Con signos de resaca y pesadez
estomacal producto de las tradicionales festividades decembrinas, el mes de enero
arrancó sin fútbol argentino. Un mercado de pases de escaso movimiento que cada
vez genera menos expectativas, tal vez una repetición interesante de un viejo partido
o alguna Liga europea que uno sigue de lejos para despuntar el vicio, enero es
la siesta bucólica y aburrida de la que queremos despertar lo antes posible. En
medio del receso, el 3 de enero del año que se inicia, Lanús cumplió cien años
y lo festejó con 40.000 granates en el estadio, y con dos horas de transmisión
en directo para todo el país por TyC Sports. Y a decir verdad, desde lo artístico
resultó una fiesta extraordinaria, con una propuesta novedosa el club nacido en
1915 en Villa General Paz dio testimonio de su presente luminoso y fecundo, una
realidad que ya a nadie puede sorprender. Con arte, pompa y pirotecnia, Lanús
exhibió su presente sólido desde lo institucional y próspero en lo deportivo enarbolando
las tres conquistas obtenidas en los últimos diecisiete años, dos internacionales,
la Conmebol
96 y la Sudamericana
2013, con el Apertura 2007 en el medio. Varios de los futbolistas campeones de
esas tres competencias recibieron la ovación de los hinchas desde el escenario
mayor y tomaron la palabra para retribuirlo, entre ellos Huguito Morales,
protagonista de un retorno de película, en la noche inolvidable del 98 que
estuvo reflejada en las pantallas con aquel gol a San Lorenzo, uno de los
instantes más emotivos de la historia del fútbol de nuestro país.
La otra nota sentida de la noche
la puso la “Urraca” González, quien se mostró sinceramente orgulloso de haber
superado su grave dolencia tanto como de ser de Lanús, y se llevó la mayor ovación de
la fiesta. Estuvieron varios de los pibes de Ramón Cabrero, los campeones del
2007, siempre liderados por la dupla cordobesa Bossio-Graieb. Y estuvieron
algunos, los que no estaban en el exterior, de los recientes campeones de la Copa Sudamericana
2013. En definitiva, Lanús celebró cien años de vida en el mejor momento de su
historia, y todo el espectáculo estuvo dirigido a dejarlo bien en claro. En
tiempos de la comunicación globalizada y la informática, en el reinado del
contenido audiovisual, Lanús celebró con buena música, un imponente espectáculo
de arte moderno repleto de simbologías, y con la presencia de algunas grandes
figuras mediáticas, como Oscar Ruggeri; el Negro Héctor Enrique, quien científicamente es el más
consagrado de los valores surgidos en el club, los famosos mellizos Barros
Schelloto y el gran Ramón Cabrero, quien en el momento central del acto y de la
transmisión televisiva recibió de parte de Guillermo un tan merecido como infrecuente
reconocimiento público por su trabajo
La parcialidad granate dijo presente, sólo faltó la historia |
Pero Lanús tiene un pasado:
cumplió cien años de alternativas extraordinarias, totalmente ajenas a la
historia de los demás clubes. Nació a los apurones, y enseguida se largó a la
competencia con un rejunte de jugadores. Pronto forjó una localia temible que le
permitió mantenerse en primea durante más de 30 años. El increíble descenso del
49, que peleó con Tigre, Boca y Huracán, fue su primer revés, cuando protagonizó
la primera final por la permanencia de la historia del profesionalismo contra
el Globo de Ducó. Fueron cuatro partidos en cancha neutral, jugados a estadio
repleto, con ribetes fantásticos y con escenas de enorme dramatismo. Y pronto llegó su primer gran equipo, los
Globetrotters, considerado por los expertos contemporáneos como uno de los más
espectaculares que se han visto por estos pagos. También dejaron su impronta
distinguida Los Albañiles. Y hasta cuando se vino la noche, en el tiempo de los
ascensos y los descensos, Lanús fue pelota al pie y fútbol ofensivo. Así volvió
en el 50, en el 64, en el 71 y en el 76. Y ni hablar los pibes del “Viejo”
Guerra, todos de la cantera, que pusieron el cuerpo para empezar de cero y lograr
en el 81 el retorno de la “C”.
