La gestación del inolvidable
Lanús Campeón de Jorge Almirón no fue un lecho de rosas para los hinchas
granates. Fueron seis meses de sentimientos contradictorios. Al principio
pesimistas de cara al futuro, no había demasiada confianza en el nuevo
entrenador, aunque las victorias se acumulaban aún antes de empezar a jugar
bien. Hasta la 5ª fecha, el equipo de Almirón siempre lo intentó aunque no
siempre logró, no obstante le alcanzó para agarrar la punta con cuatro
victorias consecutivas y el empate en San Juan. Por la 6º, en Arias y Guidi, Lanús
aplastó a Newell’s con una lección de fútbol bien jugado, firme defensivamente
y profundo en ataque. Fue la primera vez que se plasmó en el terreno lo que el
DT y los jugadores venían intentando. El buen andar se mantuvo pese a la
derrota en Avellaneda ante Racing. Con la seguidilla de triunfos que siguió a
esa caída, la gente de Lanús empezó a confiar en el equipo, a ilusionarse con que
ésta vez sí, el título estaba más cerca que nunca.
Superando a todos los rivales que
enfrentó, el Grana se clasificó a la final dos fechas antes del cierre, y mientras no se definía el adversario, en Lanús volvió la tensión. Cuando se
supo que el rival sería San Lorenzo, una buena parte de los hinchas se dejó ganar
por la inquietud. De perjuicios y despojos, los Granates saben de sobra. La
angustia se terminó cuando la pelota empezó a rodar por el césped de la cancha
de River, y Lanús empezó a construir su tarde de gloria, la mejor actuación
colectiva y la más notable victoria de su historia centenaria, cuatro a cero
sobre el equipo del Papa y de Tinelli, vuelta olímpica en Núñez y celebración
en el Obelisco. Ésta vez sí, con el reconocimiento de todos, con amplia
cobertura de la prensa especializada, con el renovado fervor de su parcialidad
cada vez más numerosa y cada vez más exigente, la ciudad de Lanús vivió su merecida
fiesta por la obtención de la cuarta estrella, esa que tanto se venía
postergando.
El campeonato se terminó y la
borrachera pronto se fue disipando. Enseguida llegó la Copa América , también la Copa de Europa, pero el
hincha granate, con la vara de la exigencia demasiado alta, no se termina de
enganchar con el juego que se despliega. Quiere que vuelva la competencia local,
y mientras espera, mira de reojo las noticias que siempre animan los recesos,
el famoso mercado de posibles pases, campo orégano para las operaciones de
prensa que llevan a cabo sistemáticamente los periodistas de los medios
nacionales, a veces de manera descarada. El hincha de Lanús no tiene respiro.
La fiesta pronto dio lugar al sufrimiento. El primero en encender la alarma,
cuando no, fue el más idolatrado de sus futbolistas, el Pepe Sand, que en el
mismo terreno de juego, minutos después de obtenido el campeonato, deslizó que
su continuidad estaba en duda y que la culpa era de algunos dirigentes. De ahí
en más, las pálidas se sucedieron una tras otra. El que la siguió fue Román
Martínez, que dice que quiere firmar un mejor contrato y que escucha ofertas. Después
apareció Iván Marcone, que ante la pregunta cómplice dice que siempre fue
hincha de Independiente. Señales de humo, intentos unilaterales demasiado obvios.
Y algunas noticias parecen en joda: dicen que se llevan al controvertido Junior
Benítez, el mismo que hasta no hace mucho tiempo estaba en la mira implacable
de la mayoría de sus hinchas, según parece lo quiere uno de los grandes de
Portugal, nada menos que el Benfica, y de concretarse la operación, sería a
cambio de una suma cercana a los tres millones de dólares. Sí, ¡por Junior! ¿Quién
lo hubiera dicho? Por ahora, es todo chamuyo. Una muestra de lo mucho que falta
para que se active el mercado son las pocas operaciones de relevancia que se
han concretado hasta el momento.
Los ojos de los dirigentes y
representantes del primer mundo están puestos en la competencia europea, y
apenas si miran de reojo la
Copa América. Recién a partir de cuartos, cuando empiezan los
partidos eliminatorios, suelen prestarle mayor atención. Lanús tiene tres de
sus mejores valores jugando en Paraguay, pero lamentablemente el equipo guaraní
no logró clasificar a cuartos, es decir, esos futbolistas no pudieron cotizarse
como se esperaba. Pero ojo, Paraguay tiene un panorama complicado para llegar
al próximo mundial y acaba de ser despedido su entrenador, Ramón Díaz. Y según
informa el diario Olé, el director de selecciones de Paraguay, Miguel
Figueredo, confirma desde Asunción que Jorge Almirón está en la lista de
probables reemplazantes. Eso sí es para preocuparse. Si bien los dirigentes de las
asociaciones nacionales suelen buscar entrenadores con más renombre
internacional, no hay que ser muy inteligente para saber apreciar lo hecho por
Almirón en Lanús: en apenas seis meses logró aplicar con notable acierto un esquema
táctico revolucionario que lo llevó a consagrarse holgado campeón, que hasta
hoy nunca fue superado y que dejó claramente un escalón debajo a todos los
rivales que enfrentó, incluso hasta los más encumbrados. Y además lo dicho:
tres de los mejores futbolistas paraguayos están a sus órdenes en Lanús
Pronto comienza la Copa Sudamericana , y si no ocurren
circunstancias irreversibles, como ser ofertas millonarias irrechazables o
incorporaciones fallidas, el equipo granate mantendrá su potencial y será
animador principal de la competencia, teniendo como adversarios más poderosos al
Atlético Nacional de Medellín, a Emelec de Ecuador, y tal vez a alguno de los
equipos brasileños y mexicanos. Esta Copa, la segunda en relevancia a nivel
continental, es una buena oportunidad para ver si aparece un equipo que pueda
superarlo. Por ahora, con la idea de Almirón y con estos mismos futbolistas,
Lanús tiene chapa como para afrontarla con optimismo, y también la Copa Libertadores
que disputará durante el primer semestre del 2017. Y el hincha de Lanús, después
de tanto sufrimiento, tiene todo el derecho a soñar con ganarla, y luego viajar
a Japón para jugar por la obtención de la Copa Mundial de Clubes
Campeones.
Marcelo Calvente
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