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sábado, 30 de noviembre de 2013

MESSI TE SALUDA


¿Que haces turrito, te llegó el saludo de Messi?
Faltaban aún un par de días para Navidad, y como mi hijo adolescente, como la abuela de mi prima, y como casi todos los que pasamos las cuatro décadas de vida, ocupaba gran parte de mi tiempo frente a la PC disfrutando de un mundo apasionante y nuevo, y a la vez intentando seguir desentrañando cada día los mil y un secretos que la era digital tiene todavía para mí, que mi primer trabajo fue en un Banco donde la caja se cerraba con una tira de calculadora, la contabilidad se llevaba en biblioratos y las transferencias se hacían vía telex. Fascinado con el aporte que la red Facebook le hizo a mi vida social, independientemente del que Internet le hizo a mi trabajo de periodista, paso gran parte del día conectado. Los augurios que antes quedaban atascados en los embotellamientos de mensajes de texto vía celular, ahora aparecen uno tras otro sin descanso, en el instante mismo en que acaban de ser mandados. Marcelo es un amigo de la infancia al que luego de  la adolescencia no frecuenté, con el que comparto por sobre todo el habernos criado en el mismo barrio y la pertenencia a los colores de la institución allí afincada, antes humilde y desventurada, el Club Atlético Lanús, el mismo que hoy emite un brillo que confunde a los ojos del fútbol argentino, pero que aun sorprende y deslumbra a quienes entonces lo conocimos bien de cerca. La vida lo llevó a vivir en Sevilla, fue uno de los tantos granates radicados en las distintas ciudades de España que el 2 de diciembre de 2007 asistieron a un bar de Barcelona convocados por la filial local para celebrar en comunión el inolvidable título de Campeón del Torneo Apertura.  Facebook me permite frecuentarlo con una cercanía que las cinco cuadras que entonces nos separaban impedían. 

Boludazo, mirá en las notificaciones que te saludó Messi…
A partir de allí se sucedió un diálogo desopilante en el que yo le decía que me había llegado un mensaje suyo auspiciado por Pepsi que decía Messi te saluda, pero que no encontraba como abrir dicho saludo, y él que apriete me gusta, y yo que lo hago una y otra vez y no pasa nada, y él que toque Pepsi España y yo que le digo que me aclare si está laburando para Pepsi, y si no que lo mande bien, porque el saludo de Messi a millones de de personas debe haberle salido unos buenos mangos a su empleador, y que si los boludos que no lo pueden abrir y los que lo mandan mal son mayoría, en la Pepsi lo iban a terminar rajando, y que porqué no se dejaba de…

¿Te gustó el saludo o vas a empezar a romper las pelotas como el Jovato? Se lo mandé a todos mis contactos, el único pelotudo que, como siempre, lo empezó a cuestionar fue él, a los demás les encantó ¿A vos te gustó o querés que te mande a la puta que te parió como lo terminé mandando a él?
Nos reímos de lo lindo. Yo le dije que me encantaría recibir un saludo de Messi, y él que me lo manda de nuevo, y yo que no puedo abrirlo y el que se enoja y me putea, que la culpa la tiene mi PC, que quién le manda molestar a Messi para que salude a un nabo como yo,  que le digo que si no me saludaba éramos amigos igual pero que por culpa de ese saludo estrambótico lo iba terminar mandando a la puta que lo parió, y él que se enojaba, se reía y se volvía a enojar, pero que no quería que yo me perdiera el saludo de Messi que con tanto cariño él le había mandado a los andá a saber cuantos argentinos que tiene entre sus amistades en Facebook. Lo intentamos una y otra vez, y no hubo caso. Nos divertimos como nunca en esa hora muerta, en la que el que madruga en España y el que trasnocha en la Argentina se encuentran a menudo para reversionar una extraña amistad que, vaya paradoja, de no mediar tanta distancia no existiría. Y de no ser por Facebook, tan subyugante que te mete en tu casa y te aleja de los cercanos, cada uno ante su PC atendiendo sus asuntos, pero te acerca a los que se fueron y extrañan, como Marcelo, que tanto tiene de “gallego” que su argentinidad ya casi no se nota, pero que existe, está bien claro, en su infinita nostalgia  que a los dos, a los cuatro y a los seis días lo lleva a volver a conectarse para preguntarme:

¿Pudiste ver el saludo, pedazo de pelotudo? ¿Apretaste Pepsi España? ¿Dice saluda a tus amigos con Messi? A ver, probá, saludame a mí…
-Mirá, yo no pienso saludar a nadie si antes no me llega este saludo de mierda que decís que me mandaste y que me está volviendo loco. Estoy pensando que si Pepsi financia con su nombre a infradotados como vos que engañan a sus amigos con semejante gilada, en dos meses se funde. Hagamos una cosa, cuando alguien normal me explique como ver el famoso saludo, yo te llamo y te lo agradezco, quedate tranquilo, mientras tanto te podes ir a la p..

¡El tema es que Messi está hasta los huevos de tener el cartel en la mano! Recién me llamó y me dijo ¿Este Calvente es medio pelotudo, no?
Con la confusión que debieron sentir los primeros hombres que se irguieron hace millones de años, notando, como ellos habrán notado, que a nuestros hijos le resulta bastante más fácil y natural adaptarse a la novedad,  la generación de los que ya éramos grandes cuando fueron llegando la PC, el teléfono celular, la TV satelital, Internet, las redes sociales y el archivo del mundo servido a la mano de una tecla a la que tanto nos cuesta acceder, hoy tenemos la certeza de que a nuestro pesar, se trata de un cambio cuyos alcances no podremos dimensionar correctamente en nuestra efímera existencia, pero que de llegar a la vejez tendremos el privilegio de que los niños del futuro se sienten a nuestro lado para escucharnos y así poder comprender como era ese mundo tan precario y lejano que no pueden aceptar como posible. Mientras escribo estas líneas, se conecta Marcelo:

Hola, pendejo, vamos a salir campeones con Ismael Blanco y el Pochi Chávez, acordate. Vas a ver que el Pulpito González en el lugar de Fritzler y sabiéndose titular, la va a romper ¿Al final pudiste ver el saludo de Messi?

por Marcelo Calvente
marcelocalvente@gmail.com  


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