Y si Lanús es grande lo es por su
cúpula dirigencial, los que mandan, y también los que colaboran en un segundo
plano, en los diferentes departamentos y actividades que se llevan a cabo, esos
cientos de socios casi anónimos que mantienen en funcionamiento a la
institución. Los de ahora, los de los tiempos viejos, y los que se hicieron
cargo en los años más duros, verdaderos héroes que pusieron su patrimonio
algunos, y su dedicación completa otros, con el urgente objetivo de frenar la
caída, y en lo posible, honrar las deudas. Son los hombres que lideraron Néstor Díaz
Pérez y Carlos González, los que salvaron al club de la desaparición. Muchos de
ellos siguen ligados y colaborando, siempre listos para darle algo más al que
ya todo le dieron. También lo hicieron grande los presidentes Carlos Seguer,
Pichi Solito, Emilio Chebel y Nicolás Russo, tanto como los que ya no están, como Carlos
Pointis, Silvio Peri, Juan Bautista Besse, Guillermo Gaebeler, Antonio Rotili, José N. Volante, Lorenzo
D’angelo y tantos más. A la hora del Centenario, ni se los mencionó.
Sólo algunas de las glorias del
pasado se hicieron presentes. Pero para todos ellos fue un chin-chin y un gracias
por venir, nadie se enteró de su asistencia. Fue una pena que no se haya podido
lograr la presencia de Benito Cejas, actualmente radicado en Córdoba, Tito Álvarez
Vega, que vive en Mar del Plata y el Tanque Rojas, que siempre anda por acá.
Hubiese sido hermoso ver a los sobrevivientes de Los Globetrotters recibir su
merecida ovación 59 años después de su hora fatídica, la de la caída ante River
en el 56 que cambió sus vidas, y los hizo depositarios durante años de un
rencor que la hinchada granate hoy ya no siente. Por el contrario, tanto como
la de Los Albañiles, la leyenda de Los Globetrotters y su fútbol sin igual,
pese a esa frustración final, ya forma parte de la historia del fútbol
argentino.
Entre los invitados estuvieron algunos
de los Albañiles, entre ellos el legendario Quico De Mario, aunque la gente no
se enteró de su presencia. También estuvo José Felipe Perassi, el futbolista
que más veces vistió la camiseta granate después de Maxi Velázquez. Hubo varios
campeones del ascenso, entre ellos José Luis Lodico, un verdadero símbolo del
Lanús de los años duros, campeón 71, 76 y 81, y también Nenito Baille, Juan Crespín,
el Plumero Gómez y algunos pocos muchachos más, los más cercanos, cuya
presencia fue ignorada por el público asistente y, por consiguiente, también
por la TV. Figuras
destacadas como Guidi, Daponte, Nazionale, Manolo Silva, Bernardo Acosta, los
mencionados Héctor Enrique, Pino Lodico y Gilmar Villagrán, como la mayoría de las
figuras del definitivo ascenso del 91/92, no pudieron disfrutar ni de un breve audiovisual
que recuerde su brillante paso por el club. Seguramente hubiere sido seguido
con más atención por parte de la multitud que alguno de los tres grupos
musicales que animaron la noche.
No dudo del impacto de la fiesta. Si mostrar el
presente era la consigna, se lo ha hecho de la mejor manera. Simplemente me
pregunto por qué motivo no hubo lugar para rescatar del olvido las hermosas páginas que
componen la extraordinaria y cambiante vida de Lanús, una existencia
repleta de injusticias, perjuicios, derrotas y sinsabores, tanto como de horas
de gloria, con grandes equipos, futbolistas y dirigentes, que al articularse
con el presente conforman la historia más singular de nuestro fútbol, la del
Club Atlético Lanús, que increíblemente,
no formó parte de la fiesta de su propio Centenario.
Marcelo Calvente
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