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sábado, 8 de noviembre de 2014

Una de Walt Disney


Seguramente a esta hora te cuesta recordarlo, pero instantes antes del gol del empate La Fortaleza era un velorio. Murmullos ante cada pelota perdida, lamentos por los despejes de Gómez, por las pérdidas de Somoza, por lo confuso del juego de Ayala, por la ausencia de Pulpito González. En la cancha, el equipo no devolvía la imagen ganadora de otras veces. Mas bien la certeza de que la suerte estaba echada y que ni el tiro del final iba a pegar en la esquiva cuarta estrella, tan deseada como postergada. De las cinco competencias del semestre, Lanús había desperdiciado cuatro. A esa altura el público granate, muy desencantado, ya no alentaba al equipo. Sólo se aplaudía al Laucha Acosta y a Marchesín. A Lautaro por la forma en que defiende la camiseta querida. Lo hace con valentía, va en busca del gol, impresiona verlo atravesar rivales mientras sus compañeros se muestran estáticos o confundidos. Y también a Marchesín, por su gran momento y por su genuina desesperación ante lo inminente de otro fracaso. El premio del soberano para esos dos futbolistas retumbó en la cabeza de los demás produciendo el contagio, y también atemorizó a los rivales. Las salidas profundas de Marchesín a las puertas del área de enfrente retrasaron a Arsenal, las diagonales a pura gambeta y velocidad de Acosta, los dientes apretados y esfuerzo del mejor delantero del campeonato, abrieron la defensa de la visita. El árbitro marcó cinco minutos de tiempo adicional, y entonces sí, el estadio se pone de pie, y acompaña con el clásico “Soy granate…” la reacción del equipo, ahora sí, alentando de nuevo a los colores, que en el último de los cinco minutos agregados arrasó con la resistencia de Arsenal. Corner al primer palo que ejecuta Ayala a los 04:49 de tiempo adicionado, mientras Romero choca en el aire con un rival, brutal cabezazo de Acosta que devuelve Andrada, y definición de primera hacia abajo, para evitar que se eleve, del Pulpito González directo a la red para poner el partido 2 a 2.

Repasando la transmisión televisiva se advierte que los periodistas de FPT juzgan excesivos los cinco  minutos que marcó Andrés Merlos. “Ni siquiera entró el carrito…” dijo uno de ellos, omitiendo  la reiteración de actitudes antideportivas de los futbolistas visitantes, que se turnaban para  tirarse al piso de manera escalonada y ordenada, impidiendo que el juego tenga continuidad. El árbitro tiene la obligación de parar las acciones cuando hay un futbolista caído. Sabe que están fingiendo pero no tiene como penarlo. La única posibilidad de hacer una mínima justicia deportiva es adicionar un par de minutos más a los establecidos de rigor. Y sin embargo los periodistas lo juzgan excesivo. “Técnicamente, el árbitro estaba en condiciones de terminarlo antes de que Ayala ejecute el corner” dijo su compañero con ese particular sentido común de los que hablan sin saber, sin pensar y sin ni siquiera mirar el cronómetro. Hasta aquí, no había nada que reprocharle a Merlos. Pero Palermo perdió los estribos y Abbondancieri los perdió aún más, y por advertencia del cuarto árbitro ambos se van expulsados. “Se van los dos” se lee en los labios de Andrés Merlos cuando le habla a Palermo, y para que no queden dudas le muestra los dos dedos que lo certifican. “Acá dio dos minutos más” dijo un energúmeno sentado en la silla de un periodista de Fox Sports, mientras el resto de los panelistas trataba de explicar lo que no entendían.

El árbitro Andrés Merlos luchando por su vida
La imagen no deja dudas: el pobre Merlos, de pésimo arbitraje, después de las protestas de Arsenal decidió agregar un minuto más, vaya uno a saber porqué. Tal vez por pedido de Somoza o en represalias a la descomedida protesta de los entrenadores de la visita. Lo anunció a los 07:54 de tiempo agregado, y la pelota se puso en movimiento a los 08:14. Arsenal lanzó un ataque profundo que termina con posición adelantada. Rasic se tira, uno de Lanús lo levanta. A los 08:40 le pega largo Marchesín, la pelota se divide, se juega la pierna -y recibe bruto planchazo- Braghieri, que la tira al área. Lautaro Acosta la cabecea desde el vértice izquierdo hacia el punto penal, y se acerca a la pelota con los ojos clavados en su circunferencia. Silva la pelea y Acosta acompaña. Junior también la pelea, se choca con Somoza y ambos caen, Silva se suma a la pirueta cual Curly de Los Tres Chiflados. Ayala patea y le da en el pecho a Romero, que con los brazos caídos y pegados al cuerpo, gira y enfrenta a Andrada mientras Acosta palpita, atento, dando saltitos en el lugar a un metro de la jugada, hasta que finalmente Andrada da rebote y Acosta la mete. Los futbolistas granates corren para hacer una montaña de felicidad, los de Arsenal para linchar a Merlos. Y aunque las cámaras optan por seguir los incidentes, la Fortaleza estalla y el cielo se ilumina, y pronto se convierte en la linterna del acomodador anunciando el fin de la película, mientras a tu alrededor son varios los que tratan de ocultar las lágrimas por el final feliz, casi milagroso, de una de Walt Disney.

La prueba de que no hubo infamia es el reloj, que al momento de ingresar la pelota en el arco de Arsenal marca los 09:10 de tiempo adicionado, cuatro segundos menos de los sesenta agregados por el árbitro, el mismo que ahora Abbondancieri no deja de de zamarrear en el centro de la cancha. Todo lo demás es olvidable. El saldo futbolístico de Lanús resulta preocupante, sobre todo habiendo tenido resuelto el partido desde el inicio, cuando a los 6 minutos de juego Romero abrió el marcador, y a pura desconcentración y errores defensivos se lo dejó dar vuelta en quince minutos, entregando tal vez la peor actuación del semestre. Fue promisorio el arranque del complemento, un desconcierto de los quince a los treinta, y pura desesperación e impotencia de los 30 hasta el final, mientras Arsenal dilapidaba una tras otra las varias oportunidades que tuvo de liquidarlo. Pero cuando todo estaba irremediablemente perdido, fue milagro en tiempo de descuento, y ese cierre de película es el mejor incentivo para seguir luchando hasta el final por obtener la tan esquiva estrella, y si se puede, corregir errores más que repetidos.

Marcelo Calvente

2 comentarios:

  1. En una parte de tu comentario decis : el referi da un minutos mas, quien sabe porque, si no sabes porque escribis pavadas ?

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