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jueves, 10 de abril de 2014

Rarezas granates


Cosa rara lo de Santiago Silva. Últimamente no viene marcando y eso no es bueno, ya que es de anotar goles importantes. Le faltó algo de suerte, tuvo varias situaciones propicias que falló de manera increíble, y también es cierto que a veces anda demasiado lejos del área rival. Tal vez sea consecuencia de jugar con tres delanteros. Como sea, se extrañan sus goles, aunque se sigue destacando con su gran trabajo defensivo. Resuelve todo el juego aéreo de pelota parada rival y lo hace con criterio, concentración y muchos reflejos. También es destacada su presencia a la hora de bajar envíos largos. Su espíritu deportivo contagia a sus compañeros y levanta a sus parciales, su presencia fue determinante en el armado del Campeón de la Sudamericana, y cuando no está en cancha, su falta se hace notar como ninguna otra ausencia en el equipo, ya que no tiene un reemplazante de iguales características. El sustituto natural es Ismael Blanco, que no posee su juego aéreo, y cuyo presente está lejos del nivel que tuvo en la final ante el Ponte Preta. Por todo esto es que su expulsión por desbocarse después de la atajada de Marchesín, desviando el penal que nos dejaba afuera de la Libertadores a pocos minutos del final, es una falta grave, una irresponsabilidad que perjudica notablemente las chances del equipo. Una verdadera locura.

Santiago Silva, y una expulsión difícil de justificar
Raro también fue lo de Leandro Somoza. Tenía dos amarillas en el descuento ante el O’higgins y  alevosamente tiró la pelota lejos para hacer tiempo. Es cierto que era improbable que el árbitro brasileño se animara a amonestarlo después del incalificable penal que había sancionado, y de la roja obligada a Silva por su reacción. Pero el morocho se animó y le puso la merecida tercera amarilla que lo deja afuera del partido de ida por octavos de final, con rival hasta ahora desconocido. La irresponsabilidad de Somoza tampoco debería ser tomada como una instancia del juego. Fue una verdadera tontería, máxime tratándose de un jugador de su experiencia, también un valor irreemplazable, bastión temperamental del equipo, tanto como Marchesín, los dos centrales y el mencionado Silva. Para colmo de males, Izquierdoz tampoco será de la partida porque estando en capilla peleó una pelota perdida y se le fue la pierna, cartón amarillo y también afuera. Lanús pasó a octavos con lo justo gracias a una actuación descomunal de Agustín Marchesín. Al equipo no le sobró nada, y como si eso fuera poco no contará con cuatro de sus cinco principales figuras ya que tampoco Paolo Goltz estaría recuperado para el próximo compromiso en el plano internacional.

Es raro también lo de Sabella con Marchesín. Su notable presente lo pone arriba no solo de todos los arqueros argentinos sino también de la totalidad de los futbolistas que actúan en el país: Semana tras semana, sus atajadas componen parte de las imágenes más destacadas de cada fecha. Hace muy pocos meses la crítica especializada lo ubicaba detrás de Orión, Saja y Barovero. Hoy nadie duda de su liderazgo absoluto, que contrasta con las macanas habituales que cuestan goles en contra de los tres que Alejandro Sabella piensa llevar al Mundial, las pocas veces que tienen la suerte de jugar en sus respectivos equipos: Orión, Chiquito Romero y Andujar. Es entendible que Sabella quiera mantener el plantel que viene trabajando con él y que ganó cómodamente las eliminatorias sudamericanas, pero el tema de los arqueros merece especial atención. Todo el mundo sabe que con Agüero, Higuaín, Di María, el resto, y sobre todo con Lionel Messi, Argentina por lógica pura debería ser un gran candidato a ganar el Mundial de Brasil, una competencia de inicio inminente que ya se empieza a palpitar en todo el planeta. Y todo el mundo sospecha que la defensa elegida por Sabella -y sobre todo los tres arqueros- podrían ser la causa de una vuelta a casa anticipada y sin gloria. Yo me animo a decir que si Argentina se vuelve por un error de cualquiera de estos tres arqueros que indudablemente están muy por debajo de Agustín, Sabella va a pagar los altos costos y se va a arrepentir toda la vida.

Agustín Marchesín tuvo una noche espectacular y heroica
Gracias a la brillante actuación de Marchesín, más la muy buena predisposición de sus compañeros para la lucha, y pese a las muy pocas ideas ofensivas, Lanús pudo sostener una igualdad en Chile que lo clasificó a octavos como uno de los peores segundos, y deberá enfrentar a uno de los tres mejores primeros: Vélez, Santos Laguna o Defensor de Montevideo, tres rivales difíciles que han exhibido buenos atributos. Con solo pensar un viaje a México en este semestre de calendario asfixiante, de tocarle a Lanús sería mortal. La situación Granate es preocupante, no solo por las ausencias que padecerá al comienzo de la llave -será en condición de local en los tres casos posibles- sino también por las deslucidas actuaciones que viene teniendo en condición de visitante.  Desde que venció a Caracas en su debut hasta hoy, fuera de La Fortaleza solo derrotó a Argentinos en todo lo que va del semestre.  Además de esa única victoria en nueve partidos jugados de visitante -tres por la Copa y seis por el Torneo Final- Lanús apenas logró dos empates -Belgrano y el reciente ante O´higgins- y sufrió seis derrotas: Estudiantes, Cerro Porteño, Olimpo, el Deportivo Cali, River y Godoy Cruz. La estadística muestra que el equipo de Guillermo perdió aquella regularidad que le permitía mantener la eficacia fuera de su reducto

Tal vez suene descomedido ponerse a evaluar estas situaciones cuando aún retumban los ecos del festejo del martes en la ciudad de Lanús, sobre todo el grito interminable que en la medianoche recorrió los barrios del distrito por el penal que atajó Marchesín -una vez más, un penal  en contra inventado- cuando todo parecía estar perdido. Cualquiera que no sepa que este equipo es capaz de concretar cualquier tipo de hazaña, bien podría dejarse ganar por la preocupación y el desaliento. Pero los hinchas de Lanús no, aunque venga a los tumbos, nadie va a darlo por muerto. No mientras siga con vida.

Marcelo Calvente

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