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jueves, 17 de abril de 2014

El último campeón


Cuando se empezó a jugar el último minuto adicionado del partido entre Lanús y el Santos Laguna mexicano, el panorama de los granates no era el mejor. Lanús empataba en uno  en La Fortaleza, lo que significaba que en la vuelta, en Torreón, iba a tener que salir a buscar el gol, ya que el tanto marcado por el morocho Quintero a los 12’ del complemento, pese al rápido empate conseguido por Monteseirín a los 20’, le otorgaba al equipo mexicano la ventaja de pasar a cuartos con solo mantener el cero en su terruño. Lanús había afrontado dignamente una instancia decisiva con varios hombres fundamentales fuera de competencia: Goltz, lesionado; Izquierdoz, Somoza y Silva suspendidos, la columna vertebral del equipo de Guillermo junto a Agustín Marchesín, el mejor arquero argentino del momento. Si a todo eso le sumábamos el viaje que se viene -en medio de la maratón extenuante de dos partidos cada siete días- iba a ser una complicación adicional para el trajinado plantel granate. Pero en la última jugada del partido Víctor Ayala ejecutó un tiro libre desde la derecha imprimiéndole al balón un efecto muy marcado que complicó a los defensores visitantes, y en un borbollón Matías Martínez puso la cabeza y desató el delirio. Lanús se quedó con una victoria muy festejada, lograda con una opaca exhibición futbolística, pero con mucho coraje y un enorme corazón por parte de sus jugadores.   

Ismael Blanco no tuvo una noche feliz y fue reemplazado
El partido fue un típico choque de Copa Libertadores entre dos equipos de competencias  muy distantes como los son la mexicana y el fútbol nuestro de cada día. Lanús fue muy limitado con la pelota en los pies, y tuvo algunas dudas en el fondo que generaron inseguridad y un consiguiente retroceso en los centrales, lo que impedía el habitual adelantamiento de los laterales, Araujo y Maxi Velázquez. Por momentos Lanús se partía entre el medio y los tres atacantes  Lo de la visita era tibio y distante de Marchesín, pero el cero parcial era un gran negocio en territorio del último campeón del continente. El primer tiempo fue jugado por los dos con los dientes apretados, y concluyó casi sin situaciones de gol en ninguno de los arcos.

Pero a 12 de iniciado el complemento, casi sin pensarlo, Santos Laguna aprovechó una distracción del fondo granate en un saque lateral a la altura del área grande, desde la izquierda de la defensa, y la pelota cayó en el pecho de Quintero, que contó con una muy buena cortina de Rentería obstruyendo a Monteseirín, y que sin oposición fusiló a Marchesín desde el vértice del área menor. El balde de agua fría cayó sobre los espectadores locales, que volcaban todo su fastidio sobre las espaldas de Ismael Blanco, que no dio pie con bola, ya que el Marciano Ortíz, el pulpìto González y Víctor Ayala levantaron su rendimiento a partir de la desventaja. Maxi Velázquez y Araujo empezaron a soltar amarras, lo que significó más opciones de descarga para los del medio. Santos Laguna contaba ahora con más espacio para contragolpear, pero eligió retroceder. Y aunque Lanús seguía tan falto de claridad como en la primera parte, se llevó por delante a su rival a pura potencia. Por eso sus chances fueron de pelota parada, porque no le resultó fácil entrar al área rival, ya que nunca pudo desbordarlo por las bandas. El mellizo tenía que hacer cambios, y la presión estaba sobre los hombros de Ismael Blanco. Primero salió Lautaro Acosta, que venía de una lesión, y su lugar lo ocupó Junior Benítez. A los 20’ minutos, luego de un corner de Ayala con todo Lanús en el área de Oswaldo Sánchez, el pibe Monteseirín apareció en el punto penal para empalmar un pase de Junior desde la izquierda. Con 25 minutos por jugar ahora estaban 1 a 1.

El pibe Monteseirín puso el empate parcial 1 a 1
El Santos Laguna trató de reaccionar y salir del fondo. Pero en la lucha del medio perdía con el vallado que conformaban los dos laterales y los tres volantes granates. Al no poder meterse en campo contrario, superado más por la potencia que por el juego de Lanús, el equipo mexicano trató de llegar al final durmiendo el trámite y haciendo tiempo sin disimulo, cometiendo muchas infracciones en la zona de gestación para impedirle llegar a posiciones de gol con la pelota dominada . A los 31, Guillermo agotó los cambios: El Silva con pelo y Melano por Astina y el señalado Blanco. El dominio se acentuaba pero no aparecía la jugada clara, el Grana era pura voluntad y empuje. Ayala se puso al equipo al hombro, los laterales mexicanos, con la subida de Araujo y Velázquez, perdían con el dos-uno. A esa altura en Lanús no había cansancio ni importaban las ausencias, solo la decisión de ganar. El equipo granate que sobre el cierre iba al ataque era aquel del tramo final de 2013, el que siempre gana de local, el que se sabe respetado y admirado como un nuevo grande del fútbol de esta parte del mundo, y el Santos Laguna no lo podía aguantar. Lo tuvo Melano en la puerta del arco, y respondió muy bien el experimentado golero visitante. En el descuento el local se jugó a todo o nada y en la última pelota parada el estadio explotó por una victoria trabajosa y emotiva, obtenida a lo grande con decisión y sacrificio, y con el orgullo de ser el último campeón continental.   

Marcelo Calvente


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