Dirán que son soñadores, pero no son los únicos. Javier Parisi y Diego Miño, integrantes de una de las bandas tributo de The Beatles más reconocidas del país, cuentan cómo interactúan la pasión por la música y el amor por Lanús. Criados a pocas cuadras de la cancha, los Brothers anclaron la bandera granate en el mismísimo Cavern Club, entre miles de fanáticos. Y ahora, se animan a soñar en grande: “Una Libertadores nos vendría bárbaro”.
Una modesta oficina de la sede del Club Lanús, camuflada entre persianas herméticas y cortinas blancas a medio abrir, es sólo por esta noche el camarín exclusivo de los jóvenes músicos de The Brothers, la banda tributo de Lennon, McCartney, Harrison y Ringo que representó a la Argentina en la última “International Beatle Week” (Semana Beatle Internacional), el festival de música de mayor prestigio a nivel mundial que se celebra todos los años en Liverpool, Inglaterra.
Hace tiempo que no los llaman por sus verdaderos nombres. Impecables de pies a cabeza, Javier Parisi (29) y Diego Miño (33) serán “John” y “Paul” cuando suban al escenario para regalarles la segunda parte de su show a más de cuatrocientas personas, tras un pequeño intervalo repleto de toallas, gaseosas y sandwiches de miga. “Tenemos bien en claro que no somos los Beatles. Crecimos con ellos y los tomamos como si fuesen nuestros amigos”, avisa Parisi en pleno festejo por el 95º aniversario del Granate, el club por el que comparte pasión con el McCartney versión lanusense.
Javier es dentro de la banda quien más conocimiento tiene acerca de la historia del equipo más popular de la zona sur: “Cuando tenía tres años me sacaron una foto revolcándome en el polideportivo con el gorrito de Lanús. Mi abuelo era fanático y me llevaba siempre a la cancha. Tengo un recuerdo muy cercano de todo lo que fue la época de los ascensos. Cuánto sufrimiento…”, recuerda ante la mirada atenta de Miño, quien parece no tener tanta memoria. O, al menos, lo disimula con holgura.
“Me acuerdo de los festejos en la cancha de Quilmes, el penal del uruguayo Villagrán. Ese día nos juntamos con una banda de amigos en la Plaza Sarmiento -9 de julio y Ferré, en Lanús Este- para escuchar el partido por la radio. ¡Y después descendimos y volvimos a ascender!”, se entusiasma Parisi mientras escucha su propio relato.
Cuesta seguir el hilo de la conversación delante de ellos. El parecido físico con “los cuatro de Liverpool” es ciertamente impactante. A su alrededor, unas veinte personas los espían por una de las puertas y les sacan fotos. “Son iguales, viejo”, dice una señora en el oído de su esposo.
El McCartney de los Brothers -el más similar a su homenajeado- parece intimidarse ante ciertas preguntas relacionadas con la historia del club y por eso Javier, verborrágico hasta en los gestos, suelta un chiste al pasar: “dale, Diego, tiempo en el aire: ¿quién fue el arquero de Lanús en mil novecientos…”, bromea. Y el bajista se prende en la charla con un pedido casi irrebocable: “a mi no me pregunten de jugadores ni de resultados. Yo soy hincha del club. De historia, poco y nada”, se ataja el bajista de la banda que ha sido considerada “de alto interés artístico y cultural” por el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.
Cuesta encontrar un recuerdo vivo en la memoria de Miño. La mirada de Parisi y el gesto de una banda horizontal atravesando el pecho parecen decirlo todo. “Es que, en realidad, yo era hincha de Boca, me habían convencido mis compañeros de la secundaria”, confiesa el mayor de los Brothers, único en el mundo de las bandas tributo argentinas zurdo como McCartney.
En la puerta de The Cavern, sin dejar dudas |
¿Cómo nació, entonces, su sentimiento por el Granate? Cuando descubrió que su corazón latía más fuerte cuando observaba los partidos de Lanús que ante los colores de cualquier otro equipo. “En un momento pensé: si nací en este lugar y amo al barrio, tengo que ser hincha del Grana”, cuenta orgulloso.
