Después de un trámite para el
olvido, casi sin llegadas y desconectados ambos equipos, Lanús se alzó con la
victoria ante Atlético Rafaela por 3
a 0, con tres ráfagas de fútbol ofensivo, al menos esa
es la sensación que le quedó a la mayoría de los hinchas granates que
asistieron a La
Fortaleza. Es que hace mucho tiempo que Lanús no gana por
semejante diferencia, y siempre es bueno
empezar un nuevo segmento de torneo, luego de la renovación que se produjo en
la mayoría de los planteles durante el receso de invierno, con un triunfo así
de contundente. La verdad es que cuando a los 30' del complemento, Lanús se empezaba a nublar y a volver mal, dos errores increíbles de Germán Re le sirvieron el partido. Los parciales se fueron contentos, aferrados a la esperanza por
lo que recomienza de la mejor manera, y no está nada mal. De cada uno depende
hasta donde adentrarse en las tinieblas del análisis crítico, a veces es mejor
no pensar. Yo no puedo.
Me cuesta convencerme que,
futbolísticamente hablando, estamos bien, aunque entiendo las circunstancias
que condicionaron el armado del equipo para el debut. Sin Acosta, sin Melano,
sin Ayala, sin Leto ni Straqualursi, Guillermo apostó por los pibes: Valdez Chamorro,
Di Renzo y González, con el debut de Román Martínez, y Junior Benítez como
referente ofensivo, durante 75 minutos no pudo imponer su juego sobre un rival
notablemente disminuido en calidad futbolística respecto de su versión más
reciente, víctima de un mercado de pases que alivió sus finanzas pero debilitó
a su plantel, cuyo destino de aquí a diciembre será luchar por la permanencia
hasta el final. Y no puedo aceptar que el esquema táctico que Guillermo intenta
imponer sea éste que vemos desde hace más de un año a esta parte: equipo largo,
desequilibrado, sin mediocampo y distante entre líneas, que apuesta al golpe
por golpe cualquiera sea su rival. Muy diferente del que supo ser hasta
mediados del 2014, hasta que se fueron Goltz e Izquierdoz, aquel equipo que
presionaba la salida del rival, bien metido en campo contrario, con los
laterales al ataque, con Somoza metido entre los centrales lo más cerca posible
de la línea media, cerrando con criterio cada una de las dos bandas. Un mismo
entrenador, un mismo dibujo, una manera muy diferente de jugar y peores
resultados. ¿Es que no logra aquel andar porque sus centrales no tienes las
aptitudes de los que se fueron? ¿Y entonces porque recomienda la contratación
de delanteros y volantes ofensivos que, para colmo, no tienen las
características necesarias como para ocupar ninguno de lo los tres puestos que
ofrece la idea de Guillermo en la zona media? Cosas que no se entienden
A esta altura del partido tengo
que pensar que el entrenador está conforme con el plantel que armó, aunque sea conciente que con este funcionamiento
difícilmente pueda lograr la consecución de algún objetivo, aunque en el fútbol
no existen los imposibles. Y que la conducción del club intenta de una manera responsable
llegar a fin de mandato sin arriesgar, tratando de cuidar el dinero y promover
entre los socios la paciencia para con la cantera, y la esperanza que mejores
frutos pronto empezarán a madurar. Tal como están las cosas en nuestro fútbol,
las instituciones que lideraron las competencias de los últimos años,
Estudiantes, Vélez, Newell’s y Lanús, más Central, Huracán, Banfield,
Argentinos y alguno más, pelearán por su permanencia en la elite de los que
luchan por el título y la clasificación internacional, y pasarán a depender de
su buen tino para conducirse de manera eficiente y austera, y por encima de
todo, de la capacidad de producción de las respectivas estructuras formativas.
Sergio González, por fin, marco su primer gol en primera |
Todos los equipos mencionados
vienen cumpliendo en parte con sus expectativas: el ya emigrado Carrillo,Doffo, Mancini, Cervi, son sólo algunos ejemplos. Producir jugadores determinantes en ofensiva es la
única alternativa de estos clubes para poder
sostener su economía y su nivel competitivo, el único camino para pelear
de igual a igual con los grandes y su dinero de procedencia tan desconocida
como el estado de las enormes deudas que cada uno de ellos viene arrastrando de
las últimas gestiones. Es en este plano que Lanús, hasta hace muy poco el
principal formador y el mayor vendedor del fútbol patrio, parece haber entrado
en una etapa recesiva. La esperanza es Junior, y no mucho más: Valdez Chamorro,
González, Astina, Di Renzo y los demás no alcanzaron aún la madurez ni el nivel
necesario para lograr la titularidad.
De cara a lo que viene, la futura
comisión directiva Granate que asumirá en diciembre tendrá que ajustar la mira
sobre el fútbol infantil y amateur, y evaluar que es lo que no se está haciendo
bien y que hay que corregir, puesto que en infraestructura y experiencia muy pocos
clubes lo superan. Y por sobre todas las cosas, pensando en el próximo
entrenador, definir una forma de jugar que sea común al plantel profesional
tanto como a todas las categorías formativas, para no seguir produciendo volantes
ofensivos que al llegar a primera se encuentran perdidos en esquemas en los que
no encajan, y tampoco seguir careciendo de volantes doble función, un tipo
determinado de futbolistas que últimamente no vienen apareciendo.
Es bueno para la salud de nuestro
fútbol que aquellos equipos poderosos, como San Lorenzo y River, con Saviola y
Lucho González, no hayan podido con Temperley y Unión; es muy bueno que Racing
fuera goleado por Newell’s, y que el propio Boca, que contará con Tévez, nada
menos, haya sufrido para vencer a Sarmiento por 1 a 0. El desafío para el resto
es tratar de acortar la brecha que de manera abrupta e inexplicable se ha
vuelto abrir respecto de los grandes de ayer, hoy y siempre, sin cortes ni
quebradas y como si nada hubiera sucedido, como si recientemente River e
Independiente no hubieran jugado nunca en la segunda categoría, y Tinelli no
hubiera salvado al Ciclón de un seguro descenso, el que hubiera sido el segundo
de su historia.
Marcelo Calvente