Seguramente a esta hora te cuesta
recordarlo, pero instantes antes del gol del empate La Fortaleza era un
velorio. Murmullos ante cada pelota perdida, lamentos por los despejes de
Gómez, por las pérdidas de Somoza, por lo confuso del juego de Ayala, por la
ausencia de Pulpito González. En la cancha, el equipo no devolvía la imagen
ganadora de otras veces. Mas bien la certeza de que la suerte estaba echada y
que ni el tiro del final iba a pegar en la esquiva cuarta estrella, tan deseada
como postergada. De las cinco competencias del semestre, Lanús había
desperdiciado cuatro. A esa altura el público granate, muy desencantado, ya no
alentaba al equipo. Sólo se aplaudía al Laucha Acosta y a Marchesín. A Lautaro
por la forma en que defiende la camiseta querida. Lo hace con valentía, va en
busca del gol, impresiona verlo atravesar rivales mientras sus compañeros se
muestran estáticos o confundidos. Y también a Marchesín, por su gran momento y
por su genuina desesperación ante lo inminente de otro fracaso. El premio del
soberano para esos dos futbolistas retumbó en la cabeza de los demás
produciendo el contagio, y también atemorizó a los rivales. Las salidas
profundas de Marchesín a las puertas del área de enfrente retrasaron a Arsenal,
las diagonales a pura gambeta y velocidad de Acosta, los dientes apretados y
esfuerzo del mejor delantero del campeonato, abrieron la defensa de la visita.
El árbitro marcó cinco minutos de tiempo adicional, y entonces sí, el estadio
se pone de pie, y acompaña con el clásico “Soy granate…” la reacción del equipo,
ahora sí, alentando de nuevo a los colores, que en el último de los cinco
minutos agregados arrasó con la resistencia de Arsenal. Corner al primer palo
que ejecuta Ayala a los 04:49 de tiempo adicionado, mientras Romero choca en el
aire con un rival, brutal cabezazo de Acosta que devuelve Andrada, y definición
de primera hacia abajo, para evitar que se eleve, del Pulpito González directo
a la red para poner el partido 2
a 2.
Repasando la transmisión
televisiva se advierte que los periodistas de FPT juzgan excesivos los cinco minutos que marcó Andrés Merlos. “Ni siquiera entró el carrito…” dijo uno
de ellos, omitiendo la reiteración de
actitudes antideportivas de los futbolistas visitantes, que se turnaban
para tirarse al piso de manera
escalonada y ordenada, impidiendo que el juego tenga continuidad. El árbitro
tiene la obligación de parar las acciones cuando hay un futbolista caído. Sabe
que están fingiendo pero no tiene como penarlo. La única posibilidad de hacer una
mínima justicia deportiva es adicionar un par de minutos más a los establecidos
de rigor. Y sin embargo los periodistas lo juzgan excesivo. “Técnicamente, el árbitro estaba en
condiciones de terminarlo antes de que Ayala ejecute el corner” dijo su
compañero con ese particular sentido común de los que hablan sin saber, sin
pensar y sin ni siquiera mirar el cronómetro. Hasta aquí, no había nada que
reprocharle a Merlos. Pero Palermo perdió los estribos y Abbondancieri los
perdió aún más, y por advertencia del cuarto árbitro ambos se van expulsados. “Se van los dos” se lee en los labios de
Andrés Merlos cuando le habla a Palermo, y para que no queden dudas le muestra
los dos dedos que lo certifican. “Acá dio
dos minutos más” dijo un energúmeno sentado en la silla de un periodista de
Fox Sports, mientras el resto de los panelistas trataba de explicar lo que no
entendían.
El árbitro Andrés Merlos luchando por su vida |
La imagen no deja dudas: el pobre
Merlos, de pésimo arbitraje, después de las protestas de Arsenal decidió agregar un minuto más, vaya uno a saber porqué. Tal vez por pedido de Somoza o en
represalias a la descomedida protesta de los entrenadores de la visita. Lo
anunció a los 07:54 de tiempo agregado, y la pelota se puso en movimiento a los
08:14. Arsenal lanzó un ataque profundo que termina con posición adelantada.
Rasic se tira, uno de Lanús lo levanta. A los 08:40 le pega largo Marchesín, la
pelota se divide, se juega la pierna -y recibe bruto planchazo- Braghieri, que
la tira al área. Lautaro Acosta la cabecea desde el vértice izquierdo hacia el
punto penal, y se acerca a la pelota con los ojos clavados en su
circunferencia. Silva la pelea y Acosta acompaña. Junior también la pelea, se
choca con Somoza y ambos caen, Silva se suma a la pirueta cual Curly de Los
Tres Chiflados. Ayala patea y le da en el pecho a Romero, que con los brazos
caídos y pegados al cuerpo, gira y enfrenta a Andrada mientras Acosta palpita, atento,
dando saltitos en el lugar a un metro de la jugada, hasta que finalmente
Andrada da rebote y Acosta la mete. Los futbolistas granates corren para hacer
una montaña de felicidad, los de Arsenal para linchar a Merlos. Y aunque las
cámaras optan por seguir los incidentes, la Fortaleza estalla y el
cielo se ilumina, y pronto se convierte en la linterna del acomodador
anunciando el fin de la película, mientras a tu alrededor son varios los que
tratan de ocultar las lágrimas por el
final feliz, casi milagroso, de una de Walt Disney.
La prueba de que no hubo infamia
es el reloj, que al momento de ingresar la pelota en el arco de Arsenal marca
los 09:10 de tiempo adicionado, cuatro segundos menos de los sesenta agregados
por el árbitro, el mismo que ahora Abbondancieri no deja de de zamarrear en el
centro de la cancha. Todo lo demás es olvidable. El saldo futbolístico de Lanús
resulta preocupante, sobre todo habiendo tenido resuelto el partido desde el
inicio, cuando a los 6 minutos de juego Romero abrió el marcador, y a pura
desconcentración y errores defensivos se lo dejó dar vuelta en quince minutos, entregando
tal vez la peor actuación del semestre. Fue promisorio el arranque del complemento,
un desconcierto de los quince a los treinta, y pura desesperación e impotencia
de los 30 hasta el final, mientras Arsenal dilapidaba una tras otra las varias
oportunidades que tuvo de liquidarlo. Pero cuando todo estaba irremediablemente
perdido, fue milagro en tiempo de descuento, y ese cierre de película es el
mejor incentivo para seguir luchando hasta el final por obtener la tan esquiva
estrella, y si se puede, corregir errores más que repetidos.
Marcelo Calvente
En una parte de tu comentario decis : el referi da un minutos mas, quien sabe porque, si no sabes porque escribis pavadas ?
ResponderEliminarY si no entendés, ¿para que leés?
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