Hay magia en sus miradas, en sus gestos y en sus palabras. Casi como un mandamiento tácito, no dejarán que sus sacos pierdan la prolijidad ni mucho menos sus corbatas, a pesar de los más de treinta grados que avivan el ambiente. “Mirá a John Lennon, ahí, dando una nota. Es el verdadero”, bromean en torno de los hombres de negro que defienden a ultranza el talento musical por sobre el parecido físico, aunque sea éste también un rasgo predominante en la esencia de los Brothers.
Verlos en el escenario lleva a viajar en el tiempo. Juntos, los cuatro, conforman una diapositiva sonora que incita a mover el cuerpo o, al menos, a acompañar el ritmo de la batería a cargo de Santiago Ibarra (26) con la punta del zapato. Pequeños comentarios en inglés mezclados con bromas al mejor estilo criollo favorecen un ida y vuelta con la gente que termina indefectiblemente en aplausos y en un cerrado grito de “otra, otra”. Y ellos aceptan, claro. Y el público baila.
Sus últimas apariciones públicas, en las que mostraron la bandera granate y reconocieron su amor por Lanús, los identificaron directamente con la institución, aunque dos de ellos tengan sus amores por otros rincones: Gimnasia de La Plata tiene su representante en Santi Ibarra y Nicolás Russo (31) -homónimo del presidente del club- defiende los colores de Platense, aunque poco sepa de finales históricas y penales interminables.
Para muchos son “los Beatles futboleros” y ellos no reniegan de esa fama. Incluso, amparan la teoría de que los reyes del rock de los años ’60 conocían bastante acerca del fútbol inglés: “Paul McCartney era simpatizante del Everton, Lennon hizo poner en la tapa del disco Sargent Pepper’ s la figura de un jugador del Machester (Albert Stubbins) y Harrison era hincha del Liverpool, así que algo de fútbol deberían saber”, cuenta Javier, uno de los más jóvenes del grupo.
“Tampoco nos olvidemos del Mundial que se jugó en Inglaterra en 1966, en pleno auge de la banda. Si eran realmente seguidores del fútbol no pudieron haber pasado por alto el escándalo de Ratín”, sorprende Miño con las manos pegadas a los bolsillos del pantalón negro que luce impecable.
A fines de 2009, la banda beatle del momento vivió una experiencia única, soñada por cualquiera de sus colegas: tocaron en el escenario del mismísimo templo Cavern Club de Liverpool, mostraron la bandera del club de sus amores y dejaron un regalito en uno de los camarines.
¿Cómo fue eso? “En pleno show pudimos desplegar la bandera Granate, algo impensando para todos, que nos causó una de las sensaciones más fuertes durante ese viaje. Además, las bandas que visitan ese lugar suelen dejar sus firmas en las paredes de los camarines, y nosotros dejamos nuestros autógrafos y a su lado dibujamos bien grande el escudo del club. Fue algo increíble, sentimos una emoción enorme como el día que logramos el campeonato”, se emociona Parisi.
Considerados los mejores, motivo de sobra para brindar |
La tarde del 2 de diciembre de 2007, imborrable para cualquier granate, los Brothers no habían variado demasiado sus rutinas hasta el momento de la consagración. Ensayo por la tarde, partido por televisión y, luego si, festejos en la sede de 9 de Julio. “Yo con mi bajo y él (Javier) con su guitarra en alza, sacudiéndolos y cantando por el campeonato”, así recuerda Diego una de las alegrías más fuertes de sus vidas. “Y eso que todavía no ganamos la Libertadores, que nos vendría bárbaro”, se anima Javier.
Una frase profunda, pronunciada por el mismo Parisi al comienzo de la entrevista, había quedado flotando, casi contemplando el tenor de cada palabra, de caga gesto. “El que no sueña es porque no está vivo”, había dicho el Lennon argentino. Y si de sueños se trata, los muchachos se entusiasman.
La posibilidad de presenciar un supuesto partido entre Lanús y Liverpool los hace fantasear. Casi en un acto coreográfico, ambos llevan la marida hacia lo más alto de sus ojos y luego sonríen con picardía. “Cambio un amigo…”, desliza Miño. “Y yo te cambio a vos, Diego, sabés lo que sería…”, se relame Javier. ¿Y por la Libertadores?: “cambiamos al periodista que nos está haciendo la nota. ¿Habrá algún problema?”.
Leandro Contento
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