Mientras uno disfruta y se
sorprende de la actualidad de Lanús, único club que sortea con superávit los
avatares de un fútbol argentino naturalmente deficitario, mientras palpita la
increíble doble definición en la que está metido, a media final de levantar la Copa Sudamericana en La Fortaleza el próximo
miércoles ante el Ponte Preta, a punto de enfrentar a Newell’s a todo o nada en
Rosario y ante su multitud de siempre. El que gana juega la final. Y mientras uno
relojea lo que pasa en Liniers, de donde saldrá el otro finalista -salvo que
gane San Lorenzo y de la vuelta en el micro- se pregunta cómo pudo haber pasado
esto, cómo fue que el humilde Lanús, aquel que un jugador de trayectoria
internacional le embargó la cancha de bochas en los '70, en menos de tres
décadas de crecimiento lento y paulatino se convirtió en la potencia
futbolística e institucional que es hoy. Y mientras lo digo no dejo de pensar en
que es necesario escribir bien esta historia. Para disfrutar nosotros, los que
fuimos testigos y protagonistas del milagro, pero también para que nuestros
hijos y nietos, aún cuando ya no estemos, lo bajen interesados de nuestra
biblioteca, lo consulten y conozcan la verdad.
Carlos González, fallecido en 2010, 4 veces presidente de Lanús |
Los libros de Néstor Bova han
hecho un aporte fundamental al saber y la divulgación de la historia granate.
En el primero de ellos están las estadísticas, las misceláneas y los hechos
destacados de los 97 años de vida que tenía el club al momento de su edición. En
el segundo se cuenta la vida de 97 granates, cada una de esas historia atraviesa y
pinta diferentes momentos de un devenir
casi centenario. Son libros para cuidarlos, para que vivan mucho tiempo. La
historia de Lanús es cosa de granates, y es nuestra obligación difundirla. Solo falta profundizar sobre las decisiones que nuestros dirigentes han venido tomando en las últimas décadas, sin omitir el tiempo y el contexto en que cada cosa ha ocurrido. Está
demostrado que no la van a contar los grandes medios ni se van a ocupar de ella
las más notables plumas. Nuestra historia se construye de viejos documentos y
el recuerdo de los más añosos. Lo digo y pienso que hay que apurarse, porque ya
no queda vivo testigo alguno de su fundación, al menos que yo sepa...
Si 17 de los 20 clubes de primera
entregan balances deficitarios, si la mitad de ellos anuncian situaciones
desesperantes y casi insolubles, si el dinero que administran lo pone el Estado
Nacional, lo recibe la AFA
y esta lo distribuye de manera irregular y arbitraria, si no controla el
accionar de cada conducción dirigencial beneficiaria del dinero de todos y
permite que lo dilapiden o directamente se lo afanen, el fútbol argentino
seguirá barranca abajo y los buenos intentos individuales naufragarán en el mar
de las injusticias y los negociados que se cuecen en torno suyo, que son moneda
corriente y causantes de la moneda faltante.
No intento profundizar sobre la
decisión gubernamental de hacerse cargo del fútbol y entregarlo gratis y para
todos los argentinos, aunque disfruto de sus beneficios viendo cuanto puedo por TV. Pero sí me parece algo
urgente a revisar el destino de los millones de pesos que los clubes reciben:
No me parecería desatinado que una auditoría oficial y permanente objete los alocados
emprendimientos de clubes que excedan su presupuesto y no tengan su respaldo en
dinero. Por ejemplo, que audite los contratos que firman con los protagonistas
principales del negocio, los jugadores y los cuerpos técnicos. La cuestión es
más que evidente: se firman contratos que saben que no van a poder pagar, que
terminará pagando la AFA
en forma de adelanto, y que le generará un faltante futuro a las
administraciones por venir, no me parecería ilógico una auditoría oficial que
tenga la potestad de impedirlo y de argumentar su decisión exhibiendo la
realidad económica y financiera de la entidad en cuestión, haciendo público sus
balances veraces. Ejemplos sobran. River debe 400 millones de pesos, contrató a
Teo Gutiérrez en 3.500.000 dólares por la mitad del pase, del cual aún no pagó
un peso, pero que seguramente pronto tendrá que pagar, claro, un dirigente que
no realizó semejante contratación.
Néstor Díaz Pérez, dirigente ejemplar, honesto y trabajador |
La búsqueda dirigencial, es
sabido, es la victoria deportiva, tanto para aquel socio que ama al club y lo conduce con astucia y decoro, y por lo tanto necesita las victorias para que su proyecto tenga continuidad, como viene ocurriendo en Lanús; como para aquel que con patrañas y golpes de efecto lo lleva al desfalco, como le ocurrió a River con Aguilar, a San Lorenzo con Sabino y a Independiente con Comparada, por citar tres ejemplos de hombres que dispusieron de un segundo mandato que les sirvió para profundizar la herida que estaban infligiéndole al club gracias al sufragio del minoritario grupo de socios que se toma el trabajo de ir a votar cada tres años. Visto como un tema insoluble, es más que evidente que la AFA está simpatizando con otro tipo de conducción.
Se trata de los que acceden al poder cortando camino cuando el club está
fundido y sus socios desesperados, se trata de millonarios cercanos a la política
y principalmente a los medios, como Tinelli, quien sin mediar militancia se
convirtió en salvador por ser el único que se atrevió a agarrar el fierro
caliente que dejó su antecesor, otro millonario, Carlos Abdo, uno que no estuvo
a la altura y se retiró sin pudor dejando un desastre. Tinelli se hizo cargo y
hasta ahora la lleva muy bien, los socios lo veneran, el Papa lo bendice y el
periodismo lo aclama. Tengo la sensación que su conducción durará muchos años,
tantos que el estatuto quedará archivado y un día nadie se acordará de votar
porque nadie se animará a oponerse. Pero
no tengo dudas que el capitalista no regala su dinero, lo invierte, y se va
sólo si se lleva su capital, sus intereses y sus ganancias. Cuesta imaginar que
quedará de San Lorenzo después de Tinelli.
No obstante, es muy probable que
el ejemplo cunda, y que la masa societaria de muchos clubes vote salvadores
millonarios, ya que no abundan socios emprendedores y amantes de los colores
que se animen, ni. tipos capaces de salvar el club garantizando deudas con sus propiedades. En Lanús los hubo a fines de los 70, varios
aún caminan por la calle y pocos los reconocen como los guapos de verdad que
fueron cuando tuvieron que decirle a su mujer “Vieja, firmá acá, vamos a
garantizar un crédito para el club con nuestra casa”. Verdaderos valientes granates
cuyos nombres deben trascender y recibir el reconocimiento de sus pares. También
muchos otros dirigentes que los sucedieron, con Carlos González y Néstor Díaz
Pérez como baluartes y guías, hasta los que están hoy. Se trata de hombres que
han dedicado parte de su tiempo durante estos más de treinta años de
reconstrucción, crecimiento y consagración, y fueron los hacedores del milagro.
Es necesario que el mundo del fútbol del continente se entere cómo fue que
han podido hacerlo. Y que nuestros nietos sepan de memoria sus nombres e historias
a la par de las de los ídolos deportivos como si fueran himnos, para que alguien se anime a imitarlos y siempre se mantenga el rumbo.
Marcelo Calvente
marcelocalvente@gmail.com
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