Para mi sorpresa no son pocos los
que están enfurecidos con la
Fiesta del Centenario del Club Atlético Lanús. A más de
treinta días de perpetrada, son muy contados los que se animan a sostener que
no faltó nada. Al consultar al respecto, la mayoría me dice “¡siiii, muy linda
fiesta...!” y cuando repregunto si no le parece que faltó la historia, los
equipos, los jugadores, los dirigentes -bah, que faltó todo- son muchísimos los
que me dicen “si, en eso tenés razón, no lo había notado”. Algunos se indignan
en el momento, otros se van pensando. Pero no faltan los que dicen “siiii,
tenés razón, pero la fiesta estuvo muy linda…”
Y la gran mayoría no entiende -o peor, no le importa- la gravedad de lo
que en verdad está sucediendo en el club.
El 2 de julio de 2012, en la nota
“La reunificación de la Unidad”,
escribí: “…hoy que los tiempos se acortan
dramáticamente, me permito recomendar que él (Maron) y su agrupación comprendan
que no puede ser candidato por la
Unidad un dirigente que, más allá de sus grandes valores y
cualidades que nadie puede discutir, durante los tres años de mandato de su
sucesor, en la práctica, no formó parte de la misma. Para ser el presidente del
club por la Lista Unidad,
primero debería volver a ser parte de ella”. Casi tres años después nadie
que esté cercano al club puede negar que Alejandro Marón y su grupo de
colaboradores más cercanos fueron debilitando de a poco a la autoridad de los
dirigentes de las demás agrupaciones que conforman la Unidad, incluso los de
cargos electivos, esos que los socios votaron para que co-gobiernen de manera
unitaria como ha sido invariablemente a partir de la reconstrucción de fines
los ‘70 hasta hoy. Siempre existieron diferencias, es sabido, pero nunca tan
profundas ni irreversibles como para destruir la condición que nos ha hecho
grandes: todos juntos y el bien del club por encima de todo.
Al principio, la historia estaba en carpeta |
No es un secreto para los socios
más próximos a la vida institucional que el trato con los dirigentes a cargo de
las diferentes actividades ha cambiado respecto de las últimas conducciones, y
mucho menos que esa situación se ha extendido a los empleados del club. Ya no
existe espacio para el disenso, las
redes sociales son patrulladas en busca de la opinión crítica para castigarla
con la exclusión de la vida institucional. En el clima que se ha creado, todos,
dirigentes, empleados, allegados y gran parte de los socios no encuentran
motivación para seguir colaborando en un club de puertas cerradas y secretos
compartidos por muy pocos. Demasiado pocos. Por ejemplo, me resultó imposible
hasta ahora saber si la cobertura de TyC fue abonada y que bolsillo la pagó.
Muchos dirigentes que conozco no lo saben. Es que últimamente, casi nada se
sabe.
En ese estado de cosas, en un año
dominado por las frustraciones deportivas, los granates de corazón llegamos al
Centenario y dejamos de lado todo para celebrar como corresponde una existencia
que nos enorgullece, para contar y también aprender de una historia cambiante y
milagrosa como muy pocas más. Confiados, ya que durante cuatro años trabajó una
Comisión del Centenario conducida por el ex presidente Emilio Chebel, un
dirigente con muchos años en el club, que se ha caracterizado por fomentar y
defender la unidad de la que siempre fue parte. En todo este tiempo el trabajo
de la Comisión
fue un secreto de estado. Sólo algunas esporádicas presentaciones, como las
producciones fotográficas con las camisetas históricas, el video de la
camioneta de Ramón Cabrero, y alguno que otro más. De acuerdo a la calidad de esos
pocos trabajos difundidos el panorama resultaba esperanzador. Más cerca en el
tiempo, la certeza de que la fiesta sería transmitida en directo para todo el
país por TyC Sports presagiaba una jornada inolvidable, en pleno receso, donde
los simpatizantes de todos los equipos del país conocerían y se sorprenderían
de todo lo que nos pasó para llegar hasta aquí como el más solvente de todos
los clubes de nuestro fútbol, y por lejos, el de mayor crecimiento en las
últimas décadas, no mucho después de jugar con Piraña.
