Lanús empató 1 a 1 con Tigre de local por la
12ª fecha, y agudizó su crisis futbolística producto de una suma de
imponderables y otra suma de desaciertos de quienes toman decisiones. Los
números lo dicen todo: 16 puntos producto de cuatro victorias, cuatro empates e
igual cantidad de derrotas, con 13 goles a favor y 14 en contra, lejos de los
de arriba y más lejos de aquel equipo que supo ser hace tan poco tiempo.
Después de una primera parte en
la que fue superior poblando la zona media con el aporte Junior Benítez
colaborando en la creación junto al Marciano Ortiz, sin extremos, con Melano
sólo arriba, Lanús fue dominador pero le faltó profundidad. La apertura del
marcador fue a los 25 minutos de juego con un remate de media distancia de Ayala,
jugador ambivalente que por momentos
luce tácticamente sabio, en otras comete errores infantiles, el paraguayo es
una de las opciones de ataque más redituables. Le pega no del todo bien y no
tan fuerte, pero su principal virtud es entrarle recto al balón para que no se
eleve y lograr que pique en la cara del arquero, algo que viene consiguiendo
muy seguido y que generalmente termina en gol o rebote propicio. El Grana se
fue al descanso siendo justo ganador, pese a que Tigre, con lo poco que atacó
supo inquietarlo. El completo fue el mundo del revés, y todo salió tan mal que vale
la pena buscar el video y volver a verlo.
En el reinicio, indudablemente
desconforme con la posición de Junior, Guillermo lo mandó a jugar bien de
delantero, seguramente pensando en una contra que Lanús nunca sacó. El trámite
fue una continuidad interminable de llegadas de Tigre. El equipo granate logró
pisar campo contrario recién a los 25, cuando Melano corrió una pelota perdida,
le hicieron una falta tonta y Javier García sacó el remate desde 30 metros de -¡otra vez!- Ayala, que se metía junto a su
palo izquierdo. Lanús no volvió a generar otra situación de peligro. Fue muy
largo, con las líneas lejanas entre sí, y como siempre que esto ocurre, y
ocurre casi siempre, las espaldas de Araujo y Velázquez, veteranos injustamente
condenados a los largos recorridos, fueron un calvario. Araujo padeció las
locuras de Firulete. Cuesta creer que se trata del mismo Alejandro Silva que jugó la final de la Libertadores 2013
para Olimpia del Paraguay como titular indiscutible ante el Mineiro de
Ronaldinho, en la que marcó un gol. Ante Tigre actuó de “8”, en el que supuestamente es
su lugar en la cancha, y jugó un partido de terror, corriendo la deriva,
perdiendo marcas, entregando mal, bartoleando por demás, lo suyo fue un
concierto de desaciertos. Por el otro lado Pasquini, que arrancó entendiéndose
con Velázquez, de a poco fue desdibujándose hasta extraviarse por completo del
partido, a punto tal que pese a no tener ningún relevo con características
defensivas, el entrenador lo reemplazó por Valdez Chamorro cuando Lanús aún
estaba 1 a
0 arriba.
Ayala, la principal carta de gol de Guillermo |
El dominio de Tigre se mantuvo
hasta el final, sus ataques siempre fueron a fondo y lo pudo ganar incluso en el último minuto de descuento. Hasta aquí, jamás el equipo de Guillermo se
mostró tan pobre de ideas de manera continua durante 45 minutos. El empate fue
un milagro, pese a que en el gol de Tigre hubo dos faltas que Pompei no sancionó:
el off-side de Goñi al convertir, y el empujón previo de Rincón a Monetti que
casi lo manda al fondo del arco, dos faltas muy groseras que ni el juez ni su
colaborador señalaron. Lo peor es ver el desconcierto, la preocupación y la
falta de confianza reflejada en la cara de algunos jugadores de Lanús, algo que
se repite y se agranda fecha tras fecha.
Lo más rescatable fue que pese al
marco decepcionante y algunos silbidos entendibles por la pobreza de lo
ofrecido por el equipo, la mayoría de los socios se fue en silencio, con más
preocupación que bronca, comprendiendo que no es hora de insultos, sino de acompañar,
de estar atentos; se juegan cosas muy importantes y hay que sostener el
prestigio conquistado en los últimos años. Aunque hay recursos y existe la
posibilidad de reforzarse con tres futbolistas de primera línea de cara al
próximo semestre, cosa que piden a los gritos los hinchas de todos los equipos,
los socios de Lanús saben que semejante inversión estará a cargo de una
conducción que culmina en diciembre, y que no viene acertando últimamente en
ese rubro ni en ningún otro. El receso está ahí nomás, y los socios de Lanús,
los más cercanos, los de siempre, se preguntan si vale la pena gastar lo que pronto
va a escasear con Guillermo al frente, porque aunque lo sacó campeón, hace
mucho que no le encuentra la vuelta a este plantel y todo indica que partirá al
finalizar su contrato en diciembre. Sospechan que jugando así será difícil
vender en grande, y no dudan que todo se derrumba si no se vende. En el fondo
de su corazón esperan un gesto de dignidad del entrenador, si es que en verdad entiende
que con este plantel su ciclo está cumplido.
Con el corazón de hincha se sueña
con un equipo mejor, como fuimos hasta hace tan poco, tan poquito, apenas un
año y medio atrás, mientras que con el carnet de socio que conoció otros
tiempos y otras desventuras se observa lo que viene con verdadera preocupación.
Marcelo Calvente
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