponer superioridad como lo hizo en la Sudamericana y también en el Torneo Inicial que se le escapó por poco. En las dos competencias que está disputando en simultáneo, varias veces fue superado claramente como sólo la Universidad de Chile lo había logrado en el semestre pasado, cuando lo recibió y lo venció. Rafaela, Estudiantes, Cerro Porteño en Paraguay, River y ahora el O’higgins lo han derrotado con justicia, con la salvedad de que excepto la Crema, las demás caídas fueron en condición de visitante. Es cierto que los arbitrajes lo han perjudicado, pero es inútil hablar de los árbitros, es algo que no tiene solución.

El fútbol siempre va a estar a merced de los árbitros. Supongamos un mundo ideal en el que los árbitros son incorruptibles, y descontemos que disponen del estado físico adecuado para pertenecer al primer nivel. El fútbol se juega a una velocidad que requiere concentración y reflejos, las circunstancias a validar en muchas jugadas quedan sujetas al parecer de los árbitros, a su interpretación y juicio, como las manos casuales en el área penal, la simulación ante los golpes recibidos y las verdaderas intenciones de quienes ponen una pierna demasiado fuerte. Y es ahí donde se ve por cual de los dos equipos se inclina el árbitro, sus humanas simpatías por uno o por el otro quedan al desnudo cuando su opinión entra en juego. Ahora apliquemos la misma línea de pensamientos para los árbitros de este mundo. La síntesis de los penales sancionados en perjuicio de Lanús es clara al respecto: lo ponen a doce pasos uno cada dos partidos. Y el análisis de las jugadas dudosas demuestra que los perjuicios fueron todos para el Granate. Debe ser casualidad, es difícil que se trate de una componenda internacional para perjudicarlo, eso está claro, pero igual inquieta.

Ayer nomás, Lanús ganó la Copa  Sudamericana
El rumbo no fue el ideal ni en la Libertadores ni en el Torneo Final: En veinte partidos disputados desde febrero hasta hoy, su campaña se compone de diez triunfos, tres empates y siete derrotas. Una mirada dice que es un equipo que gana o pierde porque no acepta repartir puntos, que siempre quiere ganar y por eso a veces pierde. La otra, indica que le ocurre demasiado a menudo, aunque en algunas ocasiones no lo mereció, como ante Olimpo, Deportivo Cali y Godoy Cruz, siempre de visitante. Es en esa condición donde el equipo de Guillermo más difiere de si mismo: Sólo Rafaela lo derrotó en La Fortaleza en lo que va del año, pero de visitante apenas doblegó al Caracas y a Argentinos. Este Lanús no tiene la soltura y la condición física que tuvo aquel gran campeón con estos mismos jugadores, ni tiene la presencia ni impone la superioridad que hace apenas cuatro meses supo desplegar en todos los escenarios. Sigue teniendo la misma potencia, pero perdió seguridad en el fondo y pimienta arriba. Eso explica las diferencias que se advierten en  los resultados entre uno y otro Lanús.

Apenas enterado de la mala nueva -que deberá dirimir el próximo miércoles el pase a cuartos ante el remoto Santos Laguna, al que primero recibirá con las ausencias de Goltz, Izquierdoz, Somoza, Lautaro Acosta, el Pelado Silva y andá a saber si no alguno más, y una semana después viajará 15 horas para llegar a la lejana ciudad del norte mexicano de Torreón. En este semestre apretado diabólicamente por la realización del Mundial, un viaje semejante es un peligroso obstáculo. Está claro que si hubiese derrotado a O’higgins en Chile le habría tocado otro rival, que incluso con el empate obtenido bien le podría haber tocado otro destino, sobre todo si los mexicanos no hubieran llegado clasificados a la última fecha de la ronda de grupos, y si no hubieran jugado con suplentes ante Arsenal. El empate en Chile fue demasiado premio para Lanús, pero no fue la suerte sino su arquero Agustín Marchesín quien lo salvó. Al contrario, la suerte no viene ayudando demasiado.

Antes del Santos Laguna, Lanús deberá afrontar una instancia clave en la lucha por el Final, un objetivo que no hay que descuidar, sobre todo ante lo difícil que se ha puesto el panorama continental. Uno entiende que fue la locura, la distracción, o una pierna demasiado vehemente lo que ha dejado a Silva, a Somoza y a Izquierdoz afuera del próximo choque copero y no una planificación deliberada para cambiar la prioridad competitiva sin declararlo públicamente, como piensa un tipo que se sienta a dos butacas de un primo mío en la platea oficial. ¡Hay gente que piensa cada cosa..!

Melano, Acosta y Silva, tres bajas por la Copa
Lo concreto es que tanto San Lorenzo como Lanús afrontarán el fundamental choque de mañana en el Bajo Flores por la 13ª del Torneo Final ante uno de los punteros con los ojos puestos en la Copa, y ninguno de los dos la tiene sencilla ni puede darse el lujo de perder. Lo concreto es que ante San Lorenzo, Guillermo tendrá a disposición a cuatro de los seis pilares del equipo: Marchesín, el Cali Izquierdoz, Somoza y Silva, faltarán Goltz y el Laucha porque están recuperándose de sus desgarros. Habrá que ver que se anima a poner Bauza, que luego deberá enfrentar a Boca mientras Lanús, postergando el encuentro ante Tigre, reciba al Santos Laguna: Si alguna ventaja tiene enfrentar a los mexicanos es que se sabrá de antemano el destino copero, y se puede clarificar el panorama de los objetivos con una semana de anterioridad al resto de los clubes argentinos que afrontan doble competencia.


El hincha granate, con el recuerdo de la última consagración continental bien patente, no puede sino mirar el futuro con ilusión: Este Lanús ha sido más de lo que es, siempre puede volver al nivel que supo tener. En cambio los demás candidatos -San Lorenzo, Estudiantes, Vélez, River y algún tapado que se anime- están en su mejor momento y tal vez en su techo como equipo. Se ilusionan con lo que aún no fueron, mientras este Lanús tiene su propia imagen reciente como espejo donde mirarse, porque hace cuatro meses fue el mejor de todos y a punto estuvo de hacer un doblete para la historia. El panorama de tan complicado pinta hazañoso, pero este Lanús viene de tutearse con la hazaña.

Marcelo Calvente

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