A la hora de la verdad, se optó por el humor de Ruggeri |
El asunto es que la Comisión del Centenario
realizó una fiesta imponente pero híbrida, sin contenido, sostenida por el
esfuerzo de los periodistas deportivos que la animaron. Un grupo sin gracia de
Morón. Una banda interesante pero de música instrumental. Un ambicioso espectáculo
de teatro aéreo indescifrable, largo, lento y repleto de simbolismos poco
simbólicos y el cierre de Los del fuego que habla por si sólo. En el medio, un
chiste de mal gusto de Ruggeri, la nada feliz idea de pedirle a Huguito Morales
-se sabe que la oratoria no es lo suyo- que presente al Negro Enrique. El Negro
Enrique que se presenta sólo. Y la palabra del Presidente, que agradece a sus
pares de comisión directiva y a sus antecesores más recientes, pero no sólo no
los invita a subir, ni siquiera los nombra. No hay un solo video de otros
tiempos, no hay un racconto bien leído e ilustrado de la historia. Parece que
tampoco hubiéramos tenido ídolos deportivos. Ni Los Globe, ni Los Albañiles, ni
los que nos ascendieron, ni los pibes que nos sacaron de la “C”, nadie merece
un lugar en la fiesta. Tampoco hubo coordinación con la transmisión televisiva,
sus conductores no tienen datos certeros para estirar los muchos baches que se
producen. En el final desfilaron algunos de los campeones de la Sudamericana 2013, los del Apertura 2007 y unos pocos del 96. De Mario, Lodico, Crespín, Nenito Baillie, por nombrar sólo a algunos
de los que asistieron y nadie se enteró, todos ellos campeones de diferentes
ascensos, quedaron al margen de los festejos, escuchando las palabras de de
jugadores que, en varios casos, muy poca identificación tienen con el club. A la Urraca González, que no estaba
en la lista de buena fe que calificaba para subir al escenario, lo llevó un
socio indignado que conocía el camino. Y Armando puso la única nota de emoción
de la noche.
Todos; socios e hinchas,
periodistas, el resto de los dirigentes, nos encontramos que no hubo Fiesta del
Centenario cuando ya era tarde. Hubo sí un impactante escenario, fuegos
artificiales, desfile de los campeones Conmebol 96, el Apertura 07, la Sudamericana 2013, y
una sola persona tratando de acaparar la noche: Alejandro Marón. Como si la
historia granate empezara después de su aparición como dirigente, el escenario
fue sólo suyo, mientras todo lo importante que nos pasó en los cien años de vida del club Lanús, y sobre
todo los muchos protagonistas del mayor milagro del fútbol argentino, asisten
azorados a esta impensada declaración de guerra a la Unidad, exigen una
explicación, y la urgente normalización institucional. Algo hay que hacer. La
otra sería quedarse piolas, esperando el bicentenario.
Marcelo Calvente
Coincido plenamente con tu opinión, Marcelo. La fiesta, tan ansiada, fue incompleta. Muy incompleta. Parecía organizada por hinchas de Banfield. Yo estaba ubicado en el codo entre la popular local y la platea oficial, y la mayor parte de la gente no podía comprender lo que estaba viendo/escuchando. No se podía creer como en el Centenario del Club de Barrio Más Grande del Mundo, en ese gran escenario, tocaron "Los Chávez" y "Los Superpoderosos" (creo que así se llamaban). La gente silbó, repudió y hasta cantó "que se vayan todos". Un papelón que, de verdad, me dio vergüenza ajena. Pocos minutos después comprendimos por qué salió a "bailar" al escenario una chica enmascarada. Y claro, lo bien que hizo...
ResponderEliminarNo puede ser que, con la gran expectativa y los gastos (que nunca trascendieron pero me imagino que habrán sido muy grandes) lo más atractivo haya sido un chiste de Ruggeri y una frase conmovedora de Urraca González.
Muy bueno el despliegue de Fuerza Bruta, pero se repasaron años INSIGNIFICANTES. Repito, INSIGNIFICANTES.
¿1996? ¿2007? ¿2013? Nuestras tres máximas alegrías no aparecieron.
Ahora, por medio de tu nota, me vengo a enterar que hubo grandes glorias que jamás nos enteramos que estuvieron presentes. Una falta de respeto.
La verdad fue todo muy feo en comparación de cómo la pintaban los organizadores a lo largo de los últimos años.
Coincido en que no me están gustando algunas cosas del manejo del club y la cara de pocos amigos que tiene el Sr Alejandro Marón en los últimos tiempos.
En fin, espero que la gente que pueda ver el bicentenario tenga otra suerte y se apiade de quienes vivimos, desgraciadamente, el horrendo centenario.
PD: Marcelo, gran valentía al firmar tu nota. Yo prefiero publicar como anónimo tras los reiterados casos de patoteos maronistas en las redes.
Abrazo.