Cuando se habla de la Copa del Mundo se extiende
una línea de continuidad histórica desde el presente hasta el año 1930, el
primer torneo ecuménico organizado por la FIFA y disputado en Uruguay, por entonces la
máxima potencia futbolística del planeta junto a la Argentina , a quien el
local derrotó en la final. Las estadísticas de los mundiales de fútbol incluyen los resultados de las 15 ediciones
disputadas desde entonces hasta hoy como si se tratara de lo mismo, pese al
tiempo transcurrido. Sin tener en cuenta, por ejemplo, que todos los equipos intervinientes
en aquella primera edición llegaron a Montevideo en barco, ni que participaron
tan solo cuatro seleccionados europeos -Francia, Bélgica, Rumania y
Yugoslavia- siete sudamericanos -los dos
finalistas además de Brasil, Paraguay, Bolivia, Chile y Perú- más México y
EEUU. Una Copa del Mundo con sólo 13 participantes invitados, que no jugaron
eliminatoria alguna.
Selección de Alemania saludando al pueblo francés en 1938 |
Las estadísticas que señalan que
los cuatro más grandes de hoy son Brasil, Italia, Alemania y Argentina, escalón
al que habría que agregar a Uruguay también ganador de dos mundiales, incluyen
el Mundial disputado en Italia en 1934 al que no concurrieron equipos de
Sudamérica –a excepción de Brasil- que se disputó ante la atenta mirada de
Mussolini, que había sumado a su plantel a cuatro futbolistas argentinos para
asegurarse la victoria, que obtendría en la final sobre Checoslovaquia para
alivio de todos. Incluyen también el Mundial disputado cuatro años después en
Francia, cuando Europa era una enorme mecha a punto de encenderse, el terror se
empezaba a convertir en fanatismo y los futbolistas alemanes realizaban el
saludo nazi en las narices de la gran nación que Hitler pronto ocuparía.
Las estadísticas incluyen los
mundiales de posguerra. El de 1950 se jugó doce años después en Brasil, en
agradecimiento al único país de Sudamérica que no se había plegado al boicot
del 38. De los 16 equipos preestablecidos, solo participaron 13. Se dividieron
en cuatro grupos: Dos de cuatro equipos, uno de tres, y el restante de dos:
Uruguay y Bolivia, grupo ganado por los Charrúas con un solo partido, en el
que vencieron a Bolivia por 8 a 0 Es recordado por la final perdida por el
local, un mito al que el tiempo le agregó una sorpresa que en verdad no debió
ser tal. Más allá de la fe brasileña en la victoria, el fútbol rioplatense
todavía estaba un escalón arriba, y la victoria uruguaya pudo haber sido inoportuna
pero de ninguna manera inesperada. Incluyen los mundiales de Suiza, Suecia y
Chile, donde la violencia apareció en escena, Brasil sacó ventaja y Pelé se consagró como “O
Rei”. Y el Inglaterra del 66, con los arbitrajes cruzados de un inglés y un alemán
perjudicando a Uruguay y a la
Argentina , con el tan publicitado como supuesto affaire de Ratin
y la Reina Madre
en la mismísima alfombra real…
En México 70 se produce el
quiebre. El fútbol pasó a ser satelital, de allí en más la transmisión
televisiva del evento a todo el mundo lo convirtió en un gran negocio y la FIFA pasó a ser una empresa multinacional
de las más ricas, organizando puntualmente un Mundial cada cuatro años, una
maquinaria que no se iba a detener ni aunque deba convivir con el genocidio que
se estaba perpetrando en la
Argentina en el 78. Lo demás es historia conocida: La del reinado
de Argentina con Maradona, que volcó en EEUU, y de nuevo la supremacía
brasileña. Sólo Francia y España se agregarían a la lista de los campeones.
Chile 1962, un Mundial con record de fracturados |
La globalización del fútbol que
se inició en los noventa explotó en este mundial que se disputa en Brasil, eliminadas
las restricciones para la contratación de extranjeros en las principales ligas
de Europa, de manera definitiva se nivelaron las potencialidades, y equipos
como el de México, EEUU, Chile, Costa Rica, Argelia y Colombia -el mejor del torneo
hasta caer ante Brasil- hablan de paridades que hasta hoy no existían. De todos
modos, a la hora de la verdad, en los cuartos de final aparecen de nuevo los
grandes del mundo: Alemania, que superó a Francia, Brasil a Colombia y
Argentina a Bélgica, todos con marcadores apretados pero de manera indiscutible.
No pudo Costa Rica, que terminó invicto y fue la sorpresa del torneo, un
excelente equipo integrado por futbolistas que no obstante la eliminación por
tiros del punto penal, cedió ante la
Holanda de Robben y Sneijder, otro de los mejores elencos del
torneo.
Ausentes por eliminación temprana
Italia, Inglaterra, España y Uruguay, el representativo de Holanda, un
verdadero campeón sin corona, animador más que habitual de la mayoría de las competencias
de la era de la televisión, sueña con conquistar su primer título. Tendrá por
oponente a la Argentina
de Messi, que vuelve a participar de una semifinal tras 24 años de
postergaciones, el único de los semifinalistas con recorrido ideal de cinco
victorias al hilo, logradas jugando de menor a mayor, que no contará con Ángel
Di María, marginado por una lesión muscular sufrida a 30 minutos del inicio del
encuentro ante Bélgica.
Por la otra llave, el choque
entre Alemania y Brasil, sin Neymar, marginado por un rodillazo en la espalda
propinado por el colombiano Zúñiga, quien será recordado por esa acción por encima
de sus virtudes como futbolista. Ningún resultado es para descartar por
imposible, pero nada podría igualar una probable final entre Brasil y Argentina,
el choque soñado, en el mismo Maracaná que carga sobre si con la legendaria
derrota ante Uruguay en 1950 que se transformó en mito, y que puede retornar
convertida en amenaza de una nueva frustración en caso de tener que enfrentarse
los dos más grandes del continente, nada menos que Brasil y Argentina, los países donde crecen los mejores futbolistas del
planeta.
Marcelo Calvente
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