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viernes, 27 de septiembre de 2013

Cambio cantado


Como todo lo indicaba, Lanús está en cuartos de final de la Copa Sudamericana pese a su caída en Santiago ante la Universidad de Chile por 1 a 0, los cuatro goles granates marcados en la ida lo acreditan a ese sitial con justicia. En el camino estará River Plate, un elenco al que en los últimos años Lanús supera con creces, pero que no obstante se trata de uno de los dos equipos más populares de la Argentina, con todo lo que eso significa mediáticamente hablando. Por su parte el equipo de Ramón Díaz venció de oficio 2 a 0 a la Liga de Loja en el Monumental, pasó a cuartos por un gol de diferencia, gracias al que convirtió Ferreyra en la derrota en Ecuador. Lanús y River se verán las caras este domingo, en el último turno, en La Fortaleza por el Torneo Inicial, en el que los dos necesitan ganar para seguir prendidos. Tendrán que olvidarse de la Copa por treinta días y poner lo mejor que tenga cada uno para lograr la victoria en la competencia local

Dos Barros Schelloto y un solo problema a resolver
Antes de volver a recibir a River el 30 de octubre próximo por el partido de ida de cuartos de final, Lanús tendrá por delante compromisos muy dificultosos, con dos de esos viajes donde las derrotas cuestan campeonatos. Entre uno y otro choque con River, ambos en La Fortaleza, Lanús visitará a Central por la 10ª fecha, luego recibirá a Godoy Cruz, más adelante irá a Santa Fe contra Colón y por la fecha 13ª recibirá a San Lorenzo, un encuentro que debería ser clave para ambos. Siete días después de ese partido recibirá a River por la Copa, el fin de semana siguiente habrá elecciones en el país, entre el 3 y el 5 de noviembre irá a Victoria con suplentes, y el miércoles siguiente definirá la serie en el Monumental. Entonces, a tres días de sabido su pase o no a semifinales, Lanús recibe a Arsenal por la 15ª fecha del Inicial –se jugará entre el 10 y el 12 de noviembre- últimamente la materia más brava de esta difícil carrera para recibirse de campeón. No hace falta agregar nada más, es obvio que comienza para Lanús el tramo clave y determinante en este semestre.   

El partido ante la U estuvo de más. Solo de una manera podía peligrar la clasificación Granate: Que la defensa tenga un arranque desastroso y Marchesín reciba uno o dos goles en el primer tiempo. Que no iba a ser así se notó antes de los 15’ de juego, cuando el local dominó pero sin inquietar a Marchesín, y se cerró en los treinta siguientes cuando Lanús pasó a dominar -sin mucha profundidad, es cierto- pero marcando con elocuencia la brecha de categoría existente entre ambos equipos. Pero al volver del descanso, todo liquidado, Lanús ya no estaba en partido. Tratando de economizar energías para el futuro, el equipo de Guillermo se fue metiendo atrás y como siempre que lo hace, la defensa perdió solidez, hizo agua por los costados y le llenaron el área de pelotazos desesperados pero siempre peligrosos. A partir de esa situación, la U empezó a llegar esta vez sí con mucho más peligro, y de la mano del ingresado en el segundo tiempo Ramón Fernández, jugando como enganche, el local empezó a generar situaciones de gol que Marchesín fue abortando una tras otra con un muestrario de atajadas espectaculares, hasta que el local llegó al gol. Con el 1 a 0 -faltaban más de  20 minutos por jugarse- una segunda conquista de la U hubiese generado un zafarrancho defensivo innecesario. Lanús lo aguantó. El bochorno fue el penal -y expulsión del arquero chileno- no sancionado contra Pereyra Díaz. Si en un partido definido no se animaron a cobrar semejante patadón, no quiera uno imaginar si tienen que sancionar otro similar en el Morumbí, en contra el San Pablo, en una final…

 Velázquez, la clave para conformar el mejor equipo
Independientemente de esta derrota que no fue tal, sino parte integrante de un encuentro de 180 minutos que ganó 4 a 1, en Lanús todavía no apareció el equipo ideal. O mejor dicho, no encontró el mediocampo de tres jugadores más conveniente para articularse con la línea de fondo y conectarse con la terna ofensiva. El problema de Guillermo, esto ya ha sido señalado, es la banda izquierda del mediocampo. Él confiaba en Ayala para esa posición, pero Ayala cada día juega peor y empieza a evidenciar problemas de perfil que antes no tenía. Pasquini no parece estar a la altura de la necesidad. Ataca como un marcador de punta y defiende como un delantero, deberá mejorar mucho para tener un lugar, y Barrientos no aprueba la exigencia del puesto para la tarea defensiva. El entrenador tiene alternativas para los otros dos lugares de la línea media. Por derecha, Pulpito, Ayala u Ortiz; por el medio, Somoza, Pulpito u Ortiz. Si no logra hacer funcionar en la izquierda al Marciano Ortiz, a Guillermo no le quedará otra que ensayar el cambio más auspicioso que puede hacer: Poner a Maxi Velázquez unos metros más adelante, y poner a Balbi, o a Pasquini, o al que el técnico entienda como el más apto, marcando el lateral. Maxi reúne dos características bien antagónicas. Es su zona de la defensa donde Lanús da más ventaja, no solo porque Maxi no achica bien, sino porque no tiene la ayuda del volante por ese lado, el que todavía Guillermo no encontró, que no es otro que el mismo Maxi, el mejor pase gol del equipo, el jugador del plantel más claro para dejar cara a cara a los delanteros con el arquero rival. Cambio cantado, maestro, con todo respeto. El jarro se agarra por la manija…


Cuando tenga el mediocampo con el equilibrio necesario y pueda acortar las líneas, volverse más compacto, que todos metan y corran igual -tanto para ir como para venir- y se mantengan en bloque, y cuando encuentre el jugador ideal para la banda izquierda, Lanús podrá afrontar las dos competencias con chances serias. Con tanto potencial, con semejantes figuras en gran momento -Marchesín y los cuatro del fondo, Somoza en plenitud, el Pulpito cada vez más jugador, la velocidad de Acosta y Melano, y la brillante participación del pelado Silva, que cada día juega mejor- con un poquito más de perspicacia de parte del entrenador, estará todo dado como para grabar alguno de los dos trofeos del semestre con el nombre y el escudo del club Lanús.

Marcelo Calvente

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